Él estaba muriendo. No físicamente, sino mentalmente.
Ver tu frágil cuerpo no era algo que Timothée quisiera, pero para él no era una elección. Te amaba mucho. Pero aquí estaba él, en el hospital, en tu habitación, mirando tu cuerpo en la cama del hospital, durmiendo mientras tu pecho se movía hacia arriba y hacia abajo. No te había visto tan tranquila en un tiempo. La enfermedad te estaba consumiendo. El único medicamento que recibiste fue morfina para el dolor.
Los médicos dijeron que no había nada más que pudieran hacer, que el tratamiento no funcionó y cuando Timothée escuchó esas palabras exploto. Le gritó al médico, diciendole que no estaba haciendo su trabajo correctamente, no haciendo lo suficiente para salvarte, su único amor verdadero.
Cuando te dijieron de que habias contraído cáncer, no te asustaste, solo tuviste miedo. Miedo de dejar a Timothée. Habias pensado en romper con él desde el momento en que terminó tu reunión con tu médico. Entonces, cuando finalmente tuviste el coraje de romper con él, él le dijo que no.
— No
— Eh ¿Disculpa?
— No vas a romper conmigo. Todo esta jodidamente bien, ¿Por qué diablos estás tratando de romper conmigo? Huh — Luego rompiste a llorar y dijiste que habias contraído cáncer — Estás bromeando ¿No?
— ¡No lo estoy! — Gritaste en respuesta, luego respiraste hondo, secándote las lágrimas con la manga de tu sudadera — No lo estoy. Comenzaré el tratamiento la semana que viene. Primero necesito congelar mis óvulos, luego, cuando termine, necesito hacer un examen de ultrasonido de mi corazón y dientes y, una vez que termine con eso, tengo que someterme a una cirugía en la que...
— ¿Cuándo te enteraste de esto? — Interrumpio abruptamente.
— Hace tres días.
— ¿Y me lo estás diciendo ahora?
Esa conversación duró tres horas, casi cuatro. Timothée se sintió impotente porque no había nada que pudiera hacer. Estaba decidido a estar contigo todo el tiempo, de principio a fin. No te dejaba hacer esto sola. Eras su apoyo en sus tiempos difíciles, así que ahora él iba a ser tuyo.
