𝓬. 074

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【 𝓐. 074

𝓔 | ESME STANFORD

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Los papeles, mi pasaporte, mi credencial de estudiante — todo estaba prácticamente listo. Quedaban exactamente ocho días para que mi avión partiera desde el aeropuerto directamente desde Londres a Francia. Claro, por razones obvias, no podía cruzar las fronteras apareciéndome, pues hasta para eso había leyes en el Mundo Mágico.

Había vuelto a lo de semanas, mirando atentamente la ventana de mi habitación en la espera de que alguna lechuza llegara a casa con alguna carta para mí.

No había sabido nada de Scorpius, y sólo había hablado por teléfono con el resto de mis amigos. Jade estaba algo callada, y algo me decía que algo no estaba bien — pero tampoco quería presionarla a contarme nada.

Albus estaba quedándose en casa de Jacob, e Isaac me dejó un mensaje en mi buzón de voz, avisándome que no estaría disponible pues iría a la casa en el campo de su abuela por lo que restaba de Julio.

Al cabo de unos minutos decidí bajar a la cocina, en busca de hacer algo que me distrajera un poco. Como de costumbre, Henry y yo nos quedamos solos en casa — Rebeca se había ido un par de días a quedarse con su madre y se había llevado a Isa, lo que causaba que la casa se sintiera más sola de lo normal.

Busqué en la laptop de mi madre alguna receta que pudiera hacer con lo que tuviera a mano, ignorando por completo que con un movimiento de varita podría tener listo lo que quisiera en menos de diez minutos.

Finalmente me decidí por una receta de brownies simples — sin nueces, almendras, nada. Sólo el bizcocho cubierto por una capa de chocolate para saciar un poco mi repentina necesidad de comer algo dulce.

Maldije varias veces cuando intenté sacar la caja de huevos que estaba encima del refrigerador, y me pregunté quién había sido tan idiota como para dejarla ahí arriba. Lo primero que se me vino a la mente fue mi hermano, tomando en cuenta que era el único que era de la suficiente estatura como para dejarlo allí.

—¿No tienes magia para hacer estas cosas? —escuché su voz al bajar las escaleras, mientras traía en sus manos unos platos y un vaso que quizás tenía en su habitación.

Hice una mueca al pensar de que quizás hace cuánto tiempo tenía esas cosas allí, pero sacudí la cabeza de inmediato.

—¿Y tu no tienes nada más que hacer que venir a molestarme? —respondí, sabiendo muy bien que no lo decía en serio.

—Vaya, como siempre de buen humor —rió, acercándose a mí para bajar la caja de huevos del lugar—. De nada.

—¿Quieres ayudarme a hacer brownies? —pregunté, agachándome para buscar las cosas necesarias para hacer la mezcla.

—¿Me darás después?

—Eso es obvio, Henry —rodé mis ojos, amarrando mi cabello en una coleta antes de dejar la loza que mi hermano acababa de bajar en el lavaplatos—. Pero primero lava esto, para que no se nos acumulen demasiadas cosas.

Alluring | Draco Malfoy ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora