Ser mejor amiga de Scorpius Malfoy fue de las mejores cosas que le pasó en la vida.
Conocer a su padre fue su perdición.
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Fecha de publicación: 17/09/2021
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𝓔 | ESME STANFORD
—Mierda, mierda, mierda, mierda —comencé a murmurar, recogiendo mis cosas rápidamente.
—Si comienzas a decir groserías no te va a apresurar de ninguna manera-
—Cállate, ¡ahora debo escabullirme por todo el castillo porque no quisiste despertarme! —le exclamé, abriendo la puerta de su habitación para encaminarme a buscar los zapatos que había dejado tirados a un lado del sillón.
Lo escuché bufar mientras me sentaba en el sofá, desabrochando mis botines y poniéndolos en mis pies con rapidez. Miré hacia la figura de Draco, la cuál se había asomado por la puerta de su dormitorio, con una mirada divertida en su rostro.
—No es el fin del mundo. Son las seis de la mañana, no hay razón para que te apresures.
Rodé los ojos ante su tono calmado, y me tomé unos segundos para admirar su figura. Ambos nos habíamos dormido con la misma ropa que usamos ayer en la cena, y su cabello estaba desordenado. Lo vi bostezar, mientras cerraba sus ojos y apoyaba su cabeza contra el marco de la puerta.
—Bueno, pero necesito mi tiempo para ir escondiéndome de pasillo en pasillo sin que ningún profesor me encuentre rondando tan temprano.
—¿Y cómo van a saber que vas de vuelta a tu sala común, y no saliendo de ella?
Lo miré incrédula cuando acabé de ponerme mis botines, y me paré del asiento rápidamente, agarrando mi bolso y colocándolo sobre mi hombro.
—Tú no eres el que recibirá un castigo.
—Pero tú recibirás uno si no vienes a despedirte de mí —lo vi sonreír descaradamente, mientras se mordía su labio inferior.
No pude evitar soltar una risa, rodando los ojos antes de caminar rápidamente hacia él y darle un corto beso en su mejilla. Lo escuché gruñir ante esto, mientras alcanzaba con rapidez la caja de chocolates y mi varita que descansaba sobre su escritorio.
—Oye, eso no-
—¡Lo pasé bien ayer, adiós! —me despedí riéndome, y cerrando la puerta tras de mí mientras corría hacia la salida del salón.
El frío de inmediato causó escalofríos en todo mi cuerpo, y vi como vapor salía de mi boca cuando respiré con profundidad. Me froté mis manos intentando calentarme un poco, mientras miraba por ambos lados del pasillo antes de correr en dirección a mi sala común.
Dormirme en los brazos de Draco Malfoy había sido una de las mejores sensaciones en mi vida, y despertar en ellos fue algo mejor.
Esa rara sensación en mi estómago no se iba cada vez que pensaba en él, y ni mencionar lo que sentía cuando lo tenía a mi lado. La cita que habíamos disfrutado la noche anterior definitivamente había sido una experiencia linda, y me daba pena pensar cómo es que nadie me había invitado a una antes.
