CAPITULO 115 SIEMPRE NOS TENDRÁS A NOSOTROS.

8 1 0
                                    

Ashley Freetman

Cuando llegué al salón de fiesta ya tía Valerie,  estaba allí con los hermanos Lumbardi, los cuales me llamaron para posar en las fotos en representación a la publicidad de la empresa. Tía Valerie,  ordenó activar el encendido y la iluminación que pendía del techo,  llamó la atención de todos y más fotos y videos fueron tomados.

─ Te dije que eran muy buenas en su trabajo, ─ sonrió Franchesco Lumbardi. Todo parecía el sueño de bodas de cualquier reina, los candelabros en las mesas también fueron encendidos, los invitados fueron llegando, luego los novios, ahora esposos, a todos les llamaba la atención las aves iluminadas colgando del techo.

La decoración fue alabada y los Lumbardi,  fueron vanagloriados. Amaneció y al parecer la fiesta continuaba, en horas de la media mañana fue que respiramos, cuando vi la cama ni siquiera fui capaz de retirarme el vestido de fiesta, caí como un plomo medio muerta del cansancio.

A las tres de la tarde mi teléfono me despertó, el WakaWaka,  llenó la habitación, me levanté, llamé a Noah, luego a Caleb y después a papi y tía Ivanna. Me levanté y salí ayudar a tía Valerie, cuando llegué ya ella, tenía todo listo. 

El salón de fiesta estaba totalmente arreglado, nos fuimos para el centro comercial, compré los regalos que necesitaba, observé a la adolescente española, que no se le despegaba a Sebastián y la abuela Samantha,  no se les despegaba a ellos. Sonreí observando a tía Valerie, seguí con las compras, los hermanos Lumbardi,  nos invitaron a dar un paseo por la ciudad y luego a cenar.

Esa noche volví a caer como un plomo en la cama, parecía que necesitaba descansar un año para recuperar mis fuerzas.

Todavía no había amanecido bien, cuando ya estábamos abordando el Jet, les envié audios a Noah, a Caleb a través del celular de la enfermera y a mi padre. Volví a buscar mi sueño que para mí sorpresa conseguí de una vez, necesitaba descansar lo más posible ya que llegaba a cumplir guardias,  tanto la mía,  como la que habían hecho por mi cubriéndome para poder viajar a España.

Cuando llegué Noah,  me estaba esperando en la pista, saludó con cariño a mi tía, a mi abuela y a mi primo y con educación a los Lumbardi; en cuanto a Franchesco Lumbardi,  su mandíbula apretada me indicó que no le hacía mucha gracia el empresario. Nos despedimos y nos dirigimos al auto de Noah.

─ Pensé que te conseguiría más cansada, ─ musitó Noah, mientras encendía el auto.

─ Anoche caí rendida y durante el vuelo también, ─ musité a pesar que todavía me sentía muy cansada, nunca una decoración nos había exigido tanto como la de España, pero no le diría a Noah,  ya que lo que más desea es que me retire de la agencia. 

Cuando llegamos al hospital me dirigí a saludar a mi papá y tía Ivanna, cuando subimos al piso de oncología pediátrica, mi hermana Samantha,  estaba con Caleb. La saludé informándole que cuando llegara a la casa les daba sus regalos, ya que yo subía con el regalo de Caleb, que al verme su rostro marcó  una hermosa sonrisa. Me dirigí hacia él abrazándolo, y el niño, se colgó de mi cuello.

─ En este viaje has durado más que en los anteriores, ─ se quejó el pequeño, sonreí moviendo su cabello.

─ ¿Me has extrañado? ─ Pregunté,  él asintió como siempre lo hacía.

─ Voy a cambiarme, ─ le dije dirigiéndome al baño. Podíamos hacerlo en esta habitación ya que Caleb,  era considerado ahora de nuestra familia. Cuando salí Noah, estaba hablando con él,  con mucha más familiaridad que antes,  como si ahora procesara mejor que Caleb,  formará parte de nuestras vidas.

─ Ahora venimos,  vamos a recibir la guardia,  ─ señaló Noah,  cuando me acerqué a ellos.

¿ERES MI TENTACION PROHIBIDA?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora