CAPITULO 64 ME GUSTAS MUCHO.

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Ashley Freetman

Era ya de noche, así que ingresamos a un restaurant, el cual era como especie de un club; cenamos y luego ingresamos un rato al club. Me sorprendía cuando pedía una copa para él, no cualquiera, puede consumir unas copas después de haber superado un alcoholismo.

─ ¿Quieres bailar? ─ Preguntó observándome.
─ Sí, ─ respondí extendiendo mi mano, la primera vez que habíamos bailado, había sido en mi cumpleaños número quince y de eso hacía ya unos cuantos años y a diferencia de esta vez, sus brazos me envolvieron posesivamente.

Bailamos varias piezas abrazados, besándonos, decir que conversábamos era falso, nuestras bocas no se despegaban la una de la otra, solo tres copas y diez piezas en la pista, nos calentaron otra vez.

Decidimos retirarnos rumbo al hotel, era mejor una sesión de sexo allá, que en otro baño del centro comercial, entre risas bajamos del carro con todos los paquetes que habíamos comprado. Lo mejor era comprar otra maleta, eso lo haría mañana.

Llegamos a nuestra habitación,  dejamos las bolsas en el sofá, me decidí dar una ducha, la cual Noah, me acompañó; mi vergüenza había quedado a un lado, cuando comenzó a toquetearme.

Tomé el jabón líquido y unté en su cuerpo enjabonándolo completamente, decidida tomé su erección enjabonándolo,  masajeándolo  y  lavándolo al mismo tiempo. Con mi otra mano, enjaboné sus testículos mientras lo masturbaba, lo incité  y luego lo solté para sacar su jabón con el agua. 

Él, hizo lo mismo con mi cuerpo, enjabonó mis pechos acariciándolos, luego mi ano hundiendo los dedos en el orificio, como ha hecho todos estos días y después mi vagina, masturbándome con la espuma del jabón entre sus dedos. Ambos dejamos que el agua resbalara el jabón de nuestros cuerpos, nos besábamos y volvíamos a tocarnos.

─ Quiero ver como te tocas, ─ siseó, lo observé sorprendida, sus ojos llenos de fuego, me indicaron que no estaba bromeando.
─ ¿Yo también puedo verte hacerlo? ─ Pregunté segura de haberme sonrojado y eso no me agradó, necesitaba que me sintiera como toda una mujer y no la pequeña, Ashley.
─ Sí, ─ respondió cerrando el grifo de la regadera, ambos tomamos unas toallas para secarnos y salimos del baño.

Noah, buscó lo que compramos en el sex shop, tomó el aceite frotando mi cuerpo, yo hice lo mismo untando el aceite sobre su cuerpo.

─ El masaje hoy será diferente, nos frotaremos mutuamente todo el cuerpo, ─ musitó con una sonrisa encantadora.
─ ¿Cómo se hace? ─ Pregunté torpemente y él sonrió.
─ No sabes como me excita, ser el primero en enseñarte, ─ musitó abrazándome, sin dejar espacio entre nuestros cuerpos.
─ Me gustas mucho, ─ siseó buscando mis labios, posando sus manos en mis glúteos, acariciándolos y comenzando a rozar su pelvis contra la mía. El aceite nos hacía deslizarnos con facilidad y hasta una sensación de calor, surgía con el frotamiento.
─ Así, ─ musitó en mi oído con una voz bastante enronquecida, rodee su cuello y moví mi cuerpo sobre el suyo, sintiendo como mis pezones resbalaban por sus bíceps.
─ ¿Así? ─ Pregunté con una voz que para mí asombro sonó sensual.
─ Sí, ─ murmuró.
─  Es un masaje cuerpo a cuerpo, ─ explicó  moviéndose ahora él, para ser rozado por mis pezones y mi pelvis por su erección.
─ Se siente bien, ─ musité por la agradable sensación.
─ Tú, te sientes bien, me gustas, me excitas, me vuelves loco, Ashley. ─ Inquirió levantando mi mentón, perdiéndonos en nuestras miradas. No me estaba dando un te amo, pero sus palabras colocaron mis pezones, más duros y causaron un cosquilleo en mi vagina, moviéndola  más sobre su erección.
─ Deseo que me sientas en todos lados, ─ expresó girando mi cuerpo,  acercando mi espalda a su tórax y mis glúteos a su erección. Su pene, ahora se frotaba por mis nalgas y sus manos, ahora comenzaron a masajear mis pechos.
─ Eres tan hermosa, tan delicada y mía, solo mía, ─ murmuró apretando mis pechos y masajeándolos.

Mis glúteos comenzaron a moverse sobre su miembro,  el aceite facilitaba el movimiento sobre nuestros cuerpos, mi espalda ahora fue la que se frotó con su pecho y su mano se deslizó  hacia mi vagina.  Sus dedos me penetraron con destreza, acariciando suavemente  mi  interior.
─ Noaahh, ─  jadee.
─ Masajéame así, ─ solicitó mordiendo el lóbulo de mi oreja.

Retiré mis glúteos de su miembro, tomando entre mis manos el miembro eréctil,  cubierto de aceite el cual me permitió deslizar mi mano, no sabía si lo estaba masajeando o masturbando,  pero parecía lo mismo. Sentí como la palma de mi mano, calentaba al igual que su miembro.

─ Ahora nos tocaremos para el otro, ─ inquirió girando mi cuerpo, besándome, haciéndome retroceder y acomodándome en la cama.

Ambos nos observamos con deseo. Noah, acomodó mi espalda sobre la cama, apoderándose de mis pechos, besándolos, lamiéndolos y chupándolos; luego se fue deslizando hasta apoderarse de mí vagina, degustándola a su gusto, chupando mi clítoris, para después lamerlo con demasiada experiencia, haciéndome retorcer, excitándome de una manera demasiado enloquecedora.

Levantó su cara de mi vagina y acomodó cada una de sus rodillas abiertas, entre el medio de mis muslos internos,  tomó su erección y a mis ojos comenzó a masturbarse.

─ Tócate igual como lo haces cuando estás sola, ─ susurró en una voz tan enronquecida, que no parecía la de él.

Decidida a complacerlo, comencé a tocar mi cuerpo. Ambos fijamos nuestras miradas en el otro, con una mano toqué mis pechos y con la otra llevé  mis dedos a mi clítoris y comencé a moverlos, abriendo más mis piernas, para facilitarle a él, acomodarse en medio de ellas.

Esto era mejor que hacerlo sola, verlo a él, masturbándose me excitaba mucho más y me hacía volar mi imaginación. Mis deseos, se intensificaban y lo deseaba llevar a mi boca, lamer su glande, chuparlo y deseaba saber que sentía él, que le provocaba hacerme.

─ ¿Qué deseas hacerme? ─ Le pregunté.
─ Follarte por todos lados, acabar en tus labios, ─ mencionó con los ojos oscurecidos.
─ ¡Ohh! ─ me retorcí al escucharlo, sin poder contener el orgasmo que brotó  de mi interior, él me incitaba, nunca me había corrido tan rápido en una estimulación.

Noah, sonrío satisfecho, siguió moviendo su mano sobre su pene, me senté decidida a complacerlo y comencé a masturbarlo yo,  llevando su miembro a mi boca, lamiéndolo y succionándolo; ahora lo hacía con mucha más seguridad que antes, el vaivén de mi boca y mi mano, sabía que le agradaban.

Sus manos tomaron mi cabeza para embestirme, mi boca lo recibió como si siempre lo hubiese esperado, indicándole que todo era suyo, que yo era completamente suya y él, era mi sueño hecho realidad.

Sentí su cuerpo tensarse y mi boca ser llenada con el calor de su semen,  que no me parecía desagradable a pesar de su sabor ser extraño y diferente a cualquier sabor; ni completamente amargo, ni completamente dulzón, lo pasé por mi garganta vaciando completamente mi boca.

─ Eres sorprendente, pequeña. ─ Musitó saliendo de mi boca,  abrazándome y llevándome consigo a la cama abrazados, sin darse cuenta que ese pequeña, me sacaba de mi mundo sexual. Acomodé  mi cabeza en su pecho y ambos nos abrazamos más fuerte.
─ ¿Eres mía? ─ Preguntó levantando mi mentón.
─ Soy completamente tuya, mi amor. ─ Le respondí pasando mi dedo índice por sus labios, él lo besó, ambos comenzamos acariciarnos.
─  ¿Pasamos mañana el día aquí así los dos? ─ Preguntó envolviendo uno de mis pezones entre sus dedos.
─ Pensaba salir a comprar una maleta, ─ le dije abrazándolo.
─ La compramos el lunes, ─ sugirió.
─ Saldremos cansados de la jornada, ─ le recordé.
─ Aun así,  prefiero que nos quedemos mañana aquí, los dos así, desnudos y abrazados todo el día, ─ mencionó y no podía negar que esa idea me agradaba más.

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