Casa Trilădeșcu, 7 de julio de 1927
Estoy caminando de un lado al otro de la habitación de Eremia mientras él me ve en silencio desde la cama. El lugar es una estancia preciosa, y aunque ya llevo toda la tarde aquí, ahora que Eremia forma parte de la decoración, todo me parece más imponente y abrumador.
La recámara tiene su propia chimenea y un enorme balcón desde el que se puede ver un bosque privado que se extiende por varias hectáreas. En la pared hay un retrato de Eremia ataviado con una armadura y con una espada entre sus manos.
—Me gusta más la que hice para tu cuarto...
—¿La del bosque en llamas? —pregunto desorientado.
Él solo asiente
—No sabía que ese cuadro lo habías hecho tú...
Pero cuando escucho lo que acabo de decir, no puedo evitar exhalar con pesadez. Me detengo frente él para mirarlo a los ojos.
—Lo cierto es que hay tantas cosas que no sé de ti, Eremia. Ni siquiera sé cómo te llamas realmente.
Mis manos están sobre su rostro. No puedo evitar querer tocarlo, y de alguna forma, la sensación de su barba entre mis dedos me tranquiliza. Pero él está preocupado, lo veo en sus ojos, y en su rostro por fin se refleja algo de edad.
—¿Acaso importa? —pregunta melancólico.
—A mí me importa, sí —digo sin dudar—. Pero no por las razones que crees. Yo no pienso juzgarte por las cosas que hiciste o dejaste de hacer en el pasado, y hace tiempo ya que hice las paces con el hecho de que fueras un vampiro, y más aún, uno sanguinario. Eso no es lo que me importa. Si así fuera, no te hubiera mencionado la idea de querer convertirme...
—Entonces...
—Entonces me importa porque se trata de ti, Eremia —digo mientras me arrodillo para quedar entre sus piernas sin soltar su rostro—. Se trata de conocer al hombre que amo y con el que sueño con pasar mucho tiempo en este mundo. No me importa si Eremia es el nombre que más te gusta, supongo que esa es una excentricidad que puedo permitirte, pero igual me gustaría conocerte, y que tú me conozcas a mí...
—Ya te estoy presentando a mi familia —comenta jocoso.
Yo lo miro con falso reproche.
—Lamento decir que yo no podré hacer lo mismo —contesto resignado—. Pero me gustaría dejar de enterarme de cosas que tienen que ver contigo a través de la boca de los demás.
—¿Cómo por ejemplo? —pregunta para hacer tiempo, pero yo le sigo el juego.
—Cómo, por ejemplo, el hecho de que fuiste rey...
Él mismo había mencionado eso en casa de la familia Ráthboyak, pero yo no había podido preguntar nada al respecto hasta ahora por culpa de toda la tensión y la angustia de estar en ese lugar y la premura de llegar hasta acá. Pero, ahora que estamos seguros, no puedo sacarme de mi cabeza la imagen de Eremia como un rey, de trono y cetro en mano...
—Fui rey —confiesa—. Pero eso fue hace muchos años atrás. Mucho antes de que tus abuelos nacieran.
—Entonces... ¿es cierto? —exclamo soltando su rostro y tomándolo de los brazos.
Él asiente.
—Fui rey de esta nación, Rumanía, por mucho tiempo, y mi nombre real es Vlad Drăculești II, o por lo menos ese fue mi nombre hasta que me obligaron a abdicar del trono a causa de mi inmortalidad. Un rey que no envejece no es una imagen saludable...
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Labios de sangre
Romance¡¡Destacada por el perfil oficial @WattpadVampirosES ♥!! Eremia encuentra a Stian herido de muerte. Con un poco de su sangre puede salvarle la vida, pero el gesto puede salir bastante caro, especialmente para Stian. A raíz del suceso, ambos verán su...