Ashley Freetman
─ Descansa, ─ le dije al niño, ya que estaba somnoliento.
─ Ya los niños de terapia biológica están listos, ─ mencionó la doctora Rosario, llegando hasta nosotros.
─ Vamos a ver que síntomas presentan, ─ señaló la enfermera Claudia.
Una de las enfermeras nos informó, que estaban llegando con el gran pastel o mejor dicho, los pasteles. Noah, me hizo seña para que esperara, todos salieron del Star de médicos, menos nosotros.
─ Trata de que sea rápido, por favor, ─ musitó Noah, mirándome. Me acerqué a él, lo abracé y lo besé.─ Vamos, señor Director. ─ lo invité, envolviendo mi brazo en el suyo.
Ambos salimos, le pedí a tía Valerie y a tía Abigail, dividirnos por las diferentes alas del piso, para culminar más rápido. Todos se colocaron los trajes adecuados de bioseguridad, para poder ingresar a las habitaciones. También los regalos habían pasado por el protocolo correspondiente, para evitar más gérmenes.
Comenzamos el recorrido, los dos cumpleañeros fueron los primeros atendidos. Se les cantó su cumpleaños y se partió el pastel, de allí en adelante comenzaron los recorridos por cada uno de los pasillos de cada ala. Las enfermeras y los doctores ayudaron, Lumbardi llegó, le pedí a una de las enfermeras que lo prepararan con las medidas de bioseguridad. Cuando llegó a nuestro lado, ya faltaba recorrer poco en esa ala, faltaban cuatro habitaciones una de ellas, la del niño que estaba a cargo de servicios sociales.
Pasamos primero por las tres habitaciones anteriores, dejando la habitación del niño de último. A Lumbardi, le llamó la atención ver los niños que padecían cáncer, su buen carácter, su alegría y sonrisa desaparecieron de pronto; cuando ingresamos a la habitación del niño, que no solo estaba presentando una patología tan fuerte como el cáncer, sino que también estaba luchando con una dependencia psicotrópica, estaba una enfermera en el área ayudándolo.
El niño, estaba entrando en una de sus crisis, sabía que podía suceder, porque se le había bajado bastante la dosis, me acerqué apresurada. Noah, tomó al niño y lo colocó de medio lado, uní sus dos manos y estabilicé sus pies. La enfermera tomó el pulso, estaba temblando mucho. Noah, dio la orden de traer el tratamiento inmediatamente, la enfermera salió apresurada. Yo, tomé al niño, lo levanté entre mis brazos, otra vez sus uñas se clavaron en mis brazos, me fui con él, al baño y Noah, abrió la regadera.
Me metí con el niño, ya que estaba muy alterado. Noah, me ayudó a sostenerlo, lo que no deseaba era que comenzara a convulsionar. Sus gritos de me duele, me duele, eran ensordecedores.
─ Ya te vamos a inyectar, ─ le dije tratando de calmarlo, lo fui desvistiendo para que no enfermara. Noah, me ayudó, cuando llegó la enfermera Noah, cerró el grifo, lo envolvimos en una toalla, todavía temblaba mucho y no deseaba que convulsionara.Noah, lo colocó apresurado sobre la camilla, le quité las inyectadoras a la enfermera y le fui pasando yo misma el tratamiento, él seguía gritando y la enfermera tomaba su pulso.
─ Ya pasará, ─ musité tratando de calmarlo, su respiración era acelerada, la prueba realizada había fracasado, todavía era muy dependiente y no podíamos bajar altas dosis de su tratamiento sedo analgésico, sino muy lentamente.
El niño fue tranquilizando poco a poco, acaricié su cabello, la enfermera buscó toallas entregándole una a Noah y otra a mí, busqué una pijama para cambiar al niño.
─ Les buscaré ropa, ─ mencionó la enfermera, giré mi rostro dándome cuenta que tía Valerie, estaba en la habitación con Lumbardi.
─ Te hice otra vez daño, ─ musitó el niño observando mis brazos con preocupación, cuando lo estaba vistiendo. Sus ojitos se llenaron de temor.─ No pasa nada, te dije que estaría contigo, ─ mencioné acariciando sus mejillas.
─ Pero... ya no vas a querer llevarme contigo, ─ musitó.
─ Claro que sí te llevaré, pero debes sanar, ─ le aseguré.
─ Intenté aguantar, quise aguantar el dolor, pero no pude, ─ musitó con miedo.
─ Lo sé, no tengas miedo, ─ le dije acomodándolo en la cama, el niño se notaba cansado.
─ Seguiremos el tratamiento lentamente como íbamos, ─ aseguró Noah.─ Descansa, ─ le pidió Noah, acariciando su cabellera.
Tía Valerie, llegó con una enfermera y ropa hospitalaria para nosotros. Ingresé al baño para cambiarme, con mi cabello no podía hacer mucho, así que lo recogí. Cuando salí Noah, hizo lo mismo.
─ Ella, es mi tía Valerie y él, es el señor Lumbardi, ─ le dije al niño.
─ ¿Cómo te llamas? ─ le preguntó tía Valerie, al niño.
─ Todavía no sé, si llamarme Caleb, Dairon, Diego, Jason, Skayler, Azel o Áres, ─ mencionó pensativo y cansadito hasta para hablar.
Mi tía y Lumbardi, expandieron los ojos con la respuesta. Noah, salió del baño y el niño observó sus brazos. Mi novio, había sufrido menos que yo, pero también estaba aruñado y golpeado.
─ Noah acarició su cabello, ─ ¿Tienes hambre? ─ le preguntó Noah, tomando su historial médico, anotando el suceso acontecido y el tratamiento, también los síntomas que había presentado el niño, el cual movió su cabeza negando que tenía hambre.
─ Guardaremos el pastel para más tarde, pero recuerda que debes comer, ─ le dije, él asintió, ya el tratamiento estaba haciendo efecto, porque parecía que no podía quedarse despierto. Agarré su manito y la besé, dándole a entender que no había sucedido nada, que todo seguía igual.
Lumbardi, me hizo seña para que me acercara hasta donde estaba él, pasó su brazo por mis hombros y me sacó de la habitación. Caminamos unos pasos, me preguntó los datos del niño y porque estaba solo, apretó la mandíbula cuando le dije que era un niño de la calle, que estaba ingresado por servicio social, no tenía ni siquiera un nombre registrado.
─ ¿Piensas llevártelo para tú casa? ─ Me preguntó frunciendo el entrecejo.
─ Papi, está tratando que servicio social lo autorice, yo no pude hacer mucho, no estoy casada, no he formado un hogar independiente de mis padres y laboralmente todavía no soy estable, ─ le informé lo que me habían dicho los de servicio social, cuando han venido hacer el seguimiento de la enfermedad del niño.
─ Déjame ver que puedo hacer con los de servicios sociales, ─ mencionó y yo, sentí un gran alivio.Lumbardi, se despidió marchándose y yo, volví a la habitación con la esperanza de que Lumbardi, nos ayudara con servicios sociales.
Ya tía Valerie, había acomodado todo lo del niño. Noah, parecía solo esperar que yo, volviera a ingresar a la habitación.
─ Luego hablamos de este caso, ─ mencionó tía Valerie.─ Me voy, tengo mucho que planificar todavía, ─ mencionó tía Valerie.
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¿ERES MI TENTACION PROHIBIDA?
RandomEn el texto se narra una historia de drama, amor y romance erótico; Ashley Freetman una chica joven, universitaria, sencilla y enamorada desde que tiene uso de razón de Noah Hanks, él fue su amor de adolescencia y ahora su juventud, cuando a ella...