AshleyFreetmanConducía hacia Harvard, no deseaba quedarme en un atolladero en la vialidad, gracias a los cielos, no había tenido contratiempos en la carretera.
Al llegar a la universidad un vehículo pasó por mi lado, tomando la delantera para ingresar, lo observo y eran Alexander y Mariluz, que siempre hacían lo mismo.
Tranquilamente me estacioné, ya estaba en la universidad y faltaban diez minutos para ingresar a clases, hoy era miércoles. Noah, nos daba clases los lunes y Miércoles, en la tercera hora.
Normalmente las dos primeras horas de este día las tenía libres, pero uno de los profesores al darse cuenta, decidió cambiar sus últimas horas de clases, por las dos primeras y era nuestra próxima evaluación. Mis amigos se acercaron con una sonrisa de oreja a oreja.
─ ¿Cómo está la practicante de mamá? ─ Molestó, Mariluz.
─ Muy cansada, ─ le respondí con sinceridad, aunque mi sonrisa reflejaba la alegría, que recorría mi rostro a pesar del cansancio.
─ Tú, no entiendes hermanita que ella está practicando, para cuando le toque con nuestros hijos, ─ bromeó Alexander, rodeando mi cintura y besando mi mejilla, mientras tomábamos camino los tres, hacia nuestro edificio.
─ Que alejado estás de esa realidad, no me veo todavía con un bebé en mis brazos, ─ le dije a mi amigo.
─ Pero, bastante que te gusta cuidarlos, mira esas madres ojeras, que cargas encima y ni hablar de tú cara de cansancio, ─ protestó mi amiga, quien no ha dejado de llamarme los fines de semana para salir, y no podía refutarle su protesta, porque era cierta; aunque por esa preciosura de primita, todo valía la pena. Mi teléfono repicó y era mi padre, como lo hacía todas las mañanas.
─ Buenos días, bendición, ─ respondí con una sonrisa
─ Buenos días, pequeña. Dios te bendiga, ─ respondió cariñosamente.
─ ¿Ya estás en la universidad? ─ Preguntó
Sí papi, ya voy ingresando, para mi próxima evaluación ─ le informé.
─ ¿Cómo estuvo esa noche, pequeña? ─ Preguntó
─ La bebé, despierta cada dos horas, sigue con los síntomas de cólicos, ─ le informé
─ Jordan, va tener que aceptar la sugerencia de Ivanna, de un anti cólicos hasta que la bebé, tolere los biberones, ─ mencionó mi padre.
─ Creo que tía Ivanna y tía Abigail, tendrán que convencerlo, ─ le dije a mi padre, estando de acuerdo con lo que él estaba sugiriendo.
─ Ivanna, quiere saludarte, pequeña. ─ Informó mi padre.
─ Buenos días, pequeña. ─ Escuché la voz de mi tía, Ivanna.
─ Buenos días, tía ─ saludé con el mismo cariño, que lo hice con mi padre. Ella, era como una madre para mí y así había llegado amarla.
─ Solo quería desearte suerte en tú evaluación mi amor, sé que no lo necesitas, pero no está demás, ─ escuché el sonido de su sonrisa por sus propias palabras.
─ Gracias, tía. ─ musité. Noah, se quejaba que lo he abandonado, pero a mis padres, abuelos y hermanos; los he visto porque llegan a visitar a la recién nacida, sino hubiese sido imposible conseguirme con ellos. Las dos veces, que me conseguí con Noah, he tenido que sacar el tiempo hasta de donde no lo tengo.
─ ¿Ya estás en la universidad? ─ Preguntó mi tía, sacándome de mis pensamientos.
─ Sí, ya voy ingresando al salón de clases, ─ le informé.
─ Entonces te dejamos, para que presentes tú evaluación ─ sugirió mi tía.
─ Nos vemos luego, tía ─ le dije despidiéndome de ella.
─ Buenos días, ─ nos recibió el profesor, que ya estaba en el aula de clases.
─ Buenos días, profesor. ─ Respondimos al unísono, luego esperamos unos minutos, a qué siguieran llegando nuestros compañeros.
─ En cinco minutos, iniciaremos la evaluación con los que estén presente, una vez iniciemos, no permitiré el ingreso a más nadie; como médicos, debemos aprender que la responsabilidad es primordial ─ recalcó el profesor, el cual era un excelente hematólogo, pero lo tildaban de paranoico, con el sentido de la responsabilidad tan exagerada, tanto así, que una vez cumplido los cinco minutos, cerró la puerta del salón e inició el famoso examen evaluativo. Mariluz, giró su cabeza, sabía que iba pedir ayuda.
─ Señorita, Mariluz. Le agradeceré, acomodarse en este asiento ─ le señaló uno cerca de él, la pobre palideció.
─ Aquí estoy cómoda, señor. ─ Indicó ella.
─ Aquí estará mejor, ─ señaló el profesor la silla.
─ Parece un puto águila, ─ siseo Mariluz, levantándose de la silla y acomodándose dónde le señalaban. Eso dio pies, para que más nadie se moviera de su puesto.
Cuarenta y cinco minutos después, estaba entregando mi evaluación. Todavía faltaba una hora, para ver mi próxima clase y era con Noah, decidí subir al cafetín y esperar allá a mis amigos. Alexander, salió cuando iba a mitad de camino.
─ Ashley, ─ me llamó caminando apresurado, para alcanzarme, detuve mis pasos esperándolo hasta que llegó a mi lado.
─ ¿Qué tal el examen? ─ Preguntó pasando su brazo derecho por mi espalda, como hacía siempre.
─ Bien, bueno eso creo, ─ sonreí bostezando
─ Y tú ¿Cómo crees que saliste? ─ Pregunté solo, para continuar con la conversación.
─ Creo que bien, ─ respondió moviendo sus hombros, ambos observamos el lugar cuando llegamos al cafetín, buscando una mesa libre. Los dos visualizamos la misma y caminamos hasta ella.
─ ¿Desayunarás? ─ Preguntó cómo lo hacía siempre, para hacer la solicitud del pedido.
─ Hoy si tengo apetito ─ musité con cansancio.
─ Imagino que la beba te tiene así, ─ sonrió pasando su dedo índice, por mi cara y besando mi frente.
─ ¿Qué deseas desayunar? ─ Preguntó sin dejar de observarme.
─ Solo un sándwich y un café negro, bien cargado ─ pedí
─ Creo que ni con ese café, pasará el sueño que te cargas, ─ musitó Mariluz, llegando a nuestra mesa un poco disgustada, sabía que era con lo del profesor.
─ Ese asno infeliz, hizo hoy de las suyas pero conmigo, ─ se quejó mi amiga, dilapidando al profesor.
─ Es que tú no te mides, Mariluz. Casi no estudias y de paso, casi te acomodas en las piernas de Ashley, para copiarte, ─ la regañó su hermano.
─ Claro que estudié, solo que el vejestorio, exige estudiar una enciclopedia completa ─ se quejó mi amiga, con su hermano.
─ Si dejaras de besuquearte aunque sea un poco menos con Maurelio, creo que dedicarías más tiempo a estudiar, ─ se quejó nuevamente su hermano, de la relación de mi amiga y su novio, que para nada le era agradable a su hermano.
─ Chicos, podríamos desayunar, ya pronto ingresaremos a la tercera hora de clases, ─ mencioné llamando la atención de ambos, sobre todo porque los minutos estaban pasando y ni siquiera habíamos hecho nuestros pedidos.
─ Lo siento, ─ musitó, Alexander.
─ Para mí lo mismo que Ashley, solicitó Mariluz. Alexander, se levantó de la mesa, para solicitar los pedidos.
─ No sabía que habías vuelto con Maurelio, ─ le dije a mi amiga, ya que estaban disgustados y apartados.
─ Si mi amiga, no estuviese tan ausente últimamente, estuviese enterada de todo, se quejó Mariluz.
─ Creo que nos debemos un día de chicas, yo también tengo cosas que contar ─ musité y Mariluz, me observó con curiosidad, pero luego perdió ese brillo que le había iluminado sus ojos.
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¿ERES MI TENTACION PROHIBIDA?
RandomEn el texto se narra una historia de drama, amor y romance erótico; Ashley Freetman una chica joven, universitaria, sencilla y enamorada desde que tiene uso de razón de Noah Hanks, él fue su amor de adolescencia y ahora su juventud, cuando a ella...