Capitulo 13

368 32 38
                                    

Betty había llegado a la mansión de sus padres. Tomó un baño y se puso algo cómodo para salir a andar en bicicleta con Jughead y se dejó el pelo rebelde, como en realidad le gusta.

Bajó las escaleras y se encontró con Milo. Lo cargo y lo abrazó y así terminó de bajar las escaleras.

Sus padres estaban en la sala y la miraron.

— ¿Ahora a donde vas Elizabeth?— Preguntó Alice.

— Acabas de llegar y ya te vas otra vez — Dijo Hall.

— Voy a salir a andar en bicicleta con...— Hizo un silencio mientras dejaba a Milo en el piso. — Saldré con un amigo—

— ¿Un amigo?— Preguntó Hall alzando una ceja y mirando a su hija. — ¿Cual amigo?—

— ¿Estás saliendo con un chico hija?— Preguntó Alice divertida.

— ¡No!— Negó Betty sonrojada. — Es un amigo y es una salida de amigos. ¿Que les pasa? Ya no soy una niña. Tengo veintidós y próximamente cumpliré veintitrés —

— Solo ten mucho cuidado hija — Advirtió Hall. — Te amamos—

— Yo también los amo. Y te amo a ti Milo— Se despidió también del perro y salió de la casa.

— ¡Diviértete!— Le gritó Alice.

— ¡Pero no demasiado!— Habló Hall.

Al salir de la mansión de sus padres, Betty tomó una bicicleta y salió en ésta al encuentro con Jughead en el parque más cercano.

Era un parque enorme y quizá se haría difícil encontrar al chico, pero por suerte éste ya se encontraba esperándola con su bicicleta al lado.

Betty bajó de su bicicleta y caminó hacia él sonriéndole. — Hola Juggie — Lo saludó.

— Hola Betty — Respondió el pelinegro. — ¿Lista para nuestro paseo?—

Ella asintió. — ¿Y tú?—

— Claro. Y después vamos por un helado. ¿Que dices?— Propuso Jughead subiendo a su bicicleta.

— Si. Vamos— Dijo la rubia subiendo a su bicicleta.

Y así ambos pasearon por todo el parque y las calles de los Ángeles sobre sus bicicletas admirando todo a su alrededor y disfrutando de la compañía del otro, mientras también conversaban y reían. Era uno de esos momentos en los que te sientes demasiado bien con una persona y deseas que ese momento nunca termine. Y ellos dos, sin saberlo, tuvieron uno de esos pequeños momentos en los que se es verdaderamente feliz.

Jughead nunca se sintió tan bien con una chica sin necesidad de tener sexo con ella. Era la primera vez que estaba cerca de una chica, pasando un rato agradable sin intenciones de aprovecharse.

Y para Betty, era la primera vez que convivía con un chico con el que de verdad se sentía bien. Jughead siempre se aseguraba de tratarla con el mayor respeto y hacer que se sienta lo más cómoda posible. Lo lograba y él lo sabía.

Pasaron un largo rato andando en bicicleta por las calles de los Ángeles y volvieron al mismo parque en el que se encontraron. Dejaron las bicicletas cerca de ellos y Jughead fue a pedir unos helados.

— Gracias — Le agradeció el pelinegro al señor que le dio los helados y luego se giró hacia Betty. — Uno de fresa para la princesa— Le pasó el helado a Betty. — Y uno de vainilla para mi—

— Gracias Jughead — Respondió Betty recibiendo el helado y sonriendo. — Eres muy dulce —

— ¿Más que estos helados?— Preguntó Jughead divertido.

Volver a Enamorarte |Bughead| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora