𝓬. 069

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【 𝓐. 069

𝓔 | ESME STANFORD

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No había dormido nada — había sido completamente imposible con toda la culpa carcomiendo hasta lo más profundo de mi ser. No sabía qué hora era, pero estaba segura de que para estas alturas, Draco probablemente ya estaba levantado.

Miré la puerta un largo rato mientras estaba acostada con mi ropa puesta, sin saber qué hacer. Sabía que Albus seguramente seguía dormido junto a Jacob, y claro, no tenían ni la más mínima idea de lo que había ocurrido la noche anterior.

Caminé al baño del dormitorio por décima vez desde que había llegado, y me miré al espejo. Mi cabello estaba completamente desordenado, mi maquillaje corrido y claro, mis ojos hinchados como si una abeja hubiera picado cada uno de mis párpados.

La cabeza me dolía como nunca, y sabía que se debía a que había llorado por lo menos unas cuatro horas seguidas — no fue hasta que me sentí lo suficientemente tonta por andar lloriqueando que finalmente me detuve.

Mojé mi rostro y amarré mi cabello con una liga, antes de volver a acostarme.

¿Qué iba a hacer? Se suponía que llegaría hasta en un par de días más a casa, y mi madre obviamente haría preguntas muy intrusivas cuando viera mi rostro.

Mi mirada estaba puesta en un punto fijo de la habitación, por lo que me exalté cuando la puerta se abrió repentinamente, dejando ver una porción del cuerpo de Draco.

De inmediato me acomodé sobre la cama, viendo que en sus manos traía una pequeña bandeja con un vaso de agua y un vial — que sabía era para el malestar general.

Sentí cierto alivio al tenerlo a mi lado, pero la inmediata preocupación me invadió cuando vi un moretón en su mejilla con un pequeño corte que ya lucía algo cicatrizado.

Pero las imágenes de Scorpius golpeando directo en la cara a Draco el día anterior llegaron a mi mente como un golpe, causando que las ganas de llorar me invadieran de inmediato.

Cerró la puerta detrás de él, antes de caminar hacia mí para dejar la bandeja en la mesa de noche, y tomar asiento a mi lado.

Se quedó en silencio, y su mano se posó sobre uno de mis tobillos para darle un pequeño apretón antes de mirarme.

Vi que una sonrisa triste se asomaba en sus labios, lo que me hizo acercarme de inmediato a él, pasando mi dedo pulgar por la herida y ganándome otra sonrisa cansada de su parte. No sabía qué decir, y se notaba que él menos tenía idea de cómo iniciar una conversación en un momento así.

—El anillo familiar es bastante punzante, al parecer —murmuró, en un intento de explicar el corte en su mejilla—, pero ya sanó, no fue nada.

—¿Has sabido algo? —pregunté sin rodeos, a lo que él asintió.

Alluring | Draco Malfoy ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora