CAPITULO 24 UNA TENTACIÓN ADICTIVA.

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AshleyFreetman.

Noah, tomó mi mano sacándome de mis pensamientos preguntando cual era la casa del tío Jordan, ya que habíamos llegado a la urbanización.

Lo guié llegando al frente. Manuelita, estaba parada en el frente del portón, moví mi cabeza, eso sería mi tío Jordan, que la llamó; ella era la señora que ayudaba a mis tíos en los quehaceres del hogar y a cuidar al pequeño y travieso Jean Carlos.

─ Mi niña, la señora Abigail, me llamó para que la recibiera, ─ mencionó la mujer preocupada.

─ Gracias, Manuelita. ─ Le dije bajando del automóvil.

─ Te espero aquí, ─ espetó Noah, indicándome que no bajaría del auto, quizás para que no me entretuviese tanto con la mujer.

Entré corriendo a la casa, ingresé a la habitación que habían preparado para él bebé, observé y todo estaba como lo habíamos ordenado mi tía y yo, en estos días que pasé con ella largas horas, en sus noches de insomnio; tomé apresurada la maleta y la pañalera que habíamos dejado arreglada. Manuelita, me ayudó a llevar todo hasta el auto y le informé lo que mi tío Jordan, me indicó.

─ Mi niña, ya tengo todo listo, por favor, me tienes al tanto ─ pidió la mujer con cariño y su rostro reflejaba que estaba preocupada.

─ No te preocupes Manuelita, yo te llamo cuando nazca él bebé, ─ le aseguré besando su mejilla antes de subirme nuevamente al automóvil, después de que Noah, acomodara la maleta y la pañalera en el asiento trasero.

─ Si tiene todo listo la podemos llevar primero a tú casa, ─ propuso Noah, pasando su visión de Manuelita, a la mía.

─ Tengo todo listo, señor ─ mencionó ella.

─ Entonces búscalo y nos vamos, ─ le indiqué.

Manuelita, salió corriendo y en menos de cinco minutos ya estaba con una maleta afuera y cerrando la casa. Noah, acomodó la maleta y Manuelita, ingresó en la parte trasera del vehículo. Primero la dejamos a ella de vuelta a mi casa y luego continuamos el camino hacia el hospital.

─ Es extraño venir al hospital sin tener guardia, ─ mencionó Noah, cuando ya estábamos cerca del lugar.

─ A veces suele suceder, ─ le dije tratando de sacar una sonrisa. Unos minutos después llegamos y Noah, buscó el puesto que tenía asignado para su vehículo.

─ ¿Te quedarás? ─ Le pregunté antes de salir del automóvil, él tomó mi mano reteniéndome para no abrir la puerta.

─ Cuando salgamos de aquí podríamos irnos juntos, ─ propuso buscando mis labios

─ No creo que el trabajo de parto de Abigail, dure mucho, ─ espetó mordiendo mi labio inferior.

─ Quizás no dure mucho, ─ respondí a su propuesta y a sus labios, él sonrió buscando mi lengua.

─ Eres una tentación adictiva, Ashley. ─ Susurró jugando con mi boca.

─ El maestro eres tú, no yo, ─ le respondí jugando con su lengua.

─ Uhhm, ¿Soy adictivo también para ti? ─ Preguntó haciéndome sentir una sonrisa marcada en sus labios.

─ Creo que muy adictivo, ─ respondí mordisqueándolo.

─ ¿Qué tanto? ─ Preguntó con curiosidad

─ Bastante, todo el día estás en mi mente, ─ susurré en sus labios.

─ Tú también pequeña, ─ mencionó besándome nuevamente con posesión, llevé mi mano derecha hasta su cuello acariciándolo, hasta llegar a su cabello y envolver mis dedos con él. Noah, llevó sus manos a mi espalda acercándome más a su cuerpo, parece que mantuviésemos hambre el uno del otro; nuestras lenguas jugaron desesperadas, el beso se hizo sonoro y húmedo haciéndolo más rico todavía, nos detuvimos a buscar aire, pero no despegamos los labios, seguimos dándonos pequeños besos hasta juntar nuestras frentes.

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