Capitulo 61

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Betty fue trasladada a otra habitación después de que revisaran a su bebé recién nacido. La rubia estaba en la camilla, con su hijo en brazos, el cual se había quedado dormido después de que ésta lo alimentara. Y Jughead estaba afuera, hablando por teléfono y ya tenía bastante tiempo en eso.

— Ya está — Habló Jughead entrando nuevamente a la habitación mientras guardaba su celular. — Cuando nos vallamos a casa, todo lo del bebé estará listo— Aseguró acercándose a ella y besando su mejilla.

Betty sonrió, mirándolo y luego miró a su bebé. De repente abrió los ojos como platos— ¡Jughead!—

— ¿Que? ¿Que?— Preguntó alarmándose.

— ¡No tiene nombre!— Exclamó mirando al pelinegro mayor.

— ¿Que? ¿Acaso necesita uno ahora?— Preguntó fijando su mirada en el niño.

— ¡Pero claro que si! Hay que registrarlo y necesita un nombre— Aseguró Betty fulminando a su novio con la mirada.

— ¿Pero que nombre le vamos a poner? No sé nada sobre bebés — Se defendió.

— Yo tampoco, idiota— Contestó Betty. — Rápido, necesitamos un nombre—

— ¡Pero no se me ocurre nada!— Se quejó el chico.

— ¡A mi tampoco!— Exclamó Betty.

— Lo pensaremos en otro momento entonces— Sugirió Jughead sentándose en la camilla al lado de Betty.

Hubo un silencio entre ellos. Un silencio en el que se dedicaron a mirar al niño que dormía tranquilamente.

— No lo has cargado. ¿Quieres cargar a tu hijo?— Sugirió Betty.

— Pero... yo... no sé. No sé hacerlo— Respondió poniéndose nervioso.

— Entonces aprende. Yo tampoco sabia y mírame ahora. Vamos Jughead — Insistió. — Yo te enseño—

Jughead tomó aire y asintió. Entonces Betty le pasó al bebé con mucho cuidado y éste lo tomó en brazos, muy nervioso y tomándolo como si fuera lo más delicado del mundo.

— Lo haces muy bien— Lo felicitó Betty sonriéndole. — Ahora coloca tu mano ahí y tus brazos así... eso es. Ya está, estás sosteniendo a tu hijo—

Jughead le sonrió a Betty y luego miró al niño en sus brazos. Nunca en su vida había cargado a un bebé, pero en este caso se trata de su hijo. Lo miraba y su corazón se aceleró un poco y su respiración se volvió irregular. No sabía por qué se sentía así con el simple hecho de sostener a un niño recién nacido. También tenía miedo de que le fuera a pasar algo. Miedo de dejarlo caer, miedo de no estar cargándolo correctamente.

De repente vio que el niño sonrió un poco y eso lo hizo sonreír a él también, y fue involuntariamente. Sintió un tipo de cosquilleo extraño. Definitivamente este era el día más extraño de su vida.

— Jughead... ¿Estas bien?— Preguntó la rubia mirándolo divertida. — ¿Por qué lo miras así?—

Jughead la miró rápidamente y luego volvió a mirar a su hijo. — Es que juraría que acaba de sonreír—

— ¿De verdad? Quisiera haber visto eso— Se lamentó la rubia suspirando y cerrando los ojos.

El niño empezó a llorar y entonces Jughead empezó a entrar en pánico.

— Betts, está llorando. ¿Que hago?— Preguntó Jughead nervioso con el niño en brazos.

— No lo sé— Respondió Betty aún con los ojos cerrados. — Háblale —

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