CAPITULO 162 UNAS CUANTAS ENSEÑANZAS.

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Franchesco Lumbardi.

El toque de la puerta me despertó, Valerie se sobresaltó y me observó nerviosa.

─ Franchesco, estaremos en la playa, ─ escuchamos la voz de mi hermana Frenna.

─ Ahora vamos, ─ respondí.

─ ¡Por Dios! ─ susurró Valerie, hundiendo su rostro en mi pecho.

─ No pasa nada, ─ musité envolviéndola más de lo que la tenía.

─ Pudo ser Sebastián, ─ reflexionó.

─ Vamos para la playa, te aseguro que Sebastián, se acostumbrara a vernos juntos, además ya va comenzar la época navideña y no es justo que ustedes estén tan tristes. ─ Expresé.

─ No deseo ni pensar en esa época y tampoco en acción de gracias, ─ pronunció.

─ Pues, piensa bastante, porque hay que decorar mucho, ─ pronuncié sonriendo, porque sé que eso le despeja mucho la mente de los problemas.

─ Iré para la otra habitación a cambiarme, ─ concluí besándola y luego  levantándome, antes de que mi cuerpo se animara más y de verdad Sebastián, nos consiguiera.

Llegué a la habitación contigua, ingresé al baño, hice las necesidades matutinas, lavé mi rostro y mis dientes; salí del baño por un traje de baño y una toalla, me dirigí a buscar a Valerie, toqué la puerta ya que había pasado el cerrojo y ella, la medio abrió envuelta en una bata de baño.

─ Espérame en la playa,  ─ musitó y solo asentí, le pedí al servicio que llevasen el desayuno a la orilla de la playa, salí de la casa observando a lo lejos a los chicos, mi hermana estaba sentada debajo de un gran paraguas, con su mirada fija en su portátil, me acerqué y me acomodé junto a ella.

─ ¡Buenos días!  ─ saludé y ella, me observó con una sonrisa pícara.

─ He pedido sirvan el desayuno aquí, ─ mencioné esquivando su mirada curiosa.

─ Yo he pedido lo mismo,  pero con el almuerzo, ─ pronuncia sonriendo y yo frunzo el entrecejo.

─ ¿Tan buena ha estado la toreada que no sabéis la hora? ─ Soltó con una risilla.

Moví mis hombros, pero mi sonrisa lo dijo todo.

Valerie, apareció y yo,  recorrí su cuerpo cubierto por un traje de baño, de dos piezas con un pareo alrededor de sus caderas, se veía hermosa, o mejor dicho, ella era hermosa.  Ella, colocó su agenda electrónica y la tablet, en la mesilla que sostenía el paraguas.

─ ¡Buenos días, Frenna! ─ saludó a mi hermana.

─ ¡Buenos días, cuñada! ─  sonrió mi hermana con picardía.

Valerie, enrojeció apenada y Frenna, soltó una carcajada.

Valerie, dirigió su mirada hacia Sebastián, el cual estaba caminando con Aleska, por todo el orillo de la playa, chapoteando el agua.

─ Aleska, amaneció en la habitación de Sebastián, ─ soltó mi hermana y Valerie, casi se desmaya.

Mi hermana,  soltó una risilla al verla.

─ Tranquila cuñada, al parecer se quedaron dormidos viendo una película, sin embargo,  esta mañana les di una buena charla, sobre la responsabilidad sexual ─ mencionó mi hermana y Valerie, enrojeció.

─ Sebastián, cumplirá catorce años en un par de semanas, ya es tiempo de darle unas cuantas enseñanzas, ─ mencioné.

─ Lo sé, ─ le pedí a Samuel, que hablara con él, pero creo que no fue el momento adecuado, ─ respondió Valerie.

─ Yo, no tuve problemas en comunicarme con los dos, es lo mejor, porque sé que ellos dos, más adelante van experimentar. ─ Mencionó mi hermana con tranquilidad.

Valerie,  bufó y yo,  solo la tomé de la cintura y la senté sobre mis piernas.

─ Franchesco, se quejó levantándose apresurada y acomodándose en otra silla, observando hacia donde estaban los chicos caminando.

El almuerzo llegó, mandé a buscar a los chicos ya que habían recorrido bastante, parecían querer alejarse de nosotros, así que dudo que solo hubiesen visto una película; hablaría más tarde con Sebastián, si su padre no logró comunicarse, estaba seguro que yo si lo haría.

Los chicos se acercaron, observé sus manos entrelazadas y Valerie, observó lo mismo.

─ Comida totalmente británica, ─ murmuró Aleska, con una sonrisa. Ella, era española al igual que su padre, pero amaba también nuestras costumbres, esas también eran sus raíces por parte de su madre.

─ ¿Quieres que te preparen algún platillo especial? ─ Le pregunté a Valerie.

─ No, los platillos  británicos son divinos, ─ respondió complacida.

─ ¿Y tú? ─  Le pregunté a Sebastián.

─ Esto está bien, ─ mencionó.

Nos dispusimos a degustar los platillos que habían servido, habían hecho una combinación con mi orden de un desayuno y la orden de mi hermana, con un almuerzo, ya que habían preparado huevos fritos, beicon, salchichas asadas, tostadas, cordero asado y cordero en salsa de verduras con champiñones, patatas asadas, pastel de harina de trigo rellenos con carne, pescado rebosado y patatas fritas; después de nuestro desayuno almuerzo, los chicos se volvieron a retirarse alejándose de nosotros.

Mi hermana, retiró la parte superior de su traje de baño para broncearse. Valerie, solo retiró su pareo y ahora se veía más hermosa y mi cuerpo me estaba pidiendo un poco de atención.

─ Vamos a la playa, propuse y  Valerie, dirigió su mirada hacia Sebastián y Aleska. Los dos, se habían sentado a la orilla de la playa, parecía que estaban conversando a mi forma de ver. Aleska, tenía el don para sacarle las palabras al silencioso adolescente.

Mi hermana,  se acomodó sobre la arena a tomar el sol. Valerie y yo, nos fuimos con una botella de  vino y dos copas a la playa. Allí me las ingenié, para tocarla, abrazarla y besarla bajo el agua.

En horas de la tarde, se notaba más tranquila, estaba comenzando a sonreír, en la noche salimos todos a cenar y a bailar en otro Club familiar por los chicos, pero la pasamos muy bien bailando y riendo, en la madrugada cuando llegamos me volví a escabullir en su habitación.

Observo las maletas ordenando que las suban a los autos. Valerie, otra vez a perdido la sonrisa.

─ Si deseas nos podemos quedar aquí, ─ le propuse al notar su angustia.

─ Tenemos un evento y no sería justo que por un problema de la planificadora, algo fallara en el evento. Eso no sería profesional. ─ Musitó y sus palabras, aunque me dolieron no hice mención al respecto, no deseaba que tan pronto se arrepintiera de lo que había sucedido entre nosotros.

─ Ya está todo listo, señor. ─  Me anunció uno del servicio. Asentí rodeando la cintura de Valerie, les hice seña a mi hermana y a los chicos. Valerie, respiró profundo.

─ Me hospedaré en el hotel, ─ musitó Valerie.

─ Te puedes hospedar en la mansión, ─ le propuse.

─ El hotel será suficiente y estaría más tranquila, revisando todos los detalles, ─ respondió sacando su agenda electrónica una vez abordamos el jet.

─ Entonces nos hospedaremos en el hotel, ─ mencioné consiguiendo que Valerie, me observara fijamente.

─ Te puedes quedar en tú mansión, ─ murmuró y yo, moví mi cabeza negándome.

─ Llegaré al hotel, contigo. ─ Le aseguré besando su frente.

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