Ser mejor amiga de Scorpius Malfoy fue de las mejores cosas que le pasó en la vida.
Conocer a su padre fue su perdición.
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Fecha de publicación: 17/09/2021
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𝓔 | ESME STANFORD
Las clases de la mañana del viernes habían sido agotadoras. Con las prácticas en la clase del señor Malfoy, y mi clase electiva de Herbología en plantas medicinales (la cual tomaba sin ninguno de mis amigos, ni siquiera Rose, que supuestamente quiere estudiar eso), había quedado completamente agotada.
También, había recibido una carta de mi madre, preguntándome cómo mi papá había reaccionado cuando rechacé su invitación. Decidí que sería mejor responderle al otro día si no quería terminar recibiendo una carta similar por parte de ella. Porque sí, seguía furiosa y herida.
Ahora mismo me encontraba recostada en mi cama, intentando dormir un poco para olvidarme de mis problemas por un par de horas - pero como dije, era un día horrible, y nada me estaba saliendo bien.
Había desayunado casi nada, y al almuerzo sólo habían cosas que no me gustaban. Parecía que el mundo estaba en mi contra ese día.
—¡Levántate! Tenemos cosas que llevar a la cabaña, ¡vamos! —La voz de Scorpius interrumpió mi plácida siesta después de que las clases terminaran.
Sí, había olvidado por completo que habíamos planeado celebrar mi cumpleaños hoy de la tarde a la noche. Por más que intenté convencerlos de quedarnos en mi dormitorio a beber y comer, insistieron con que querían hacer algo más "especial" por mis 19 años.
Recordé de inmediato el hecho de que había acordado ir a la oficina del señor Malfoy el día anterior, y gruñí internamente al darme cuenta que tendría que pasar a avisarle que no iba a poder asistir a su oficina a recuperar el día perdido, y lamentablemente no iba a poder disfrutar de su presencia el día de hoy.
—Nunca me dejas dormir, te odio —gruñí, levantándome de la cama mientras estiraba mis brazos bostezando.
—No es mi culpa que duermas como oso querida Esme. Ahora apresúrate, antes de que a Rose le de un ataque de nervios —me apresuró, mientras alcanzaba mis zapatos del suelo y los lanzaba a un lado de la cama.
Me había tomado la poción la noche anterior, y había dormido bien, pero al parecer sólo era perezosa y mis siestas de la tarde no eran a causa de mi insomnio.
—Tú apúrate, y te esperamos fuera de la cabaña de Hagrid —dijo, antes de despedirse con su mano y desaparecer por la puerta.
No le había alcanzado a decir que tenía que pasar a un lugar antes, pero bueno. Tendrían que esperar.
Agarré mi bolsa con alguna ropa de cambio, en caso de que fuera necesario. Sabía que probablemente nos quedaríamos a dormir en la cabaña escondida dentro del bosque, y la última vez había dormido muy incómoda con la ropa que había usado durante el día.
