Capitulo 65

281 19 12
                                    

Al día siguiente, cuando apenas empezaba a salir el sol, Betty y Jughead estaban extremadamente exhaustos. El bebé se pasó casi toda la noche llorando y apenas dejó que sus padres pegaran un ojo.

La alarma del ojiazul empezó a sonar y éste extendió su mano hasta la mesita de noche y prácticamente le pegó torpemente al celular antes de que el ruido despertara al niño, que se había dormido hace poco.

— Apaga la maldita alarma o vas a despertarlo— Se quejó la rubia medio dormida.

— Ya la apagué— Contestó Jughead en voz baja sentándose al borde de la cama, aún con los ojos cerrados. — Cuando te recuperes completamente del parto, por favor visita a la doctora para que te recomiende pastillas anticonceptivas—

— Definitivamente lo haré. No quiero volver a meterme en esto— Aseguró Betty tapándose aún más con las sábanas.

Jughead se levantó sin tener ganas de hacerlo. Apenas había logrado pegar un ojo porque su hijo recién nacido lloró casi toda la noche. Tomó un baño y después de vestirse bajó a la cocina, encontrándose con Mónica, quien estaba haciendo el desayuno.

— Buenos Dí... Oh, Jughead, ¿Tuvo una mala noche?— Preguntó la mayor mirándolo.

— ¿Mala noche? Esa cosa, esa pequeña y diminuta criatura solo sabe llorar la noche entera. Así que por favor pásame una gran taza llena de café hasta arriba, por favor — Suplicó.

Mónica negó con la cabeza y le pasó al ojiazul lo que había pedido acompañada de unos panes.

— ¡Buenos Días!— Chilló Jellybean llegando a la cocina y deteniéndose a mirar a su primo. — No muy buenos para ti, por lo que veo—

— Cállate. Ese niño sólo sabe despertar cada cinco minutos solamente para comer y llorar— Se quejó el pelinegro llevándose un pan a la boca, apoyado sobre la encimera.

— Es tu hijo. Era obvio que iba a salir comelón— Opinó Jellybean divertida mientras tomaba unos panqueques que le pasó Mónica.

— Jughead era y aún es así. Así que no se queje, el niño salió a usted— Agregó Mónica riendo levemente junto a Jellybean.

— Como sea, quiero un plato de panqueques para llevárselos a Betty. A este paso tendrá que alimentarse muy bien o ese niño la va a consumir — Dijo Jughead.

Mónica le dio a Jughead lo que él pidió y el pelinegro subió las escaleras y caminó por el pasillo hasta llegar a la habitación que comparte con la rubia y ahora también con el bebé, y cuando abrió la puerta vio algo que lo hizo tragar saliva.

Cuando entró a la habitación, se encontró con Betty, quien se estaba vistiendo y no traía sostén aún.

— ¡Jughead! Voltéate y no mires— Exigió Betty cubriéndose los pechos con las manos.

— Lo-lo siento... no fue mi intención pero no entiendo por qué no me dejas ver. Ese niño no nació porque lo trajo la cigüeña — Alegó Jughead mirándola de arriba a abajo.

— No mires— Exigió.

— Esto es muy estúpido— Se quejó Jughead dándole la espalda a la rubia. — Creo que lo haces para torturarme. Ya conozco cada detalle de tu cuerpo malditamente sexy—

— Ya está. Ya puedes mirar, llorón — Respondió Betty divertida.

— Ya la mejor parte pasó — Murmuró acercándose a ella con la bandeja de panqueques y leche chocolatada. — Te traje el desayuno, ya que ahora eres esclava de ese bebé —

Volver a Enamorarte |Bughead| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora