🌑Señor Loco☀️

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¿A qué hora sale tu avión?

—En dos horas ya estaremos abordando. Posiblemente, lleguemos a Seúl a las 4 o 4:30, aproximadamente.

Perfecto. Yo pasaré a recogerlos, entonces. Cualquier cosa, me marcas o me mandas un texto. ¿Okey?

—Sí. Y gracias de nuevo, Taehyung. Por todo.

No hay de qué. Sabes que siempre contarás conmigo para lo que sea.

—Eres el mejor, en serio.

De acuerdo. Debo hacer unas cosas, luego te llamo.

—Está bien. Te quiero.

También los quiero. Saludas a Jungshin de mi parte.

—Lo haré. Adiós.

Colgó.

Al ver su teléfono, apreció la foto de su hijo sonriendo que tenía como fondo de pantalla.

Miró la hora.

12: 15 PM.

—¿Quién era, papi? –Pregunta Jungshin, aferrando su puño al pantalón de su padre, mientras apretaba contra su pecho su peluche.

Hoseok sonrió con ternura,
hincado frente a su bebé para acariciar sus mejillas.

—Tu tío Taehyung. Mandó a decir que te quería mucho. –Menciona con un tono cariñoso, dejando un beso en la frente del pequeño.

Jungshin rio suavemente, abrazando con más fuerza a su peluche Mang.

—¿El tío Taehyung nos irá a buscar en el aeropuerto? –Curiosea el infante, sonriente.

—Sí, mi amor. Cuando lleguemos, él nos estará esperando. –Indicó Jung, incorporándose de nuevo para poder sujetar las maletas y agarrar la mano de su hijo, antes de empezar a caminar por el aereopuerto.

—¡Genial! Él dijo que me tendría un regalo. Ya quiero saber qué es. –Dice emocionado, siguiendo a su padre mientras cuidaba sus pasos para no caer.

—Qué bien, cariño. –Masculló sutilmente el castaño, mirando las tiendas que habían en el enorme lugar. —Vamos a comprarte un jugo o algo.

—¡Helado! –Exclamó exultante el niño.

Pero Hoseok negó de inmediato.

—No, cielo. Esta mañana ya te comiste uno.

—¿Y qué? –Bufó Jungshin.

—Qué comer demasiados podrían hacerte daño. –Informó.

—Bueno... –Accedió el pequeño con resignación. —¡¿Pero mañana si puedo comer helado, verdad?!

—Tal vez luego. –Resopló el padre.

Y Jungshin hizo un puchero.

—Eso siempre dices para no decirme que no. –Reprochó, frunciendo su ceño infantilmente.

—Qué bueno que ya me entiendes, mi vida. –Halagó Jung.

Prontamente, tanto padre como hijo tomaron asiento en el área de espera.

Jungshin balanceaba sus pies rítmicamente, mientras comía de forma distraída una pera y ensuciaba un poco las comisuras de su boca.

Hoseok, en cambio, miraba de vez en cuando su teléfono, para luego vagar con su mirada su alrededor.

Las personas iban y venían, creando un pequeño barullo que se hacía notable solo por el enorme eco que tenía el aeropuerto.

Ni siquiera estaba tan lleno.

Jungkookie HyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora