Capitulo 53

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— Como te decía... te tengo noticias y vas a... — Se detuvo al ver que la rubia aún se tocaba el vientre y hacía una mueca de dolor. — Betty, ¿De verdad estás bien? ¿Que te pasa?—

Betty tomó aire y soltó un quejido. — No es nada. Seguramente el bebé está muy inquieto—

— No lo creo B. Pero aún faltan tres meses para que des a luz. ¿Sabes que? Iré a buscar a Jughead — Avisó la pelinegra poniéndose de pie.

— V, Jughead está ocupado. No sería buena idea que lo molestemos— Respondió Betty empezando a temblar, aún con sus manos sobre su vientre.

— ¿Molestarlo? Betty, esto no está bien. Algo malo podría estar pasándoles a tu bebé y a ti. Jughead es tu novio y el papá de ese bebé y debe saberlo. Ahora quédate aquí que yo iré por tu novio— Exigió la morocha echándose a correr, saliendo de la oficina de la rubia.

Verónica corrió lo más rápido que pudo hasta que llegó a la oficina del ojiazul, quien estaba muy concentrado mirando unos papeles.

— Jughead — Le habló Verónica entrando a la oficina.

— ¿Verónica?— Respondió éste levantando la mirada. — ¿Que haces aquí? Estoy algo ocupado ahora. ¿Puedes volver en otro momento?— Preguntó volviendo a centrarse en aquellos papeles.

— No Jughead. No puedo volver en otro momento porque tu chica y tu bebé corren peligro — Contestó la morocha.

— ¿Que?— Preguntó el pelinegro poniéndose de pie, alarmado. — ¿Que ocurre con Betty y con el bebé?—

— No lo sé, pero no es nada bueno. Así que ven conmigo— Exigió Verónica saliendo de la oficina del chico corriendo.

— ¿Y donde está?— Preguntó Jughead mientras corría detrás de ella.

— En su oficina. Mejor apúrate — Contestó ésta corriendo más rápido.

Corrieron hasta llegar a la oficina de la rubia y la vieron en su escritorio. Estaba temblando mientras se agarraba el vientre e intentaba respirar profundamente.

— Nena...— Dijo Jughead corriendo hacia ella y agachándose. — ¿Que tienes? ¿Por qué estás así?— Preguntó, asustado.

— No lo sé— Respondió Betty con los ojos cristalizados. — Yo estaba trabajando y de repente me sentí mareada... algo le pasa al bebé —

— Jughead, vamos a un maldito hospital ahora— Exigió la pelinegra.

Jughead asintió y luego miró a la rubia. — Tu y el bebé estarán bien. ¿Me oíste? Solo trata de respirar y confía en mi. ¿De acuerdo?—

— Deja de hablar y vamos al hospital ahora maldita sea— Exclamó Verónica rodando los ojos.

— Ya te oí Verónica. Ahora cállate o me pondrás más nervioso— Exigió Jughead mientras ayudaba a la rubia a ponerse de pie.

Éstos dos se fueron con Betty hasta el auto del chico y entraron. Jughead empezó a conducir hacia el hospital. Iba muy nervioso porque no tenía ni idea de lo que le pasaba a su novia y sabía que no era nada bueno. Tal vez la vida del bebé también estaba en juego y muy en el fondo el no quería que eso pasara.

Finalmente llegaron al hospital y bajaron a la rubia del auto, y ésta se ponía peor por cada segundo que pasaba. Al entrar a dicho lugar, dos doctores y un grupo de enfermeras se llevaron a Betty, y a Jughead y a Verónica les tocó quedarse en la sala de espera un buen rato.

— ¡¿Como mierda pasó esto?!— Preguntó Jughead alterado.

— ¡¿Quieres calmarte?!— Exigió la pelinegra. — No lo sé. Fui a su oficina a hablar con ella y de repente se puso así. No tengo ni idea—

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