Ser mejor amiga de Scorpius Malfoy fue de las mejores cosas que le pasó en la vida.
Conocer a su padre fue su perdición.
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Fecha de publicación: 17/09/2021
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𝓔 | ESME STANFORD
Bajé corriendo las escaleras de la Torre Ravenclaw cuando eran las doce y cuarto. Me había despertado hace veinte minutos, y claramente no había alcanzado a arreglarme como me hubiese gustado.
Tampoco era necesario, sólo era una salida con Isaac y listo.
Salida de amigos.
Me repetí eso varias veces mientras caminaba entre varios estudiantes que claramente iban camino a Hogsmeade, como la mayoría en un día sábado cualquiera.
—¿Esme? No sabía que ibas a Hogsmeade —la voz de Albus me hizo girar mi rostro. Estaba al lado de Jacob, el cuál me sonrió de inmediato.
Ambos estaban vestidos con ropa de invierno, lo cuál era completamente entendible. La nieve seguía cayendo como a principios de diciembre, y eso realmente me encantaba.
Pero recordando la nieve también me acordaba de aquella vez que Draco y yo nos comenzamos a lanzar bolas de nieve.
¿Por qué todo me tenía que recordar a él?
Esperaba que el día de hoy realmente me despejara un poco de él. Sólo un día, era lo único que pedía.
—Hola. Sí, iré a almorzar con Isaac. ¿Y ustedes? —dije apresuradamente, llevando mi mirada hacia el pasillo que llevaba a la entrada del Gran Comedor.
Vi a Jacob golpear sutilmente a mi amigo en el brazo.
—Pero si te dije —frunció el ceño, a lo que mi amigo rodó los ojos.
—¿Una cita? —siguió interrogándome, mientras agarraba la mano de su novio y las entrelazaba.
—No. Saldremos como amigos, y ya me debo ir. Nos vemos por la tarde, ¿sí? —traté de quitármelo de encima lo más pronto posible—. Adiós, Jacob.
—Adiós Esme —me sonrió, agitando su mano libre en modo de despedida, mientras Albus abría la boca nuevamente para hablar.
—Pero-
—¡Adiós! —grité, antes de comenzar a caminar rápidamente, en busca del castaño que supuestamente tendría que estar esperándome.
Pedí permiso a varios estudiantes, ganándome varias maldiciones de sus partes, la cuales ignoré hasta llegar a la puerta del lugar.
Isaac estaba apoyado en la pared, hablando con uno de sus amigos Hufflepuff con los que siempre andaba cuando no estaba con nosotros.
—Lo lamento, llegué tarde —me lamenté de inmediato, ignorando por completo al chico que estaba a su lado.
Lo vi sonreír cuando me miró, diciéndole algo al chico a su lado mientras asentía con la cabeza hacia él. El chico de inmediato sonrió, dándome una mirada antes de irse.
