Encuentro

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Nick
Abro mis ojos asustado sosteniendo fuertemente las sábanas de mi cama, trago con dificultad y miro a mi alrededor para cerciorarme de que estaba en lo correcto, y lo estaba.

La puerta de mi habitación se abre y entra mi madre con una charola.

-Nickolas.- dice aliviada dejando la bandeja a un lado y sentándose al borde de la cama.

-Madre..que pasó?- pregunto arrugando los ojos.

-No lo sé, estaba en el trabajo y me llamaron, era Cameron. Te vio desmayarse y me llamó al instante- La imagen de una Cameron molesta conmigo apareció en mi mente.

En eso recordé a Alice.

-Alice, dónde está?!- pregunto levantándome rápidamente pero a causa de ello me mareo y vuelvo a sentarme.

-Ella, no lo sé. No la he vuelto a ver desde el incidente.

-Debo irme.- digo a regañadientes.

-¿Qué? Nick no puedes salir en esta condición.

-Si hay alguien que sepa donde está Alice es Cameron- me digo a mi mismo mientras sacaba una gabardina gruesa antes de salir por la puerta.

***
-Tu no eres Max- es lo primero que dice un niño al abrir la puerta, tenía algo café en la cara, quiero pensar que es chocolate.

-¿Quien es Mike?- oigo a Cameron dentro.

-Sepa la bola- dice alzando sus hombros y yéndose mientras ella se acercaba.

-¿Nick?¿Que quieres?- pregunta.

-¿Que pasó con Alice?

Su cara se palidece al notar que la había recordado, sus ojos se cristalizan un poco y respira profundamente antes de cerrar los ojos y negar divertida de brazos cruzados.

-Ya era hora- dice aliviada.- Pasa, café?

-Claro

***
Da un sorbo a la ancha y gran taza blanca que decía "Coffee". Suspira y me mira.

-No se nada.- dice ella.

Se me cae el café de la boca casi de no tener la taza en los labios.

-¿Que?

-Lo que oíste, no es como si estuviera conforme con esta situación. Por lo que puedo entender su padre prácticamente la aisló de la sociedad. No construya el teléfono y cuando fui a su casa me dijeron que no estaba.

-Pero no es como si la tierra se la hubiera tragado- exclamo molesto.

-Eso si, pero lo único que podrías hacer es verla cuando sea posible.

-Hoy la vi entrar a un edificio.-

-¿Edificio? Ah ya, el que estaba donde tu te desmayaste. Es el edificio de derecho de la ciudad.

-¿Edificio de derecho?- un momento..

Saco mi celular y tecleo algo rápidamente.

-Nickolas Dickens, donde estas?!- grita mi madre.

-Mama donde dices que trabajas?

-Ha? En el hospital infantil y en el edificio de derecho.

Sonrío- Entonces necesitamos tu ayuda.

***
-¿Están seguros de esto niños?- pregunta mi madre agarrando el volante de la camioneta de limpieza del edificio de derecho, estábamos en el estacionamiento y llevábamos el traje azul grisáceo de una solas pieza con las mangas arremangadas junto con botas de lluvia amarillas.

-Si madre, necesito verla- digo ajustando mis lentes de botella.

-Esto es una locura- suspira mi madre.

-Demasiado- dice Cameron que llevaba una peluca pelirroja de trenzas.

-Vamos- digo saliendo del asiento del copiloto.

Bajamos y sacamos las cubetas, trapos y detergentes. Abrimos la puerta de emergencia y subimos por las escaleras de concreto hasta la planta baja del edificio, salimos y el lobby era de lo más lujoso, nosotros no pintábamos en lo más mínimo.

-¿Dónde es el lugar donde podría estar Alice?- pregunta Cameron mirando a nuestro alrededor.

-Oigan ustedes dos!- nos llama una mujer de alrededor de 20 años con lentes afilados y chongo. -Podrían conseguirme unas aspirinas? Y llévenlas al piso 20 habitación A35, de acuerdo?- dice rápidamente antes de subir a un elevador.

-Mamá, aspirinas - digo extendiendo la mano. Mi madre saca su bolso y me da un pastillero azul.- Vamos.- digo jalando a Cameron.

Entramos al elevador y presioné el botón.

-¿Y sabes que le vas a decir?- me pregunta Cameron mirando al frente.

-No- contesto divertido

-Vaya- suspira.

Una campana suena y se abren las puertas.

-Aquí te dejo- dice Cameron deteniendo las puertas- en esto no Pinto nada- sonríe- me la saludas.

-Claro- sonrío mientras se cierran las puertas.

Miro al frente y era un pasillo de alfombra verde oscuro y varias puertas de roble, al lado del pasillo estaba la chica que me pidió las pastillas.

-Disculpe- digo acercándome- le traigo las pastillas.

-Ah si, eso- dice ella mientras movía cientos de hojas de papel en su escritorio de vidrio.- Te importaría dejarlas en la habitación que te dije? Estoy algo ocupada.

-Claro- asiento - Con permiso- digo pasando a su lado y buscando la habitación, una vez que la encuentro recuerdo cuando me dejé la carta antes de irme, sentí el mismo cosquilleo.

Relamí mis labios y tomé el pomo de la puerta.

Abro con cuidado y la pared de enfrente era de cristal, y ella estaba dándome la espalda sentada en un sillón con la mano entre las sienes y la otra apoyada en el brazo del sillón y podía ver por sus tacones que estaba mal sentada con las piernas enamoradas.

-Anastasia tienes las aspirinas? -Pregunta, me deleito con su voz baja y suave. -No se porque mi cabeza me duele tanto últimamente- sonaba lastimada y triste- Estoy harta de esto, cuanto más tengo que hacer para que me deje en paz?- la veo hacer la cabeza algo para atrás.- Desearía que todo volviese a la normalidad, ser una vez más una chica normal, hacer lo que quiera- su voz temblaba.

Camino despacio sin hacer ruido sólo escuchándola sollozar, poni una mano en el respaldo del sillón y me inclino para juntar nuestros labios.

Cambio de RolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora