Capítulo 43

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Ciudad secreta de Nidaros, 5 de abril de 1922

Estoy en ropa de casa cuando escucho que alguien llama a la puerta. No respondo de inmediato. Al instante siguiente escucho al extraño del otro lado anunciándose...

—Correspondencia.

—Un momento, por favor...

Termino de colocarme un pantalón mientras lo fijo con un par de tirantes sobre la camisa blanca. Cuando abro la puerta aun llevo el cabello mojado. El cartero me entrega una carta y se despide de manera formal. El remitente del sobre me deja saber que es mi maestro quien me escribe...

Eso sí que es una novedad.

-

«Stian,

Siento que te debo unas disculpas en este momento. 

Lamento mucho que mi primera reacción después que me contaras lo que te estaba pasando haya sido la de un miembro del Conservatorio, y no la de un hombre que ha visto crecer a un niño como si éste se tratara de su propio hijo. Muchacho, debo confesar que así es como te veo después de tanto tiempo...

Te he cuidado por casi treinta años y te he enseñado las cosas bellas de la armonía. Lo cierto es que no podría estar más orgulloso de ti. Puede que la sangre no nos haya convertido en familia, pero la magia sí lo hizo, Stian, y en honor a eso, prometo acompañarte en esta decisión y llevarme tu secreto a la tumba si es necesario...

Supongo que cuando te marchaste de mi despacho sentí el miedo que sientes tú también en este momento. ¡Vaya tiempos que te han tocado para vivir esta vida! El corazón es impredecible y el amor es amargo, pero nuestras vidas son muy cortas para huir de la felicidad cuando esta se presenta ante nosotros.

Por eso, sólo quiero que sepas que no estás solo, hijo. 

Nunca lo olvides.

Richard Longwest».




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