Capitulo 80

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Cuatro meses después...

La rubia ya contaba con cinco meses de embarazo y mientras más crecía su vientre, crecían aún más los nervios del pelinegro. William se ponía cada día más travieso e inquieto y eso no ayudaba mucho. Y aunque Jughead había aceptado su responsabilidad de padre con el segundo bebé que venía en camino, eso no significaba que le agradara la idea de otro hijo o que se halla adaptado a ese hecho. No se mostraba demasiado entusiasmado por el nuevo bebé, pero como siempre esta muy atento y cuida mucho de Betty y el pequeño niño, y aún más ahora con el embarazo.

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— Betty, se te hará tarde para tu cita con la doctora — Avisó el pelinegro buscando a la rubia en la habitación.

— ¡Ya lo se!— Contestó desde el baño. — ¡Dame un momento!—

— ¿Estás bien?— Preguntó el ojiazul dirigiéndose al baño y encontrando a la rubia vomitando. Se acercó a ella y acarició su espalda. — Está bien, tómate el tiempo que necesites y podemos aplazar tu cita para cuando te sientas mejor —

— No será necesario — Contestó la ojiverde poniéndose de pie y dirigiéndose al lavamanos. — Ya me siento muy bien — Aseguró mientras se lavaba la cara.

— No me has dicho si vas a querer saber el género del bebé ahora o vas a querer esperar a que nazca, como hiciste con William — Dijo Jughead apoyado sobre el marco de la puerta del baño.

— Lo voy a saber hoy. No esperare a que nazca— Aseguró Betty secándose la cara para luego salir del baño. — ¿Y donde está nuestro hijo?— Preguntó buscando al niño con la mirada en el pasillo.

— Está abajo. ¿Segura de que te sientes bien? Porque si es así entonces vamonos o llegarás tarde a tu cita — Sugirió el ojiazul empezando a bajar las escaleras.

Betty rodó los ojos y siguió a su novio, bajando las grandes y largas escaleras detrás de él, que ahora con el embarazo era una tortura bajarlas.

Se despidieron de su pequeño hijo y lo dejaron con Mónica en casa. Quisieron llevarlo pero últimamente el niño estaba muy travieso. Se fueron en el auto hasta el hospital para que la rubia asistiera a su cita con la doctora que ha estado tratando su embarazo y que también había tratado el primero.

Llegó el momento en el que Betty se acostó sobre la camilla mientras la doctora pasaba el aparato sobre su abultado vientre de cinco meses para ver al bebé en aquella pantalla.

— Elizabeth, tiene veinte semanas de embarazo, el bebé está perfecto y se está desarrollando correctamente. ¿Quieren saber su género ahora?— Preguntó la doctora mientras aún pasaba aquel aparato sobre el vientre de la ojiverde.

— Si, ya queremos saber. ¿Verdad Juggie?— Le preguntó Betty mirándolo. Éste estaba sentado a su lado y se veía bastante nervioso.

— Si, pero seguramente es otro niño— Aseguró.

— ¿Listos?— Preguntó la doctora mirándolos.

Jughead y Betty asintieron, preparados para saber el género de su segundo hijo o hija.

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Cuando Betty y Jughead llegaron a casa y entraron, fueron recibidos por Milo, quien corrió hacia ellos saltando y moviendo la cola, y William, quien corrió hacia sus brazos.

— ¡Mami papi!— Chilló el menor corriendo hacia los brazos de sus padres.

— Hola campeón — Respondió Jughead tomándolo en sus brazos y besando su frente.

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