Ser mejor amiga de Scorpius Malfoy fue de las mejores cosas que le pasó en la vida.
Conocer a su padre fue su perdición.
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Fecha de publicación: 17/09/2021
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𝓓 | DRACO MALFOY
Me encontraba sentado con una expresión aburrida en mi rostro, esperando que mis alumnos entraran para la última clase del día.
Miré el primer puesto frente a mí; ese puesto en el que Esme siempre se sentaba junto a Scorpius - o al menos desde que dejó de hablarse con la chica Granger. Suspiré, preparándome mentalmente para otro día, aguantando su indiferencia.
Definitivamente no tenía ganas de pelear hoy, había tenido demasiado trabajo durante la semana, sin considerar todo el estrés que me trajo el tema de hacer clases de aparición desde marzo.
Seguía preguntándome por qué me habían elegido para eso. ¿No tenían como... unos cincuenta magos más para hacer cosas así?
O simplemente querían ahorrarse el tema del hospedaje en Hogwarts. Sí, las personas de finanzas suelen ser algo tacañas, lo sé porque lo había visto demasiadas veces.
Negué con la cabeza, levantándome de mi escritorio mientras notaba que las primeras personas comenzaban a entrar. Anoté rápidamente las páginas del libro que entrarían en la lección, junto con un pequeño resumen de lo que haríamos después.
No tenía ganas en absoluto de andar ayudando a mis alumnos a corregir y mejorar su técnica, pero tenía que hacerlo de todos modos. Era mi trabajo después de todo.
Mi mirada fue al libro que tenía en mi mano, y noté que tan solo quedaban dos semanas para que repasara el patronus con esta clase.
Sí, le había enseñado a unos niños la vez anterior, pero no tenía que exigirles aún que fuera un patronus corpóreo; eso apenas comenzaba a verse en sexto año.
Y ahora, bueno, definitivamente tenían que tenerlo perfeccionado casi al cien por ciento.
Me preguntaba cuál era el patronus de Esme. ¿Sería algo relacionado conmigo?
Bien, ya estaba hablando estupideces.
Cerré los ojos, antes de quitarme la túnica que llevaba encima mío y remangaba las mangas como de costumbre. Me acomodé mis gafas sobre mi rostro, antes de girarme para ver a casi todos los estudiantes ya sentados en sus puestos correspondientes.
Pero claro, fruncí el ceño de inmediato al ver que ni Albus, Scorpius o Esme estaban ahí.
Quizás se habían retrasado, no era la primera vez que pasaba, definitivamente.
Pero hoy sí que les daría detención a los tres. No podía dejar que mi hijo sintiera que podía llegar a la hora que le plazca sólo por el hecho de que yo era su padre.
No lo había criado así.
—Bien, como de costumbre, acá dejé anotadas las páginas necesarias de sus libros de texto para lean en silencio. Yo asumo que el hechizo de protección se lo saben de memoria, pero de todos modos debo asegurarme de que lo tengan manejado a la perfección —hice una pausa, cruzándome de brazos mientras tenía la atención de todos sobre mí—. Les recuerdo que sus EXTASIS se acercan cada vez más, y no me gustaría que ninguno de ustedes quedase fuera de lo que desea estudiar.
