T.4.9.

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Si hay un acontecimiento que, por sus consecuencias y efectos hace temblar al Mundo Sobrenatural, incluido a los mismísimos dioses más poderosos, ese es el enfrentamiento entre dos dragones, más si uno de los dichos dragones es tan majestuoso e impotente como Draig, el Dragón Celestial de la Dominación. Pero esta noche, después de los combates de ayer por la noche y hoy por la mañana, Draig o más bien su portador humano Issei Hyōdō, no iba a luchar contra un dragón, sino contra el descendiente de un caza-dragones, Sayf Al-Tiniyn, y no era el descendiente de un cualquiera, sino de Natsu Dragneel, uno de los mejores Dragon Slayers de la ancestral era de Earthland. Sin dudas, el combate de hoy sería el mejor del Torneo organizado por los Cadres.

Después de que Andrestea e Irina terminaran su combate, a eso de las una y media de la tarde, los Cadres, Arcángeles, Zeus, Ra, Melqart y los combatientes de estos días volvieron a asistir al Mesón del Cuervo, el mejor restaurante de Grigory capital. Fue en el restaurante donde Sayf e Issei nuevamente se vieron desde que Melqart sorteó los combatientes hacía dos días. El egipcio y el japonés se trataban como hermanos: comieron juntos en la mesa ―Raynare y Asia se sentaron a la derecha de Issei mientras que Sayf a la izquierda―, intercambiando anécdotas de sus infancias, vivencias de Sayf como guardaespaldas de Ra o incluso inquietudes que le empezaban a surgir a Issei acerca de su propio ser en la facción abrahámica. Sayf se las intentaba responder como medianamente podía, pero no era el egipcio el más adecuado para responderlas.

Terminados de almorzar en el Mesón, era el momento de descansar por la tarde para combatir luego a la noche. Los Cadres se marcharon a sus casas en el barrio del Mekom-Heskemim, los Arcángeles al Sexto Cielo, los exorcistas al Quinto Cielo, Issei y las chicas a su apartamento, mientras que Sayf quiso estar con Issei esa tarde. Cuando el grupo de Issei y las chicas llegó a la casa, Adnigkukuda les recibió con un postre que ella misma había cocinado ―no se diga con la ayuda de su madre Namtaga que se había pasado por allí mientras los Cadres almorzaban―. El postre en sí eran trufas de dátiles cubiertas por una pasta de leche, miel y queso para untar. Estas trufas se servían a temperatura ambiente en un bol junto con tacitas de té o café.

Cuando Issei vio a la súcubo de piel violácea recibiéndoles con un bol de postres y tazas de té, se sorprendió justamente. Era la primera vez que la ereshim, esto es descendiente de Ereshkigal, un sinónimo de súcubo e íncubo; hacía algo por ella misma, sin arrastrar a Asia o a Raynare a que lo hagan por ella. ¿Cuál era el motivo, por muy oculto que estuviera, que la empujó a ello? Adnigkukuda no tardaría en decirlo a Issei y a sus chicas, junto con un Sayf que veía los postres haciéndosele la agua la boca. Sentándose todos en el sofá, Adnigkukuda fue la primera en hablar.

―Tomad todo lo que queráis, esta noche es vuestra pelea y debéis ir bien alimentados. ―dijo Adnigkukuda acomodándose en el regazo de Issei, para la molestia de Raynare y Asia, quienes hicieron un lindo puchero.

―Gracias, joven súcubo. ―reconoció Sayf respetuosamente a la ereshim, llevándose a la boca una de las trufas. ―Sin duda necesitamos energías para le pelea de esta noche. ―manifestó sonriendo el egipcio, invocando una llama en sus dedos, formando la palabra "ٱللَّٰه‎" (Dios) en su mano derecha.

[Dyna fel y mae. Rwy'n gobeithio wynebu prentis Igneel, rhowch frwydr dda i mi heno.] ―rugió Draig desde la gema esmeralda que solía aparecer en el dorso de la mano diestra del castaño japonés. (Así es. Espero enfrentarme al aprendiz de Igneel, que me des una buena pelea esta noche.)

La tarde pasó en la casa de Issei y las chicas. Mientras merendaban, el castaño le preguntó a la súcubo porqué había hecho ella la merienda y no había esperado a que él y a las chicas. La hija de Namtaga le replicó que ella estaba deleitando a su novio, haciéndole la tarde previa a la pelea lo más placentera y agradable posible para el castaño. El japonés de incomodó por lo dicho por la súcubo, ¿por qué una mujer sobrenatural, con todo el poder mágico que algunas llegaban a poseer, se ponían en una posición tan sumisa? Issei quiso preguntarle, pero Draig salió a aclararle las dudas a su portador.

El Dragón Carmesí De Grigory. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora