CAPITULO 148 YA CULMINÉ DE LEERLA.

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Ashley Freetman

A los pocos minutos apareció el señor Lumbardi, me pregunté si no se habría conseguido a tío Samuel,  por los pasillos, pero el pensamiento se me esfumó cuando comenzó a saludar a todos, entregándole a tía  Ivanna,  un gran peluche.

Lumbardi, se acercó hasta donde estaba mi primo Sebastián, mencionándole algo que no logré escuchar, pero la sonrisa de tía Abigail y Sebas,  me dieron a entender que la conquista de Lumbardi,  por mi tía, estaba iniciando ganándose  a su hijo; seguramente lo conseguiría,  porque para que mi primo suelte una sonrisa, cuesta Dios y su mundo y al parecer ya Lumbardi,  lo consiguió.

─ Y ¿Cómo se llama esta hermosura? ─ Preguntó Lumbardi,  observando a tía Ivanna y otra vez todos se observaron. Tía Valerie, levantó una de sus cejas.

─ Se llama Lissie, ─ le respondió mi abuela Hailey,  con una sonrisa.

Tía Valerie,  se sorprendió observando a sus hermanos y a tía Ivanna,  la cual respiró profundo, observando el entrecejo fruncido de papi; el cual la noticia no le agradaba mucho.

─ Ya verás,  como ella será tú perdición, ─ siseó  tía  Ivanna,  halando la bata médica de su esposo y atrayendo hacia su cuerpo a mi padre y besándolo.

Yo me acerqué  a tío Jordan  abrazándolo, él estaba muy sonriente observando embelesado a la pequeña Lissie.

─ Bueno, ya sabemos que a ti también te destronará como sobrina, ─ mencionó tía Abigail, observándome. Hice un puchero fingiendo pesar  y tío Jordan,  sonrió besando mi frente.

─ Me quedaré esta noche con Caleb, tú ve a descansar, duerme con Jaime. ─ Le sugerí a Noah,  cuando estábamos recorriendo el pasillo, él paralizó su andar rodeando mi cuerpo y deteniéndome.

─ Debemos descansar,  mañana nos espera una guardia bastante larga de todo un día y una noche, veinticuatro horas de guardia es muy exigente. Caleb, estará con la enfermera contratada, ─ mencionó e hice un puchero, él siempre tenía razón con respecto a las guardias; cuando me ofrecí a pasar la noche con tía Ivanna, prácticamente rodeó mi cintura y casi me saca volando de la habitación.

─ Pero, nos quedaremos un rato más con Caleb. ─ Pronuncié besando ligeramente sus labios. Era de noche y los pasillos estaban casi desiertos.

─ Solo un rato, ─ aceptó buscando mis labios y su beso no fue nada ligero.

Cuando llegamos a la habitación de Caleb, conseguimos a Jaime, con él. Mi abuela Samantha, ya había bajado con mis dos hermanos, para la habitación de tía Ivanna.

Yo, me quedé hasta que llegó tía Valerie, de cenar con Lumbardi y Sebastián; estuvimos una hora con Caleb, luego nos despedimos.

─ Mañana estaremos aquí temprano, ─ le aseguró Noah, a Caleb.

─ ¿Cuándo me darán de alta? ─ Preguntó el niño.

─ Si pasas bien la noche y el día de mañana, te irás cuando soltemos la guardia. ─ Pronuncié.  Jaime y Caleb, sonrieron.

─ Esta vez te cuidaremos mejor, para que no vuelvas a enfermar. ─ Pronunció Jaime, haciendo que su padre lo observara.  Yo, sonreí abrazando a los dos niños.

Jaime, Noah y yo;  salimos del hospital, rodee los hombros de Jaime y él, mi cintura contándome como estuvo su día. Noah, caminaba a nuestro lado observándonos, rodeó mis hombros ya que su hijo, tenía rodeada mi cintura.

─ Te ves hermosa de mamá, deberíamos ir pensando en tener un hijo, ─ pronunció besando mi oreja, lo observé y sus ojos estaban llenos de ilusión.

─ Las semanas fueron pasando y Caleb, estaba nuevamente en casa. Tía Ivanna, con la pequeña Lissie, también.

Mi abuela Samantha,  estaba preparando la misa que le hacía todos los años a mi madre.

Noah, respiró profundo cuando se lo anuncié, lo había visto varias veces leyendo el diario de mi madre, no muy a gusto con lo que leía,  lo sabía, por sus gestos; pero no porque me hubiese hecho algún comentario. Cuando se iba para la clínica a trabajar yo,  aprovechaba y pasaba el día en la casa, ayudándole a tía Ivanna.

Las abuelas, también le ayudaban mucho y hasta mi hermana Samantha,  estaba entregada al cuidado de nuestra nueva hermana.

Tía Valerie,  cuando llegaba también colaboraba mucho  y tía Ivanna,  agradecía todas esas ayudas, a pesar de que ella ya se había recuperado.

Había decidido no llevar a Caleb,  para la misa de mi madre, evitando otra infección y complicaciones que afecten más su salud.

Estábamos en la iglesia, la misa ya iba comenzar. Los hermanos Lumbardi, llegaron y mi primo Sebastián, sonrío cuando la adolescente española, se acomodó  a su lado. La misa inició  y con tristeza me acomodé para escucharla.

─ Llegó Noah, ─ pronunció mi hermana, mi corazón latió con fuerza y casi se me sale del pecho, cuando se acomodó a mi lado rodeando mis hombros y me acercó a su cuerpo.

La misa continuó,  pero yo no presté atención a lo que decía el padre, el ruido de mi pecho con los pálpitos de mi corazón, eran más fuertes que su voz.

La misa culminó y tío Samuel,  no apareció. Fruncí mi entrecejo observando a Lumbardi,  sentado al lado de tía Valerie, cuando salimos de la iglesia.

Habían pasado dos meses, desde la misa de mi madre. Caleb, ya había disminuido demasiado el tratamiento, para su dependencia psicotrópica, se veía mucho mejor y  estaba comenzando a caminar con muletas.

─ En estas navidades, celebraré mi cumpleaños  ─ sonrió Caleb.

─ Creo que en fin de año, ─ le recordé, él asintió con sus ojitos llenos de ilusión.

─ Quizás podemos celebrarlo con nuestra boda, ─ mencionó Noah, entregándome la libreta de mi madre, levanté mi visión hacia él.

─ Ya culminé de leerla, ─ siseó mirándome.

─ ¿Se casarán? ─ Preguntaron Caleb y Jaime, al mismo tiempo. Sonreí en el mismo instante que el timbre sonó, tía Valerie, ingresó en un mal de lágrimas a la sala donde estábamos.

Me levanté apresurada del sofá, ella hoy tenía su segundo acto conciliatorio en el Tribunal.

Noah,  frunció el entrecejo haciéndole una seña a Jaime. Los dos niños y mi novio, subieron las escaleras, ambos ayudando a Caleb.

Observo a tía y me duele verla en esta situación, la abrazo y ella, se desarma en llanto.

─ ¿Qué ha sucedido tía? ─ Le pregunto, cuando está un poco más calmada.

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