Ser mejor amiga de Scorpius Malfoy fue de las mejores cosas que le pasó en la vida.
Conocer a su padre fue su perdición.
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Fecha de publicación: 17/09/2021
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𝓔 | ESME STANFORD
—Me gusta más la práctica que la teoría mi trasero.—Albus se quejó.—Hermano, tu papá es un idiota.
Scorpius bufó, antes de levantarse de su asiento para caminar a uno de los estantes de la biblioteca.
Albus, Rose, Scorpius y yo nos encontrábamos intentando avanzar el ensayo de cuatro planas sobre cada puto detalle de la magia no verbal.
Claramente, el señor Malfoy había arruinado mi clase favorita.
—Sólo cállate y sigue escribiendo, tengo sueño.—Gruñó Scorp, mientras hojeaba varios textos y los volvía a dejar en su lugar cuando veía que no le servían.
—Y para el viernes - ¿qué clase de persona da un trabajo de este tamaño para hacerlo en dos días? Encima es la primera semana-
—¡Merlín, Albus! ¿Puedes callarte un segundo y hacer algo? ¡Llevas media hora quejándote!—Rose exclamó, golpeando el libro sobre la mesa, y causando que ambos saltemos del susto.
—¡Shhhhh!—Se escuchó desde lo lejos.
Suspiré, dejando mi pluma a un lado y moviendo mis manos para calmar el dolor de mis dedos causado por tanto escribir.
—Lo odio.—Susurré, sin ganas de escribir una palabra más sobre el pergamino.
Llevábamos apenas la mitad escrita, y parecía imposible encontrar toda la información que nos había pedido.
—¡Ajá!—Exclamó el platinado con felicidad, antes de llegar a nuestro lado y dejar un libro sobre la mesa.
Rose sonrió al verlo, y comenzó a hojear rápidamente las hojas de él.
Arrugué mi nariz cuando un poco de polvo saltó hacia mí, hasta que finalmente solté un estornudo.
—Joder.—Murmuré, mientras Albus me miraba divertido.
—Bueno, acá está todo lo que necesitamos. Sólo debemos cambiar las palabras para que no se note que lo hicimos juntos.—Explicó la pelirroja.
Bostecé, refregándome suavemente los ojos para luego estirarme.
Sería realmente una larga noche.
Rose y Scorp ya habían terminado sus trabajos, mientras que yo aún estaba afinando los últimos detalles - incluso me estaba pasando una plana más de la que el profesor nos había pedido. Pero, mejor que sobrara a que faltara, ¿no?
—Esme, ya anotaste todo lo necesario, ¡es casi toque de queda!—Rose se quejó, guardando rápido sus libros. Scorp la imitó, y Albus se quedó sentado y quieto a mi lado.
—Vayan, yo veré cómo me escabullo.—Dije rápidamente. Necesitaba dejarlo hecho esa misma noche, pues me daba pereza terminarlo al día siguiente.
