🌑Tatuajes☀️

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Ya se acercaba el anochecer en la nueva casa de Jung Hoseok, esta se hallaba en silencio, ya que todos se encargaban de hacer una ligera limpieza antes de la hora de la cena.

Hoseok acomodaba la cocina junto a Taehyung, mientras Jungkook era ayudado por Jungshin en el living.

Todos estaban concentrados en sus cosas, hasta que la voz del infante resonó por toda la casa:

—¡Wow! ¡¿Esos son tatuajes?! –Espetó más que sorprendido el chiquillo, apreciando como el fornido brazo del moreno estaba lleno de tinta.

Era la primera vez en su vida que veía a alguien con tatuajes, normalmente solo los había visto en televisión.

Jungkook sonrió enternecido por la reacción del pequeño, y dando una ligera mirada a su brazo, le contestó:

—Sí. ¿Te gustan?

—¡Se ven increíbles! ¡Jamás había visto a una persona con tatuajes! –Dice, acercándose a su Hyung para apreciarlos más de cerca.

—¿En serio? ¿Nunca? –Inquiere Jeon, un poco incrédulo.

Jungshin se para sobre el sofá de cuero sintético para poder estar a la altura del pelinegro, quien anteriormente limpiaba uno de los estantes.

—Solo en la tele. –Admite el niño, moviendo sus manos ansioso. —¿Puedo tocarlos?

—Claro. –Asiente, a la par que acerca más su brazo derecho para que el niño sacie su curiosidad.

Aunque, de la nada, Hoseok se hizo presente en el living, interrumpiéndolos antes de que su hijo colocara sus manitas curiosas sobre aquel brazo lleno de tinta.

—A-amor, ¿Por qué no mejor vas a organizar tus juguetes? El tío Taehyung ya te dijo a donde irán. Hazlo antes de que esté la cena, cielo. –Le pidió con absoluta amabilidad, a lo que el niño asintió con vehemencia.

—Enseguida, papi. –Dijo, bajando de un salto del sofá, y yendo a cumplir lo que su padre le había encargado.

—Gracias. –Resolpló con alivio el padre, y luego de dar una ligera sonrisa al azabache que lo miraba un tanto confundido, se metió rápidamente a la cocina en busca de Taehyung.

El rubio tarareaba una canción cualquiera, mientras acomodaba los utensilios de cocina en su respectivo lugar.

Hoseok se acercó con cautela por detrás, consiguiendo llamar la atención del contrario cuando le tocó el hombro con suavidad.

—Oye, Tae. No quiero ser prejuicioso ni nada, pero... –Comenzó con un tono calmo, aunque de la nada, se alteró: —¡¿Con qué clase de persona has hecho que mi hijo y yo vivamos?! ¡¿Viste el brazo de ese sujeto?! ¡¿Qué te asegura que no está en una pandilla o si tiene armas o drogas en su habitación?! –Dijo en un montón de susurros bañados de pánico.

Kim frunció su ceño, un poco ofendido.

—Hey, espera. No tan rápido, Jung. –Dice, girándose para estar de frente con el castaño. —Estás en Seúl, aquí las cosas funcionan diferentes. Sé que en Gwanju solo los matones y delincuentes llevaban tatuajes, pero aquí es muy normal ver a cualquier persona con tinta sobre su piel. –Dilucido, haciendo un gesto gentil a la par que daba un par de palmadas en la cabeza del mayor, como si de un niño se tratase. —Tranquilo. Jungkook es mi amigo. Nos conocemos hace mucho, y ya lleva un año viviendo conmigo. Es más inofensivo de lo que parece.

Debido a la tranquilidad con la que habló Taehyung, Hoseok logró recobrar un poco de calma.

Él de verdad no quería ser prejuicioso, pero durante toda su vida, a las únicas personas tatuadas que llegó a ver, o eran criminales que salían en las noticias, o drogadictos pandilleros que se reunían en algunas esquinas de las calles de su ciudad natal.

Era normal que se sintiera en alerta al ver como había una persona con tatuajes en su casa.

Sin embargo, respiró profundo, dispuesto a creer en la palabra de su cuñado.

—Está bien. Confiaré en tu juicio. –Afirmó, aunque de nuevo su gesto volvió a ser angustioso. —Pero si ese chico le hace algo malo a mi bebé, a quien voy a matar es a ti. –Amenazó, pero el rubio no lo tomó en serio en lo más mínimo.

—¿Jungkook haciéndole daño a un niño? Si, claro. –Soltó burlesco, riendo un poco.

Hoseok ignoró a Taehyung, y se asomó con cautela por la puerta de la cocina, mirando a Jungkook organizar ensimismado los libros de la estantería.

El chico tenía una presencia un poco intimidante, después de todo, era alto y fornido.

Sin embargo, ver como sus ojos cafés se movían por encima de las letras que estaban en las portadas de los libros, y balbuceaba inconscientemente en voz baja lo que leía, hizo a Hoseok sonreír.

Lucía...tierno.

Al menos, a sus ojos.

—Supongo que sí luce inofensivo. –Susurró, creyendo que lo había dicho para sí mismo.

—Lo es. –Pero cuando Taehyung le respondió, a pocos centímetros de su oído, pegó un notorio respingón. El rubio ignoró el chistoso gesto de su mayor, y solo continuó hablando. —Ya verás, en pocas semanas creerás que Jeon es la persona más dulce del mundo.

Jung se recompuso, y con un ligero asentimiento, solo masculló:

—Eso espero.

Jungkookie HyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora