Ser mejor amiga de Scorpius Malfoy fue de las mejores cosas que le pasó en la vida.
Conocer a su padre fue su perdición.
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Fecha de publicación: 17/09/2021
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𝓔 | ESME STANFORD
Se había cumplido una semana desde el incidente - y sí, sigo hablando de eso, porque ya no estaba apenada, ni avergonzada.
Estaba furiosa.
El hecho de que las personas ignoraran las cosas que sucedían en sus vidas me hartaba. ¿Cómo podían simplemente seguir adelante sin solucionar los problemas que tenían en sus vidas primero?
Me irritaba el hecho de que Draco estaba haciendo exactamente lo mismo. Mejor hubiese sido que me ignorara, que me mirara feo - no sé, algo. Pero su expresión hacia mi era completamente neutra. Como si no le hubiese afectado en lo más mínimo todo lo que sucedió.
También me daba rabia el hecho de que no podía entender algunas de las cosas que había en el libro que me había regalado. Era una tortura sentir que lo necesitaba en cualquier sentido.
El miércoles en su clase, había sido una literal tortura tener que sentarme en el primer puesto. Ahí estaba él, muy relajado sobre su asiento, como si nada. Como si todo en su cabeza estuviera perfecto. Era realmente estresante.
Quería gritarle, golpearlo, algo.
Y así fue toda la semana.
En los pasillos, en el Gran Comedor, incluso cuando se acercaba a saludar a Scorpius mientras estábamos todos juntos.
Lo odiaba, definitivamente.
Hoy era viernes, y nos encontrábamos casi a la mitad de la clase escuchando atentamente cómo el hombre platinado nos explicaba algo que realmente no estaba prestando atención.
—Deja de fruncir el ceño, te vas a arrugar joven —la voz de Albus me sacó de mis pensamientos, a lo que yo simplemente rodé los ojos.
—Cállate. No quieres hacerme enojar hoy.
—¿Más de lo que estás? —se burló, ganándose una mirada fulminante por mi parte.
Él levantó ambas manos en modo de defensa, on una mirada asustada en su rostro.
—¿Algo que compartir con la clase? —La voz del señor Malfoy nos llamó la atención.
Lo que me faltaba.
—¿Y bien? —repitió, al ver que ninguno de los dos había respondido.
Las caras de todos los alumnos estaban puestas en nosotros, lo cuál me puso aún más furiosa. Odiaba ser el centro de atención, y la pequeña broma de Albus había causado que ambos fuéramos exactamente eso.
—No —solté, ahora levantando mi mirada.
Él simplemente alzó una ceja, luciendo indiferente. Rodé los ojos, bufando.
