T.3.19

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Todo estaba listo para el sacrificio que estaba a punto de cometerse en honor al regreso de Lilith: el Sumo Sacerdote vestía su túnica blanca con su larga barba canosa, su báculo que indicaba que era el Sumo Sacerdote a su diestra, mientras presidía la sala daba órdenes a sus lacayos para que fueran preparando el sacrificio: la daga ceremonial, las velas de fuego fatuo, la mesa de autoridades donde el Sumo Sacerdote bebería la sangre de las víctimas y Lilith comería el corazón aún palpitante de los sacrificados mientras que el resto del cuerpo sería repartido entre los asistentes.

Los demonios que habían asistido rodeaban la gigantesca estatua de Satán que el Sumo Sacerdote había traído desde el Templo Mayor, que se encontraba a pocas cuadras del Palacio. Todos, independientemente de edad o sexo, rezaban fervorosamente por las más diversas cosas: riqueza, fertilidad, fortuna... Todos vestían sus mejores galas, de riguroso negro, demonios y diablesas, al igual que Lilith, con su traje sedoso negro y los Grandes Reyes del Inframundo. El satanismo era una religión pública, cuanto más se manifestara la espiritualidad y religiosidad del demonio o diablesa, más respetado sería. Por eso a todos extrañó que la Duquesa Gremory y la Princesa Sitri estuvieran presentes allí, en la lejanía, las dos juntas tomando una copa de vino, como si el satánico ritual que estaba por iniciar no existiera.

Mientras que los demonios y diablesas congregados rezaban y el Sumo Sacerdote ultimaba los preparativos, Issei y las chicas habían sido desnudados, quedando únicamente en paños menores, atados de pies y manos y vigilados constantemente por la Guardia Personal de Sirzechs. El sacrificio de los prisioneros de guerra es algo muy común en la religiosidad demoníaca, sacrificándose. normalmente, el corazón a una estatuilla de Satán, siendo comido por el sacerdote de turno y repartiendo la sangre entre los fieles. En el caso de hoy, las Sacred Gears serían repartidas mediante sorteo entre los distintos Pilares. 

Una vez terminados los preparativos, el Sumo Sacerdote pasó al frente de la multitud, la cual se había sentado en el suelo sobre una alfombra negra que tenía en una bellísima caligrafía "መለኮት አንድ ብቻ ነው ይህ ሴጣን ነው ሉዝቤል ደግሞ ነብዩ ሰለላሁ አለይሂ ወሰለም ነው።" es decir, "Sólo hay una Divinidad, ésta es Satán y Luzbel es su Profeta, la Paz sea con Él". Esta caligrafía rodeaba las esquinas de la alfombra y en el medio de ésta una estrella satánica gris decoraba la alfombra. Al frente de ésta estaban los Grandes Reyes del Inframundo y Lilith en el orden de izquierda a derecha: Sirzechs, Serafall, Lilith, Ajuka y Falbium. Un carraspeo de garganta y el clérigo más importante del satanismo habló.

—Hermanos Lilim, estamos hoy aquí reunidos para celebrar todos juntos en plena igualdad, como siempre quiso Luzbel -La Paz sea con Él-, el satánico oficio. —empezó a pronunciar el Sumo Sacerdote con un tono de voz solemne. 

—Como ya sabréis hoy ha sido traída de vuelta desde la Muerte nuestra Madre y Señora, Princesa de Uruk, Lilith, Esposa de Luzbel -La Paz sea con Él- y Emperatriz de nuestra gloriosa Raza. —dijo mirando a la multitud, a la cual se le encendieron los ojos de alegría al escuchar el nombre de Lilith de los labios del Sumo Sacerdote. La Emperatriz se levantó y saludó a la multitud en un gesto simple, un saludo y una sonrisa. Todos los demonios empezaron a susurrar alegres al ver el rostro de su Emperatriz.

—Es por eso que Satán exige un sacrificio acorde a tan gran milagro que nos ha concedido a sus fieles. Un sacrificio de tal magnitud que sea digno para la Emperatriz. Un sacrificio tal que vea que sus hijos se alegran de tenerla de vuelta en su trono. —expresó el Sumo Sacerdote abriendo sus brazos a lo largo como si fuera a dar un abrazo a sus feligreses, los cuales escuchaban atentamente lo que decía el de pelo canoso.

Se dio la vuelta y tomó la daga ceremonial para hacer un corte superficial en su mano, derramando un poco de sangre, la cual fue vertida en una copa ceremonial. La sangre fue mezclada con vino y este líquido fue bebido por el propio Sumo Sacerdote, los Grandes Reyes y Lilith, en ese orden. Una vez hecho, limpió la copa y cortó esta vez una herida leve en la mejilla de Lilith, la sangre que caía fue otra vez mezclada con vino y fue derramada sobre los pies de la estatua de Satán. Todo esto mientras que los fieles estaban de rodillas besando la alfombra y rezando en voz baja. 

El Dragón Carmesí De Grigory. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora