Ser mejor amiga de Scorpius Malfoy fue de las mejores cosas que le pasó en la vida.
Conocer a su padre fue su perdición.
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Fecha de publicación: 17/09/2021
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𝓓 | DRACO MALFOY
No sabía cómo había sucedido, pero de alguna manera, tenía a Adele Emerson sentada en mi sillón, esperando a que le sirviera una copa de vino.
Una vez que Esme me entregó el veritaserum, sabía que no debía perder más tiempo y poner en marcha mi plan. Y también sabía que debía decirle lo antes posible para evitar otra pelea; si de alguna manera, algún estudiante llegaba a verla salir de mi oficina tan tarde, sabía que los rumores no iban a tardar en esparcirse por todo el castillo.
Antes la gente no era así de chismosa.
El día anterior, me la había encontrado en la salida del castillo cuando iba camino a almorzar con Blaise; era un almuerzo simple, sólo hablamos de trabajo y un poco sobre la graduación de Scorpius.
Quizás, me había pasado al invitar tanta gente a la ceremonia, pero en sí eran familia, por lo que sabía que a Scorpius no le molestaría en absoluto.
Pero se lo comentaría de todos modos.
Volviendo al tema, Adele no tardó ni dos segundos en aceptar mi invitación, y agradecí que tenía un vino guardado para cualquier emergencia.
No era la mejor cepa, pero iba a servir; sólo necesitaba verter unas cinco gotas dentro y todo saldría como planeaba.
Pero no. La mujer no dejaba de observarme y me estaba poniendo cada vez más nervioso. El vial estaba en mi bolsillo, y sólo necesitaba diez segundos para vertir las gotas dentro de la copa.
Me giré hacia ella, sonriendo.
—¿Adele?
—¿Sí? —respondió de inmediato, batiendo sus pestañas hacia mí.
Es por el plan, Draco. Aguanta un poco más.
—¿Puedes ir a ver a mi... —pensé bien si de verdad iba a dejarla entrar a mi habitación sólo con el propósito de distraerla—. ¿Puedes ir a mi habitación a ver si hay un encendedor? Encima de mi mueble... o quizás en el baño.
¿Un encendedor? ¿En serio, Draco?
—¿En tu habitación? —se levantó del sillón de inmediato, arreglándose el vestido mientras miraba a la puerta—. Permiso —dijo, antes de entrar.
Agarré mi varita rápidamente, lanzando un hechizo hacia la puerta para dejarla "trabada" un rato más. Después buscaría una excusa para eso, no había problema.
Abrí el vial, vertiendo rápidamente cinco gotas; quizás fueron siete, pero tenía que asegurarme de que dijera todo lo que estaba escondiendo.
Aunque eso me asustara.
Guardé el frasco nuevamente en mi bolsillo, aclarándose la garganta y desbloqueando la puerta, justo dos segundos antes de que ella saliera por ella.
