CAPITULO 109 LA DECORACIÓN.

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Ashley Freetman.

─ No son iguales, ─ pronuncia mi hermana.

─ Pero, suenan iguales, ─ refuta el niño. Me sorprendo de que Samantha,  esté todavía aquí, observo que tenga su traje de bioseguridad, con lo despistada que es, hay que estarle recordando.

─ ¡Hola!  ─ saludo a ambos. El niño me ve y se sonríe y a mí el corazón me tiembla. Coloco el bolso donde le traje comida, en la mesita que tiene al lado de la camilla. Observo las letras que tiene mi hermana a su lado, ella está sentada en una punta de la camilla.

─ ¿Has desinfectado eso? ─ Le pregunto señalando las letras.

─ Por supuesto, ─ responde ella enseguida. Samantha, se ha obsesionado con enseñarle a leer al pequeño.

─ Pitillo, piensa que la B y la V son iguales, le explico que no es así, ¡Dios¡ que nombre tan feo también ¿Quién se llama así? ─ menciona mi hermana pensativa. Yo sonrío al ver su gesto de horror.

─ Las letras no son iguales y tampoco se pronuncian igual y de verdad, el nombre deberíamos cambiarlo,  ─ sonrío.

─ Claro que no son iguales, no es igual un burro a una vaca, ─ menciona Samantha, levantando las dos figuras de los animales, haciéndome sonreír.

─ Bueno, pero recuerda que no debemos cansarlo, ─ le recordé a mi hermana cuando observé la cantidad de juegos que habían en la habitación.

─ Me gusta estar con ustedes, ─ mencionó el niño, observándonos con tristeza.

─ ¿Entonces porque estás triste si te gusta estar con nosotras? ─ Le Pregunté.

─ Porque cuando me vaya ya no las veré más, ─ pronunció bajando su mirada, Samantha y yo,  nos observamos.

─ ¿No te gustaría irte para nuestra casa? ─ Le pregunté, él expandió sus ojitos y una luz brilló en ellos, asintió bajando la mirada.

─ Serías como nuestro hermano menor, ─ musitó mi hermana.

─ Bueno, menor no, porque pronto nacerá una beba o un bebito, ─ sonrió Samantha, con alegría.

─ Nunca he tenido hermanos, ni papá,  ni mamá, ─ musitó el niño con tristeza, me acerqué a él,  acariciando su cabello que ahora lucía más sedoso; pronto comenzaría a caerse y esta noche me quedaría un rato con él, para darle a conocer el procedimiento por el que iniciará. Antier bajaron la dosis, ha presentado reacciones, pero no ha golpeado más a las enfermeras.

Hoy Samantha, lo ha entretenido jugando y enseñándole a leer en los periodos de tiempo que ha despertado. Su tratamiento iniciará pronto,  ya que ha ganado peso y sus niveles han mejorado. Tía Ivanna,  llegó a buscar a Samantha, acarició las mejillas del niño.

─ ¿Ya has pensado en tú nuevo nombre? ─ Le preguntó tía con una sonrisa, él negó.

─ Deberías de pensar en uno que te guste mucho, ─ le sugerí, él se quedó pensativo.

─ Me dijiste que no podía ser don gato, ─ mencionó frunciendo el entrecejo, yo sonreí negando, le había gustado el cuento que le había leído, pero esa no era razón para colocarle otro horrible apodo. Samantha, se echó a reír y tía Ivanna,  también al escucharlo.

─ Ya nos tenemos que ir, ─ Pronunció tía Ivanna.

─ Ahora más tarde vengo a leerte un cuento, ─ le dije al pequeño, retirándome con tía Ivanna y mi hermana Samantha.

Bajamos juntas hasta el consultorio de papi, el besó la mejilla de Samantha y luego la mía, pasando después a los labios de tía Ivanna. Me despedí de los tres, le agradecí a Samantha,  por haber cuidado al niño y ella me abrazó, mi hermana me hace recordar a cuando yo,  era niña y tía Ivanna,  me traía para el hospital.

Llegué al ascensor, esta noche tendríamos trabajo si deseábamos que todo estuviese listo para mañana. Llegué al Star de enfermería, todos sonrieron al verme,  habían una cantidad de globos ya inflados, ya vengo, les dije saliendo para el Star de camareras, donde habían también globos inflados. Cuando fui para el Star médico,  me detuve en el pasillo, tía Valerie,  iba llegando con tres chicas más, las saludé, todas nos ayudaban en los eventos, tomé algunas bolsas de las que traían.

─ En dos horas es la revista médica, ─ le hice saber a tía Valerie.

─ Vamos a iniciar, traje infladores eléctricos para los globos, señaló tía, nos fuimos a un pasillo. Todos parecían estar entusiasmados, hasta el mismo Noah,  que había concedido los permisos, tomando todas las precauciones y previsiones necesarias.

Había mucha colaboración del mismo personal que laboraba en el área, los globos rápidamente se desaparecieron de los Star y las camareras estaban ayudando a inflar más globos, con los marcadores que tenían como medida, para que todos los globos quedaran uniforme.

Las telas que había enviado Lumbardi,  también estaban decorando los pasillos, formamos figuras de animales con ellas, el techo del pasillo fue lleno de globos de colores, queríamos que los niños se llevarán una sorpresa en el recorrido que hacían por el pasillo en sus sillas de ruedas.

Cuando tocó hacer el recorrido de revisión médica, corrí a higienizarme, cambié mi ropa hospitalaria y el traje de bioseguridad completo, hasta los guantes y el tapa bocas.

Comenzamos con el recorrido, una niña llamada Luna,  había ingresado ayer, estaba en proceso de exámenes para determinar el avance de su patología, estaba somnolienta por los efectos de los analgésicos. Habían también niños sometidos a radioterapia y otros a quimioterapia.

Llegamos a la habitación de Jonás, estaba bajo sedantes, su pierna no estaba bien y el especialista ya sugirió amputar el miembro inferior, su madre estaba triste y mi corazón se quebró, cuando lo leí en su historia médica. Tragué grueso observando al niño, que cumplía año al día siguiente y era uno de los tantos niños, que tenía un campo especial en mi corazón.

Traté de contener mis lágrimas, tragué el nudo que se había hecho en mi garganta y mi entusiasmo decayó considerablemente. Cuando pasamos por la habitación de pitillo, sugirieron bajar la dosis un poco  más, ya que su comportamiento de hoy había sido considerado aceptable y se había estado alimentado bien. Hicieron énfasis en que había estado acompañando todo el día y al parecer, eso lo había animado un poco más.

Salimos con cuidado ya que estaba dormido, cuando finalizamos el recorrido ya cuatro pasillos estaban decorados, pero mi entusiasmo había quedado en la habitación de Jonás, sin embargo,  volví a cambiarme y continúe ayudando.

Las enfermeras se estaban encargando de la organización de los regalos, dos horas más tarde, finalizamos las decoraciones gracias a toda la ayuda recibida, ni siquiera, cuando hacemos la labor social de “Somos Guerreros”  se había decorado así, aunque en ninguna de esas labores sociales, había estado involucrado Lumbardi.

Cuando Noah,  llegó de la reunión donde estaba, se asombró al notar la decoración del piso y eso que todavía faltaba el día de mañana.

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