Capítulo 15

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Nidaros, 6 de abril de 1913

Hoy recibí una carta. Otra vez no era la que esperaba.

Siento un dolor profundo en el estómago acompañado por lágrimas contenidas.

La Cámara de Defensa me avisa de que por fin podré reintegrarme. He sido asignado a una brigada, una que no caza sanguinos sino demonios, y cuya jurisdicción pertenece a Bélgica, a la ciudad de Brujas. Esto a pesar de la negativa de Rêvereaux, quien en su rol de Élite de la Orquesta tiene mucha influencia en el Conservatorio, y trató de hacer que me expulsaran.

Supongo que mi nombramiento lo habrá enfadado a él y a la mayoría de los Cantavellistas y los antirrojos. La situación política se ve tensa de alguna manera. Hacía mucho que no había tanta pugna entre las facciones de la Orquesta, lo que no hará más que seguir trayendo problemas a mi familia en el futuro. Sin embargo, ahora no puedo hacer nada, y la verdad, tampoco me importa mucho que digamos.

En este momento en lo único que puedo pensar es que el día de hoy se cumple un año exacto desde que Eremia Dalka me salvó la vida.

Ya ni siquiera recuerdo con exactitud qué fue lo que le escribí la última vez, pero a estas alturas supongo que eso ya no importa. Creo que ya comienzo a hacerme a la idea de que su contestación nunca llegará...

Y no porque se haya extraviado, sino porque simplemente nunca quiso responder.




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Labios de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora