Egoísmo

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Nickolas

Llegué a la reja que separaba la casa de Alice con el mundo exterior, no había nadie que se encargase de vigilarla, tomé un barrote verde olivo y empujé levemente haciendo la reja crujir, una vez que la empujé lo suficiente como para poder pasar, lo hice y caminé por el sendero hasta llegar a la puerta gigantesca, tomé el aro que colgaba de la boca de un león dorado y golpee la puerta con este. Esperé a que alguien abriera como una mucama o algún mayordomo pero una mujer de 30 años aproximadamente abrió la puerta con una diminuta bata roja de seda que prácticamente no le cubría ni nada arriba ni nada abajo.

Me mira de pies a cabeza y sonríe - Vaya, que trae a un chico tan guapo aquí?-

La miré mal -¿Está Alice?

-¿Alice? Ah esa niña- suena demasiado despreocupada- se fue.

-¿Qué?

-Si, era una niña demasiado problemática, le gritaba y golpeaba a las empleadas- habla decepcionada- no sabe controlarse, yo siempre intenté ayudarla pero- agacha la cabeza- nunca me aceptó como su segunda madre, ni siquiera como su amiga. Y aparte traía cantidad de chicos a la casa, me daban muy mala pinta, que chica.

-Aja- dije no muy confiado- bueno, perdone la molestia. Permiso.

-¡Espera!- me abraza por la espalda- por favor...- susurra.

¿Y a esta que le pasa?

-Estoy muy sola, mi marido... Nunca está. Te lo ruego- siento que muerde mi óvulo- quédate.

Me suelto bruscamente de ella- Lo siento, prefiero uvas que pasas.

Caminé por donde vine mientras limpiaba mi oreja con la manga de mi gabardina, perfecto. No tenía la más mínima idea de donde estaba, Cameron sabría mucho menos.

¿Donde estás Alice?

*~*

Alice

Me levanté por los rayos del Sol que chocaban contra mis ojos, me removí molesta. Sin poder volver a conciliar el sueño me levanté de mala gana, tomé mi celular y eran las 2:30 de la tarde.

Sin mucho ánimo,me levanté y tomé una ducha demasiado larga. Una vez que salí me vestí con unos jeans y una playera de tirante blanca, vans azules y un suéter negro.

Me dirigí a la cocina y me percaté que no tenía absolutamente nada de comer. Refunfuño y tomo un bolso café donde metí el paquete de cartas, mi cartera y celular; salí y cerré con llave.

--

Las puertas giratorias me marearon cuando salí del banco después de haber activado todas las tarjetas. Una vez hecho esto crucé las calles fijándome de que los camiones rojos no cruzasen, aquí en Oxford el frío era soportable pero creo que debí salir mas abrigada.

Entré a un Saintsbury y tomé un carrito para meter los alimentos necesarios.

Después de checar que tuviera lo necesario fui y pagué, no me importaba cuanto fuera en total, al fin y al cabo, mi padre lo pagaría.

Salí con varias bolsas, eran demasiadas. Me paré en una esquina y pedí un taxi. Le di mi dirección y al llegar a casa le pagué y me volví a refugiar en mi "hogar".

Dejé las bolsas en la mesa y empecé a guardar todo en su lugar, una vez hecho esto empecé a cocinar. Corté unas verduras y empecé a asarlas en una sartén.

Oí el timbre de la puerta y al abrir la cerré al instante pero era mas que obvio que él era mas fuerte que yo.

-Tenemos que hablar - oigo su voz al otro lado de la puerta.

-Vete porfavor - sollozo, de un momento a otro hizo menos fuerza haciéndome lograr cerrar la puerta, apoyé mi espalda contra la puerta y me deslicé poniendo mis manos en mi cara estirándolas.

El estruendo de su cuerpo haciendo la misma acción se escuchó desde mi lado.

-Alice...- susurra.

-No... Tienes que olvidarme... te dije cosas horribles- sollozo- No tenía que hacerlo.. te quiero tanto.... pero tenías razón...- el aire entraba continuamente a mi cuerpo.- No eres como ellos en lo más mínimo... Eres...eres muchísimo mejor que ellos...y aún así te traté mal, no te merezco... Porfavor Nick... Vete-

No oigo respuesta de su parte, hasta que oigo sus suelas alejarse.

Lo perdí, definitivamente lo había perdido esta vez.

Limpié como pude mis lágrimas y abrí la puerta para ser estrujada por su cuerpo.

-¿Qué.....?- murmuro abriendo mis ojos de par en par, no podía ver su rostro, sólo podía ver el pasillo de afuera.

-Te lo dejaré claro con un ejemplo- sus labios estaban prácticamente pegados a mi oído poniéndome los pelos completamente atentos y parados.

No podía hablar, era una preciosa tortura, su voz grave y suave resonaba en mi mente en un susurro además de que me hablaba de manera tan lenta que creí que se había llevado horas decir esa oración.

-Eres mi oxígeno... Y me estoy ahogando..

Empapé la tela de su hombro y un poco de su gabardina, no me dijo nada más..

Soy una egoísta, sabía que no me lo merecía, que ni siquiera debería de ser mío.. Pero no pensaba dárselo a nadie, la sola idea de el estando con alguien me aterraba, o más bien lo que me aterraba era ser olvidada por el.

--

-No sabes cocinar- se burla de mí mientras le ayudaba a prepararme algo de comer.

-Oye, tan siquiera lo intento. No es suficiente?

-No.

-Tacaño.

-Enana.

Le doy un caderazo bastante notorio pero fui inútil moverlo, media 1.80 y yo media 1.65 . No eran tan alta pero junto a el quien no se siente enana.
Yo me encargué de cocinar una sopa básica y el se encargó de todo lo demás, no me dejó acercarme a la estufa.

-¿Que tengo que hacer para que me dejes cocinar?

-Ponerte casco, hombreras, rodilleras, coderas, una almohada en tu pecho y el suelo cubierto de colchones.

-Ja ja, que gracioso- digo sarcástica.- ¿Porque la necesidad de la protección extrema?

- Eres tan pequeña y frágil como una muñeca de porcelana, te podría llevar de llavero y seguirías siendo adorable, de,asilado para mi gusto. Es algo molesto- confiesa avergonzado.

Sonrío y beso su mandíbula relajándola al contacto con mis labios.

-Mis labios no están tan abajo- sonríe de lado.

Veo que apaga la estufa completamente y me atrae hacia él entrelazando sus dedos en mi espalda baja mientras el se apoya en el borde de la barra, por instinto puse mis manos por instinto en su pecho.

-¿Ahora que lo pienso, qué sucedió con tus lentes?

-Ah esos? Los usaba falsamente para alejar a las chicas de mí, creo que contigo no sirvió.

Sonrío acercándome a su rostro- Me encantan los lentes.- ríe sobre mis labios.


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