T.4.3.

184 34 28
                                    

Issei, Raynare y Asia habían regresado del Séptimo Cielo tras la resurrección de la Madre de Yeshúa y el regreso de los Arcángeles y Cadres que faltaban, Zadkiel, Jofiel, Camael, Tamiel y Sahariel. Raynare sintió un regocijo inmenso en su corazón cuando vio como el Hijo de Elohim se abalanzó contra su madre humana. La ángel caída de pelo azabache y ojos amatista hacía tiempo que no veía a su madre. Siendo sinceros, no tenía una buena relación con su madre, ni con su padre para más inri. En cuanto a Asia, ella nunca había conocido a sus padres, la habían dejado en una canasta a las puertas del convento de Florencia. Sus hermanas de convento nunca le dijeron cómo eran sus padres. 

Por eso les sorprendió de sobremanera a ambas que Issei Hyōdō, un chico que, aunque amable y dispuesto a pelear hasta la extenuación por lo que él considerada correcto, nunca hubiera hablado de su familia, ni de sus padres, ni de si tenía hermanos o familiares cercanos, nada. Para los abrahámicos, Issei Hyōdō, el actual Sekiryūtei, era un chico sin familia ni pasado conocido. Pero eso no incomodaba al castaño, es más, había encontrado una familia en la facción abrahámica: Kokabiel, se había convertido rápidamente un padre para el nipón, así como Mitelt una hermana pequeña, Sayf un hermano mayor, o Akeno una hermana mayor. María bat Yehoyaqim, la Madre de Yeshúa, se volvió en cuestión de un momento, en una madre. 

Cuando al fin llegaron al apartamento en Grigory, Adnigkukuda estaba recostada en el sofá, pasando canales en la televisión, aburrida. Ella no sabía cocinar, ni quería aprender a ello, por lo que estaba esperando a su "novio" y a sus parejas para que le hicieran la cena. Entraron por la puerta los susodichos y, viendo el panorama de una súcubo arremolinada y sin ganas de hacer nada, suspiraron los tres. ¡Si que sería duro tenerla como compañera de piso mientras no tuviera casa! Asia, con toda la paciencia que pudo tener, se acercó a Adnigkukuda.

―¿Qué te gustaría cenar Adnig...? ―intentó pronunciar la rubia italiana el nombre de la súcubo. 

―Lo que ustedes cenéis. ―dijo así sin más la súcubo de piel purpura a la rubia, la cual dio un ligero berrinche por la apatía de la respuesta de Adnigkukuda. 

Ignorando la apática respuesta de la súcubo, Raynare y Asia se pusieron a preparar la cena de hoy, mientras que Issei y Adnigkukuda se sentaron en el sofá a esperar la cena. Mientras que seguían esperando, la súcubo de dulcísima voz le enseñaba al castaño algunas palabras en su idioma natal, cosa que Issei acogía gustoso, pues nunca estaba de más aprender cosas nuevas. 

―¿Entonces, "Sekiryūtei" en tu idioma es Mušlugalsa? ―cuestionó Issei recordando cómo lo llamó cuando llegó hace unos días a la casa. 

―Así es. Muš significa algo así como lagarto o serpiente. ―aclaró Adnigkukuda al castaño, quien comprendió lo dicho por la súcubo. ―Lugal es Señor o Rey y el sufijo "sa" denota que es rojo. Por lo tanto, mušlugalsa significa algo así como "La Serpiente o Lagarto Rey que es de color Rojo". ―terminó por explicar la súcubo oliendo la cena. Ya pronto habría que comer. 

[Rwy'n hoffi sut mae'n swnio!] ―rugió Draig alegre, haciendo aparecer su gema esmeralda en la mano de Issei. (¡Me gusto cómo suena!)

―Y a mi también aibō, jajaja. ―rio entre dientes Issei a lo dicho por su compañero dragón rojo. Adnigkukuda sonrió complacida y se levantaron para cenar. 

Se sentaron en la mesa a cenar los cuatro, Issei, Raynare, Asia y Adnigkukuda. Esta vez había sido Asia quien preparó el plato principal, unos conchiglioni italianos con carne y crema hecha de queso y nata. Además de una ensalada con nueces, tomates, queso fresco, salpimentada y con un toque de vinagre. El postre fue cocinado esta vez por Raynare, rugelakh, un pastelito en forma de croissant de origen judío relleno de nuez y de chocolate en este caso. Cenaron a gusto los cuatro, compartiendo vivencias y alguna que otra anécdota, como si la tensión debido a la presencia de la súcubo se hubiera, si no disipado, sí disminuido en gran medida. 

El Dragón Carmesí De Grigory. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora