⇉ 𝐎𝟖𝟐. i don't want to mess this up

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❨ 𝐀𝐑𝐂𝐇𝐈𝐕𝐎  ⠿  one-shot ❩

──  ﹫ isaacarellanesismyhusband    ؛    in tumblr

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★   ❨ S Y N O P S I S
──⠀⠀nothing

★   ❨ I N F O
──⠀⠀nic sheff x female! reader, fluff, beautiful boy au, 840 palabras.

★   ❨ W A R N I N G
──⠀⠀nothing.

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La casa estaba en un silencio que se sentía demasiado grande para el espacio que ocupaba. Las paredes parecían respirar junto con tu inquietud, un eco vivo que resonaba en los rincones oscuros. El único sonido que rompía esa quietud era el zumbido bajo y constante del refrigerador en la cocina. Estabas en el sofá, las piernas dobladas bajo ti, con un libro de bolsillo desgastado entre las manos. Pero aunque tus ojos recorrían las líneas impresas, las palabras se mezclaban, borroneadas por una mente que se negaba a quedarse quieta. 

Nic ya debería estar en casa. 

Te dijiste que no había motivo para preocuparte, que probablemente solo se había retrasado un poco. Últimamente, él había estado mejor. Lo habías visto. Pequeños progresos, como rayos de sol entre las nubes. Pero aun así, esa sensación persistente, esa inquietud instalada en tu pecho, nunca desaparecía del todo. Era como un reloj que no podías dejar de escuchar, aunque intentaras ignorarlo. 

Cerraste el libro con un movimiento automático y lo dejaste sobre la mesa de centro, tus dedos tamborileando contra la cubierta. La urgencia de coger el teléfono creció con cada segundo que pasaba, cada tic-tac que parecía más fuerte en el silencio de la casa. Estabas al borde de levantarte cuando el sonido de la cerradura girando te hizo detenerte en seco. 

La puerta principal se abrió con un crujido que pareció cortar el aire, y te quedaste paralizada un momento, tus oídos atentos, tratando de distinguir lo familiar en la incertidumbre. Entonces, lo escuchaste: los pasos de Nic, ligeros pero marcados, sobre el suelo de madera. Y aunque todavía no lo habías visto, tus hombros se relajaron ligeramente, como si una cuerda tensa hubiera aflojado su presión. 

Cuando apareció en el marco de la puerta, lo primero que notaste fue su rostro. El cabello despeinado como si hubiera estado revolviéndolo nerviosamente durante horas y las sombras oscuras bajo sus ojos, pero había algo más. Algo nuevo. Una especie de suavidad en su expresión que hacía que sus rasgos se vieran menos afilados.

Hola — Murmuró, su voz en apenas un susurro al cruzar el umbral y dejar caer las llaves sobre la mesita junto a la entrada. Avanzó lentamente hacia el sofá, sus movimientos eran cansados, como si cada paso le costara un esfuerzo deliberado — Lo siento por llegar tarde. 

Está bien — Respondiste con calma, aunque tu corazón aún latía con fuerza por la preocupación que no terminaba de desaparecer. Apartaste el libro para dejarlo a un lado y te giraste hacia él, tus rodillas rozando las suyas cuando finalmente se hundió en el sofá junto a ti. Estaba tan cerca que podías sentir el calor que emanaba de su cuerpo, aunque él mantenía la mirada fija en el suelo. 

¿Estás bien? — Preguntaste, tu voz apenas se escuchó como un murmullo.

Nic asintió, pero el movimiento fue lento y dudoso, como si su cabeza todavía estuviera debatiendo — Sí... solo... — Hizo una pausa, su voz quedándose en el aire — Di un paseo. Necesitaba despejarme. 

Te mordiste el interior de la mejilla, luchando contra el impulso de presionar por más detalles. Habías aprendido que a veces el silencio era mejor que cualquier pregunta. Así que en lugar de insistir, extendiste la mano y la colocaste sobre la suya, con cuidado, como si temieras que pudiera romperse bajo tu toque. 

Por un momento, sus dedos temblaron. Pensaste que podría apartarse, que podría levantarse y alejarse del gesto como lo había hecho antes. Pero en lugar de eso, exhaló un suspiro lento, entrelazando sus dedos con los tuyos, sosteniéndolos con una fuerza que parecía desesperada, como si ese contacto físico fuera lo único que lo mantenía en presente. 

No quiero arruinar esto — Susurró después de un momento, su voz quebrándose al final. 

Su confesión te golpeó más fuerte de lo que esperabas. Era como si esas palabras llevaran consigo todo el peso que él había estado cargando, una carga que no siempre sabías cómo ayudarle a sostener. 

No estás arruinando nada — Le dijiste con firmeza, apretando su mano con más fuerza, esperando que pudiera sentir la convicción en tu toque. 

Finalmente, levantó la mirada hacia ti, y en sus ojos viste un torbellino de emociones. Un montón de dudas y promesas que no sabía cómo cumplir, pero que quería intentar. 

No te merezco — Un brillo húmedo comenzaba a formarse en sus ojos. 

Te inclinaste hacia él, dejando que tu frente descansara suavemente contra la suya. Cerraste los ojos y respiraste junto a él, dejando que el momento hablara por ustedes dos. 

Sí, lo haces — Susurraste con una voz que intentaba ser firme — Y no voy a ir a ninguna parte. 

Por un largo rato, ninguno de los dos se movió. La casa, el tiempo, el mundo exterior, todo pareció desvanecerse, dejando solo ese espacio diminuto que compartían. Su respiración, al principio errática, comenzó a tranquilizarse, y podías sentir cómo la tensión empezaba a disiparse de su cuerpo. No era una solución. No estaba “arreglado”, y probablemente no lo estaría por mucho tiempo. Pero estaba aquí, contigo. Y eso era suficiente. 

Te amo — Dijo finalmente, su voz apenas más fuerte que un susurro.

— Yo también te amo — Respondiste, inclinándote para presionar un suave beso en su sien — Siempre lo hago.


𝓓𝐑𝐄𝐀𝐌 ❙ TIMOTHÉE CHALAMET STUFFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora