A la mañana siguiente, Hoseok había sido el primero en despertar, cosa que no era raro para él.
Como ama de casa; ya estaba acostumbrado a estar de pie a las 5:00 am, para preparar el desayuno, planchar la ropa del trabajo de su esposo, y alistar a un adormilado Jungshin para la escuela.
Al menos, esa era la rutina en su antiguo hogar, y ahora... No tenía idea de qué demonios hacer.
La casa estaba impecable, ya que la tarde anterior todos se juntaron para hacer el aseo en aquella casa, y a la hora de la cena no se ensució nada, porque Jeon solo pidió pizza.
Miró a su alrededor, en busca de algo que hacer para calmar su ansiedad.
Apenas eran las 5:30 am, y ya se había duchado; vestido, tendido su cama, arreglado la ropa que le pondría a Jungshin cuando despertara, e incluso le había dado tiempo de peinarse, y perfumarse un poco.
Y aun así, se sentía como un inútil por no estar haciendo nada en ese instante.
Recorrió el living, mirando todo con sumo cuidado en busca de algo fuera de lugar para poder arreglarlo, y descubrió que al parecer, ese tal Jungkook era tan minucioso como él, puesto que todo estaba acomodado de una forma demasiado prolija.
Los libros en la estantería organizados de forma alfabética, las fotos encima del buró estaban pulidas, la mesilla de centro brillaba de limpio, y los cojines del sofá estaban puestos en posiciones simétricas, sin mencionar que olían de maravilla.
Tomó asiento en el sillón individual, sintiéndose frustrado.
¿Qué se supone que debía hacer?
Antes, su vida giraba en torno a mantener una casa, y cuidar de su hijo. Pero ahora...todo había cambiado.
Y él no estaba acostumbrado a los cambios.
Ahora eran cuatro en una misma casa, y Hoseok no sabía que le frustraba más, que fueran tantas personas, o que todas estas personas fueran tan organizadas como él, dejándolo sin nada qué hacer.
Con Taejin, él lo hacía todo; limpiaba la casa, lavaba la ropa, lavaba los trastes, cocinaba, llevaba y traía a Jungshin de la escuela, lo ayudaba con sus deberes, recibía a su esposo con la cena hecha, y de inmediato organizaba sus cosas para su siguiente día de trabajo, le alistaba el baño, porque Taejin odiaba bañarse con agua fría, daba una limpiada al auto de este, y después subía a darle un masaje porque si no, al contrario le era difícil conciliar el sueño.
Y aunque sonara agotador, a Hoseok jamás le molestó eso. Después de todo, al casarse, siempre fue consciente que el resto de su vida giraría en torno a esa rutina de ama de casa, y lo habría aceptado, si no fuera porque su esposo resultó ser un completo imbécil.
Suspiró con tristeza, mirando aquella casa desconocida para él.
El amanecer ya se asomaba por las cortinas que cubrían las enormes ventanas, por lo que tratando de mantener un buen humor, se levantó del sillón y fue hacia la cocina para preparar un café.
Encendió las luces, y abrió la ventanilla cerca del refrigerador, sonriendo ante la oleada de aire fresco que hizo bailar su cabello.
Era una linda mañana, y por un momento, olvidó toda esa negatividad de unos segundos atrás.
Pronto, el aroma a café inundó la cocina, y eso le animó a proceder a realizar el desayuno.
Sin percatarse de ello, una de las puertas de alguna habitación se cerró, y en un par de segundos, alguien se hallaría entrando a la cocina.
Jungkook se detuvo un poco sorprendido al pie de su cocina, puesto que era raro ver que alguien en esa casa despertara antes que él, sin mencionar que apenas eran las 6:00, y el cuñado de Taehyung ya tenía todo un festín puesto sobre la mesa.
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Jungkookie Hyung
FanfictionUn divorcio es un nuevo comienzo, ¿cierto? Al menos, Hoseok quería convencerse de eso. Pero, él quería un nuevo comienzo donde solo estuvieran él y su hijo. Nadie más. Sin embargo, Jungkook no parecía ser alguien que se rindiera fácilmente. Él podrí...