2.

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Issei Hyōdō estaba atónito, sin palabras. ¿El era qué? ¿El Sekiryūtei? ¿Qué se supone que signifique eso?
Issei no dudó en preguntar a Yūma. Había comprendido, solo hasta cierto punto, que el grupo de personas que tenía enfrente no eran humanos: eran ángeles caídos, tenían plumas negras, a su parecer hermosas, como la noche misma. Pero ese título era muy extraño. ¿El Emperador Dragón Rojo?

-Disculpa Yūma-chan pero, ¿qué se supone que soy? -preguntó incrédulo el castaño a su "novia".

-Issei-kun, si quieres saber más acompáñanos a la iglesia de las afueras de Kuoh. Allí te explicaremos todo, absolutamente todo lo que quieras saber. ¿Vale? -le respondió Raynare con un tono suave y comprensivo. Ella sabía que para el joven castaño era un shock enterarse de todo el mundo sobrenatural, pero ella tenía la firme creencia de que si se lo explicaba ella con suavidad, quizás y solo quizá lo acepte y decida unirse a ellos.

Así que el grupo de Raynare junto con Issei fueron a la iglesia a las afueras de Kuoh, dicha iglesia llevaba casi 80 años sin usarse, aunque fuese construida hace 400 años.
Fueron a la iglesia cogidos de la mano, dándole Raynare a Issei confianza, diciéndole a Issei que todo saldrá bien si él la acompañaba en todo momento.

Tras estar media hora andando al fin llegaron a la vieja iglesia. Estaba en un estado de decadencia: las columnas que dividían la iglesia en tres naves están agrietadas y alguna estaba a punto de venirse a bajo. El altar, por extraño que parezca, estaba intacto. Las vidrieras que mostraban escenas de la pasión de Cristo y algún que otro Santo estaban rotas. Los bancos para sentarse estaban desperdigados por toda la iglesia. La pila bautismal estaba seca.

Cuando llegaron Issei se sentó en el primer banco, justo delante del altar, donde se colocaron Raynare y sus compañeros para poder explicar y revelar el secreto de este mundo a Issei.

–Issei-kun, ahora debes de estar atento a lo que yo y mis compañeros te vayamos a explicar, ¿de acuerdo? –ordenó Raynare a Issei, a lo que este afirmó pero no sin antes preguntar.

–Supongo que Amano Yūma no es tu nombre, ¿no? Entonces, ¿cuál sería tu nombre? –preguntó Issei a Raynare y a sus compañeros.

–Mi nombre es Raynare y mis compañeros son Kalawarner. –señalando a la peliazul que vestía una gabardina burdeos. –Mitelt, –señalando a la pequeña niña rubia vestida de sirvienta. –y Donasheek. –dijo señalando al hombre vestido como alguien salido de la década de los años 20 del siglo pasado.

–¿Así que Raynare eh? ¡Te llamaré Ray-chan! –el castaño estaba muy alegre por ese mote cariñoso. Raynare estaba que se moría de la vergüenza mientras que su compañeros se estaban riendo descaradamente de ella.

–Bueno, ahora que nos hemos presentado como realmente somos, es hora de que estés atento. Al principio, durante lo que los humanos llamáis Paleolítico, los seres sobrenaturales o cosas sobrenaturales como la magia no existía, simplemente no lo habíais descubierto. Con la invencion de los cultivos y la ganadería y el consecuente sedentarismo, el hombre descubrir la magia, pero aún no había seres sobrenaturales. Esta época la llamamos lo seres sobrenaturales "Earthland". Que duró aproximadamente desde el 10.000 a.c hasta el 4.000 a.c.

–¿Y por qué los prehistoriadores y antropológos no han descubierto restos de magia? –cuestionó el Sekiryūtei poniendo un dedo en su barbilla.

–No han descubierto restos de magia porque la magia no se fosiliza, no es un ser vivo ni una piedra. Es algo inmaterial. –explicó Donasheek mientras formaba una lanza de luz azul y la volvió desaparecer.

–Bueno, prosigo. ¿Qué pasó en el 4.000 a.c para que se pasase de etapa? Pues que nació el primer ser sobrenatural: An o Anu, dios del Cielo en la mitología sumeria. Después de él nacieron muchos otros dioses: Zeus, Endelovico, Thor, Amaterasu, etc. Pero vamos a centrarnos en la mitología sumeria. An y los demás dioses sumerios tenía a unos mensajeros, los llamados Annunaki. Estos eran seres con cuatro alas que enviaban mensajes entre la mitología sumeria y las demás mitologías, incluyendo también a los humanos. Uno de estos mensajeros era muy poderoso y astuto: se llamaba El.

El Dragón Carmesí De Grigory. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora