-Debe de estar en alguna parte- dice al aire Nickolas mientras hurgaba entre las cosas del armario del conserje. No sabia que estaba buscando ni me importaba realmente, ya que me encontraba en una disputa consigo misma en mi mente. Nunca había conocido a un chico como el, podía ser la persona mas random, un momento podía besarte con tanta delicadeza como si besase una flor, y al siguiente podía volverse a jack frost.
- Aquí están- oigo decirle sacándome de mis pensamientos, miro por encima de el y tenía en su mano un paquete de toallas húmedas.
- Y para que son?- pregunto una vez que salimos del armario quedando en medio del pasillo.Eran las 7:45
- Para quitarte esa apariencia de fantasma mapache- abre el empaque haciendo que se arruge el plástico. Saca una toallita blanca y húmeda. Con dos dedos sostenía el paquete mientras con los tres restantes sostuvo mi mejilla.- Cierra los ojos- me ordena acercando su dedo índice que estaba cubierto por la tela.
Obedezco sin poder recordar lo que había pasado la ultima vez que me había dicho que cerrase los ojos. Solo siento un camino frío y húmedo recorrer la parte baja de mis ojos. Mordía mis labios internos en señal de nerviosismo y un rubor natural aparecía con el paso del tiempo. Mis manos empezaba a crear sudor aunque las mantuviese cerradas con fuerza. Una vez que dejo de sentir ese helado camino abro los ojos, no quería que se acabase ese momento, sin saber porque quedarse así, solo los dos solos. Desvío mi mirada a mis zapatos y retuerzo los dedos de mis pies dentro de estos.
Una cercanía peligrosa se presentó al momento en que sentía una respiración en mi frente levemente bronceada, un par de labios posados en mi piel, un momento único.
Por algún reflejo o tal vez deseo dentro de mi mente me obligó a apoyar mi cabeza contra el hombro de él. Mis sentidos se agudizaron hasta el momento de que mi mente decía que podía escuchar su latido. Una mano recorrió mi brazo dejando un camino de fuego ante mi piel.
Al parecer el estaba buscando algo, y lo encontró, mi mano.
Su mano era grande con dedos largos pero con suavidad, mientras que la mía parecía temblar y la de el podía envolverla por completo y al igual que suave con mis cuidadas uñas cubiertas de barniz transparente.
Tenía miedo, de mirarle o de terminar ese momento, pero de eso no tuve que preocuparme. Una multitud de alumnos empezaron a entrar por la puerta. Me hace dar un respingo y apartarme al igual que el. Había un silencio que cualquier persona diría que era incomodo con mirarnos, pero para nosotros era algo normal, el no hablar, tal vez porque no había la necesidad de hablar.
Ambos regresamos al salón y me dejó sentarme el su lugar, con la condición de que el estuviese a mi lado.
**
No pude poner la más mínima atención de la leyenda 4 de Béquer hasta que el profesor pidió que leyese el párrafo tres. Nerviosa, trato de encontrar el inicio del texto en el tablero pero los nervios eran demasiados, si había algo que yo, Alice Bennett, no podía hacer era hablar en público.
Aún así escuché un susurro inaudible para los demás pero para mi fue como si la persona estuviese a mi lado.
- La catedral de Toledo - articuló Nickolas.
Miro un momento sus labios para poder dar inicio a la lectura. Una vez que leyese una cantidad aceptable para el profesor de lengua, me hizo detener y pasó a alguien más. Respiré profundamente para calmarme un poco, vuelvo a mirar a Jack frost que vuelve a articular "lo hiciste bien" con unas comisuras levemente elevadas.
Río levemente junto con él.
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- Señorita Bennett, joven Dickens- escucho detrás nuestro, giramos ambos y nos encontramos con la maestra de química.
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Cambio de Roles
RandomEsta no será la clásica historia de una chica que es un ratón de biblioteca, en sí, una Nerd que se enamora del chico más popular y deseado. No, ahora será lo opuesto, la chica más popular y querida posará sus ojos en ese chico misterioso y callado...