Ser mejor amiga de Scorpius Malfoy fue de las mejores cosas que le pasó en la vida.
Conocer a su padre fue su perdición.
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Fecha de publicación: 17/09/2021
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𝓔 | ESME STANFORD
—¿Ya te vas, Esme? —vi a Jade con el ceño fruncido, sentada entre Albus, Jacob y Scorpius.
Habíamos estado toda la tarde jugando cartas; y era impresionante cómo nadie se enojaba aún.
—Sí, Isaac me está esperando en mi sala común —me encogí de hombros, pasando mi bolso sobre mi hombro.
Vi a Albus alzar una ceja, mientras Jade rodaba los ojos sin decir nada. Era clarísimo que a ella no le agradaba, pero tampoco me decía nada por juntarme con él. Scorpius estaba enfocado en las cartas de su mano, sin siquiera prestar atención a lo que ocurría a su alrededor.
Me despedí de ellos simplemente sacudiendo mi mano, y el único que se despidió de mí con una sonrisa fue Jacob.
Era probablemente porque llevaba toda la semana pasando mi tarde junto a Isaac. A veces estudiábamos, y otras veces simplemente nos quedábamos conversando hasta tarde en mi sala común. Se iba casi al toque de queda, por lo que de una manera u otra, nos habíamos acercado demasiado en esa semana.
Mis intentos de llenar el vacío que sentía ante la ausencia de Draco se volvían cada vez más tontos; y sabía que usar a Isaac de esa forma no era correcto, pero por lo menos me mantenía con la mente despejada la mayor parte del día.
Tampoco era como si fuera a besarlo. Definitivamente no tenía ganas de besar a ninguna otra persona que no fuera él. Simplemente se sentía mal.
Suspiré profundamente, recordando las dos clases que había tenido con él en la semana. De vuelta a lo mismo; su indiferencia me mataba por completo. Era impresionante cómo podía actuar como si nada sucediera en absoluto.
Excepto cuando noté que su mirada había ido a mi cuello; no me había quitado el collar que me había dado como regalo de navidad, era demasiado hermoso como para siquiera pensar en sacarlo.
Además, era como tener una parte de él conmigo, aunque sonara algo ridículo.
No dejaba de pensar en él. Todo me recordaba a él. Mi pecho sufría un dolor constante, como una estaca apretando hasta lo más profundo dejándome sin aire.
Era mucho más sofocante que estar con él.
Jamás pensé que hacer lo correcto dolería tanto como lo hacía ahora.
Tuve mis momentos de llanto, sí. Jade me había acompañado en mi habitación martes y miércoles, después de que le contara con más detalles todo lo que había sucedido. Era impresionante cómo estaba tan dispuesta a escucharme sin juzgarme en absoluto; definitivamente agradecía que alguien como ella llegara a mi vida.
En cuanto a Albus, no había tenido el momento adecuado de explicarle con mayor detalles todo lo que había sucedido entre Draco y yo.
Le había contado lo básico. Nos besamos, comenzamos algo, y luego terminamos. Y claro, con eso se conformó; no necesitaba que entrara en demasiados detalles como para darse cuenta que él realmente me gustaba.
