CAPITULO 171 EL MOMENTO EN QUE TODO INICIÓ.

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Noah  Hanks

─ Te entrego a uno de mis tesoros, para que la cuides y la hagas feliz, ─ pronuncia y yo recibo a mi esposa.

─ La acepto y te juro que la protegeré y la  haré feliz, respondo besándola ligeramente. Nos acomodamos frente al sacerdote, mi hijo Jaime y mi cuñada Samantha, nos colocan el lazo de boda a ambos, en señal de unión  y amor.

Ashley, deseaba que fuesen ellos, dos almas inocentes, puras y limpias, que nos aman a ambos y se aman entre ellos mismos, con la inocencia del amor de niños.

La ceremonia inicia con la monición del sacerdote:

─ "Queridos hermanos estamos aquí reunidos  en la casa de Dios, junto al altar para que Dios,  bendiga con su gracia vuestra voluntad de contraer matrimonio...

Observo los ojos llorosos de mi esposa, rodeo su cintura, el padre observa el gesto mientras sigue oficiando la ceremonia, mi mente se va al momento que inició todo:  "Estaba agotado de las veinticuatro horas de guardia, era uno de esos días en que deseaba hundirme en alcohol. Gianna, estaba cumpliendo un año más de muerta, la culpa por el accidente, siempre me agobiaba en esa fecha, seguiría en el hospital, aunque ya no estuviese de guardia; dos analgésicos para el fuerte dolor de cabeza y una pastilla para poder conciliar el sueño y dormir aunque sea un par de horas.

Estaba acostumbrado a doparme de esa manera después de dejar el alcoholismo,  para poder conciliar el sueño,  principalmente en esa fecha. 

La cabeza me iba explotar, me dirigí a la oficina que nunca utilizo, me acosté en el mueble, pero los constantes llamados, me aturdieron más, me levanté abriendo la gaveta y busqué  las llaves de la habitación donde descansaría un poco. Allí estaba la pequeña botella plateada que siempre llenaba de Whisky,  y que tenía ya dos años en ese lugar,  solo para este tipo de momentos que necesitaba un trago. La guardé en mi bolsillo y me fui a entregar la guardia.

Solo una de las doctoras había llegado, faltaban tres y ella sola no cubriría la guardia, esperaría un poco más que llegaran las otras, me dirigí al cuarto de lencería, tropecé con Ashley,  dándome cuenta que todavía estaba en el hospital, había estado todo el día, es para que ya se hubiese retirado. 

Seguí mi camino, necesitaba bajar el dolor de cabeza, ingresé al cuarto y me refugié entre los últimos estantes,  que resguardaban las cobijas  para las camas hospitalarias,  me toqué las sien de mi cabeza, busqué mi cartera y de allí saqué la foto de Gianna, respiré profundo,  sacando la botella de Whisky y tomando un trago consciente de los analgésicos y la pastilla para dormir que había ingerido.

Dos doctoras me llamaron que venían en camino, esperaba que la otra fuese igual, me llevé otro trago, contemplando la foto, mis lágrimas comenzaron a rodar y con ellas otro trago, una hora había pasado y la otra doctora que tenía su guardia no llamó, maldije,  ya que tampoco respondía su teléfono y allí fue cuando escuché el ruido, giré la cabeza y allí estaba la niña que vi recién nacida y ahora, era toda una mujer. 

Los calmantes, el somnífero y el licor, estaban haciendo su efecto; deseaba dormirme para no recordar el accidente,  que por años me atormentó.

La observé, ella salió de la habitación,  intenté levantarme y no pude, mis ojos deseaban cerrarse  y a los pocos minutos Ashley,  regresó  nuevamente sorprendiéndome y mucho más, cuando se sentó a mi lado.

Luego me volvió loco con ese beso, con su cuerpo, ese recuerdo fue mi tormento por un año".

─ Noah, ─ escucho su susurro, ambos nos observamos y caigo en cuenta que el sacerdote está en su escrutinio.

─ Esposo y Esposa. ¿Venid a contraer matrimonio sin ser coaccionados, de forma libre y voluntaria? ─ Pregunta.

─ Sí, ─ respondemos ambos. Nos perdemos en la mirada del otro respondiendo cada pregunta. Las lágrimas de Ashley,  salen con nuestros votos.

Caleb,  se acerca con los anillos,  los cuales son bendecidos antes de guiarlos a nuestros dedos.

Valerie e Ivanna,  llegan con las arras,  las cuales son bendecidas antes de proceder a la entrega.

La ceremonia finaliza con un profundo beso, seguido de aplausos y con la bendición de la iglesia.

Abrazo a mi esposa antes de hacer el recorrido, todos se van uniendo para felicitarnos, se que nos espera la fiesta en mi casa, pero deseaba con fuerzas perderme con mi esposa desde este instante.

Vamos marchando, frente a la iglesia nos espera el  automóvil de Ashley,  que han decorado con lazos hechos de cintas, lo abordamos y damos marcha, nos siguen y no sé, que le han colocado a los automóviles, pero hacen bastante ruido.

─ Segura que no nos podemos escapar de la fiesta de una vez,  ─ Pregunto consiguiendo que Ashley, suelte una sonrisilla, moviendo su cabeza para negarse. El ruido de los autos que nos siguen le causa risa.

Observo a Mariluz, con su novio y Alexander, con una chica que no conozco. También está Mésele y algunas enfermeras y doctoras o colegas.

Jonás, con su madre. Francho, con sus padres y Luna, con su mamá. Reconozco a lo lejos al mecánico,  que una vez me presentó Ashley,  y la mujer que rodea su brazo creo que es su novia o esposa.

─ ¿Podrías ayudarlos un poco? ─ Me pide mi esposa, observando también a sus amigos Mariluz y Alexander.

─ ¿En qué? ─ Pregunto  abrazándola y buscando sus labios.

─ Mariluz, desea ser forense y Alexander Ginecólogo. Ellos  podrían estar en esas áreas, ─ murmura.

─ ¿Por qué no se lo has pedido a  tú abuelo Andrew? ─ Le pregunto guiándola para dar el primer baile como esposos.

─ Prefiero que lo hagas tú, fuiste su profesor y puedes dar referencias, ─ musita rodeando mi cuello y besándome.

─ Si me lo pides así, como puedo negarme, ─ murmuro siguiendo sus pasos al ritmo del vals. Los primeros en unirse fueron Maximiliano e Ivanna, luego hacemos intercambio, mi amiga me abraza,  mientras Maximiliano,  rodea la cintura de su hija,  para guiarla en lo que han convertido la pista de baile, para esta noche.

Me sorprendió que mi suegro, no protestara dónde sería la celebración de la boda, pero creo que a sus oídos, llegaron mi negación rotunda, al préstamo de uno de los salones del hotel Lumbardi.

Mi casa, después de varios años,  se había abierto para la celebración de una fiesta.

Todos se fueron uniendo,  bailando con Ashley y conmigo, observo a mis dos hijos que están junto a mis dos cuñados, Samantha y Jaime,  se unen a la pista improvisada. Caleb y Andrew,  los observan y Sebastián, se une con la adolescente Española. Valerie con Lumbardi, mi esposa vuelve a mis brazos y Abigail, a los de Jordan. La pista de baile, nos sigue llamando y ya,  no es el vals sino una canción movidita, abrazo a Ashley y ella, envuelve mi cuello.

─ Te Amo, ─ musito sobre sus labios.

─ Yo también, te amo. ─ Susurra mordiéndome  y yo,  me apodero de su boca.

Valerie, paraliza la música para hacer el brindis.

─ Cuando sueltes las muletas, te enseñaremos a bailar, ─ le menciona Samantha, a Caleb. El niño sonríe.

─ Cuando te canses me dices, para ayudarte a subir ─ le asegura Jaime,  a su hermano.

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