CAPITULO 90 TE AMO A TI.

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Noah  Hanks.

─ Llevaba años de dolor y amargura Ashley, pero desde ese día y esa  noche, no me pude alejar, me seguías recordando que eras la hija de Gianna, pero no pude evitar todo lo que estabas causando en mí, cuadré mis guardias para estar siempre contigo, comencé acompañarte a supervisar los eventos; por más que lo intentaba no podía alejarme, siempre buscaba una excusa para estar a tú lado, pero mi decisión surgió en tú cumpleaños. Dos meses después de esa víspera de año nuevo, no pude contener los celos, con tú amigo posesivo, ─ Le di a conocer y ella, intentó sonreír con mis últimas palabras, pero no lo logró, acaricié su rostro, sin desprender la mirada de sus ojos.

─ Cuando te hice mi novia, no sabía como contarte todo, sin dañar la imagen de Gianna, ─ pronuncié continuando con las acaricias en su mejilla, depositando suaves besos, por todo su rostro.

Hundí nuevamente mis manos, debajo de su sudadera, levantándola y sacándola por su cabeza. Ella, intentó protestar y yo, solo la silencié besándola.

Me moví acomodándome  nuevamente sobre  ella. Entre besos y caricias, desabroché su shorts de mezclilla y lo bajé  sacándolo de su cuerpo. Hice lo mismo con su brassier, que estaba suelto.

─ Noah, vinimos hablar, ─ protestó.

─ Vinimos hablar y  descansar, por la mala noche que pasamos los dos, ─ pronuncié acariciándola.

─ Pero, no podemos hacer a un lado lo que estamos sintiendo, tenía años Ashley,  que nadie me hacía sentir vivo; ni siquiera, la mamá de Jaime, me hizo sentir de esta forma. ─ Expresé sin dejar de mirarla.

Ella bajó su mirada de la mía y  hundió su rostro en mi cuello, comenzó a llorar. Yo, acaricié su espalda abrazándola, por un largo tiempo estuvimos así, la dejé hasta que calmó su llanto, volví a girar su cuerpo quedando ahora yo sobre ella, encerré su rostro entre mis manos y busqué su mirada.

─ Te amo, ─ sisee mirándola fijamente, dejando en esas palabras mis sentimientos.

─ ¿A mí o a mi madre? ─ Preguntó con una profunda tristeza, dudando de mis palabras y de todo lo que le había dicho.

─ A tú madre la amé, la amaba con tanta intensidad, que hubiese dado por ella, hasta lo que no tenía; con tal que ella, me amase si quiera un poco. Gianna, fue todo para mi, hasta después de muerta. Ahora, te amo a ti Ashley, estos sentimientos son por ti ─ Le aseguré.

─ Quizás, es el parecido con mi madre, lo que te tiene confundido. Hasta hace un año, te vi llorando y bebiendo por ella. Me dijiste que me parecía mucho a ella, soy una tonta, debí atar cabos; llorabas el día de su aniversario de muerte, me hablaste del accidente, todos los años asistías a su misa,  mi abuelo Ethan y mi abuela Samantha, te aprecian como si fueras su… ─ detuvo su análisis y sus lágrimas volvieron a brotar.

─ Si fuese por el parecido,  hace años, me hubiese enamorado de Ivanna. Ella, si es idéntica a Gianna, tú eres una combinación entre  tus dos padres, ─ le aseguré.

─ ¿Nunca te has preguntado si es el parecido con mi madre lo que te llama la atención? ─ Preguntó alejándose de mi cuerpo y apoyando su espalda en la cama. Me acomodé de medio lado, atrayéndola a mi cuerpo, para que ella, quedase en la misma posición.

─ Si lo he hecho, durante meses, pensé que estaba confundido, hasta llegué a compararte con ella, ─ pronuncié  levantando su mentón.

─ Luego, me costaba aceptar que me gustaba mucho, la hija de Gianna. La pequeña, que conocí unas horas después de haber nacido, y la que al nacer, me hizo tomar la decisión de irme del condado por unos años. Cuando regresé  nuevamente, eras la pequeña, con la que planifiqué con su madre, formar una familia y convertirme en su padrastro. ─ Pronuncié observándola y ella respiró profundo.

─  Me costó aceptarlo, luché contra eso, fue un año difícil, cuestionándome, reprendiéndome  a mí mismo; me costaba contenerme para no abrazarte, besarte. Cuando comencé a sentir celos de tú amigo, comprendí que estaba perdido, y no podía contener más, lo que sentía y sabía que tú sentías, por mí lo mismo. ─ Expresé.

─ ¿Celos de mi amigo? ─ Preguntó con una voz demasiado liviana.

─ Sí, de Montenegro,  él te abrazaba, te besaba a cada rato, no se te despegaba y yo, ardía de celos; el día de tú cumpleaños, explotaba internamente, cuando lo llevaste para tú casa  y lo presentaste. Ver su posesión sobre ti, que no solo noté yo, sino también Maximiliano y Jordan; eso me tenía furioso, celoso, apenas coincidimos en el hospital, no aguanté más y me atreví a enfrentar este sentimiento. Aun, conociendo las consecuencias que traería. ─ Narré.

─ Te amo a ti Ashley, no lo dudes. ─ Le aseguré .

─ Alexander, es solo mi amigo, ─ siseó.

─ Lo sé, pero él, desea ser más que tú amigo, ─ espeté.

Levanté mi mano derecha, acariciando sus labios, con mi dedo pulgar.

─ Eres mía y no deseo perder eso, no después que me has hecho vivir nuevamente, cuando has llenado mi vida, otra vez de felicidad, ─ expresé y limpié sus lágrimas, con el dorso de mi mano.

─ Necesito tiempo Noah, para asimilar esto y...

─ Y lo tendrás, pero juntos, no deseo que nos separemos, no vale la pena Ashley, hoy, mañana, en un mes, o en un año; la historia será la misma. Tú madre y yo, anduvimos juntos, eso no lo vamos a cambiar. Solo debes asimilarlo y aceptarlo, porque no podemos luchar en contra de este sentimiento, no cuando los dos sentimos lo mismo. Nos correspondemos mutuamente, ─ pronuncié interrumpiéndola y deslizando mi mano acariciándola.

─ Como puedo mirar a mi familia a los ojos después de…

─ No tienes de que avergonzarte, tú no sabías nada, en todo caso, quienes siempre han mentido, han sido tú familia. ─ Le aclaré, enredando mis dedos en sus pechos, recorriéndolos, primero uno y luego el otro.

─ Noah, por favor, ─ siseó paralizando mi mano, con la suya.

─ ¿Por favor, qué? No puedes ocultar lo que sientes, ─ pronuncié apretando su pezón.

─ Me amas, ─ sisee buscando nuevamente sus labios y llevando su mano, hacia mi erección, para luego devolver la mía, a sus pechos y seguir jugando con sus pezones.

─ Me amas, ─ repetí mordiendo sus labios.

─ Te amo, ─ le aclaré,  buscando su lengua y uniéndola con la mía, saboreándola y dejándonos llevar.

─ Tócame, ─ le pedí sin salir de su boca.

Su mano, encerró mi erección, por encima del bóxer. La mía, se deslizó por el contorno de su cuerpo, llegando hasta su ingle y  acariciándola, haciendo a un lado su pequeña panty, que era lo único que no había sacado de su cuerpo.

Deslicé mis dedos, acariciando sus labios vaginales.

─ Noah, ¿Por qué me haces esto? ─ Siseó cerrando sus ojos, moviendo sus caderas, cuando mis dedos, se hundieron entre sus pliegues; jugando con su clítoris, lubricándolo con sus propios fluidos.

─ Notas lo que causas en mi cuerpo, ─ sisee en su oído, moviendo mis caderas, invitándola a liberar mi erección, del molestoso bóxer.

Mordí su cuello, para luego chuparlo y succionarlo.

─ Relájate, ─ le pedí, cuando intento cerrar sus piernas,  impidiéndoselo con mis caderas, que ya estaban en medio de estas.

─ Dime que me amas, pequeña. ─ Sisee llegando mis labios a sus pechos.

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