CAPITULO 179 DECISIONES. Parte III.

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*Jordan McCarthy*

Observo a mis dos hijos adolescentes. Cesar y Leonardo, están bailando en la pista con unas adolescentes, una de ellas es española y la otra es Londinense. Parecen dos babosos tan embelesados como mi sobrino Sebastián,  por la sobrina de mi nuevo cuñado.

Dirijo la mirada a mi hermana Valerie, quién también sonríe feliz bailando con Lumbardi.

─ ¿Bailamos señora McCarthy? ─ Le pido a mi esposa sonriendo. Ella asiente, la llevo a la pista de baile, la rodeo completamente, ella envuelve mi cuello, hemos atravesado varias dificultades, como mi amor por Lissie y su misterioso  amor por el arqueólogo. El cual ha vuelto a desaparecerse y yo, agradezco a Dios,  por eso y le pido que no aparezca más.

Ojalá se me cumpla el deseo, porque ese es mi deseo,  que el  arqueólogo se vuelva a perder por lo menos lo que resta de nuestras vidas, así como Abigail,  desea que deje de amar a Lissie.

Observo a mi alrededor y los ricos, aparte de su riqueza, lo que más tienen es locura. Esto es demasiados lujos, si la misión Somos Guerreros,  tuviese siquiera la cuarta parte de todo este lujo, muchos niños con cáncer serían tratados.

Mi mirada se va hacia Caleb, está con Samantha, Jaime, Andrew, mis hijos y otros chicos de diferentes países.

Ivanna, ingresa a la pista con Maximiliano, mi cuñada me guiña un ojo sonriendo. Mi hermano, la envuelve entre sus brazos. las pequeñas Lissie y Hailey,  están durmiendo junto con mi hijo Jean Carlos,  y la niñera que contrató Lumbardi. Porque la invitación para su boda en Alemania, se vino con todo los beneficios, un Jets a disposición, habitaciones en el hotel Lumbardi de Alemania y servicios incluidos. Lumbardi y Valerie,  siguen en la pista.

─ Iré a ver un momento a los niños, ─ murmura Abigail, salimos de la pista de baile.

La hermana de Lumbardi,  se está besando con su novio. Un mesonero me da una copa,  me acerco a la mesa que tiene aperitivos. Noah, está tomando unos para Ashley.

─ ¿Con quién coño habla uno aquí para prepararle una noche a Abigail? ─ Le pregunto a Noah, él levanta la cabeza sonriendo.

─ Si no te ha incentivado la habitación donde estás, ya no te incentivará nada, ─ murmura.

─ Eso es mucho lujo para mí, prefiero el jardín, ─ mascullo y Noah, suelta una risilla.

─ Hay demasiados invitados para eso, ─ menciona dirigiendo su mirada hacia la puerta que conduce al jardín.

Ashley se acerca,  le quita los aperitivos a Noah,  de la mano y comienza a comer; luego toma otros de la mesa y también los degusta, está comiendo más que un sabañón preñado, bueno ella está embarazada y su embarazo es múltiple.

─ ¿Bailamos o vamos al jardín? ─ Le pregunta Ashley a Noah.

─ Al parecer a toda la familia le fascinan los jardines, ─ sonríe Noah, besando a Ashley.  Ella, se sonroja y yo,  prefiero no enterarme del porque.

Abigail regresa, nos comemos unos aperitivos. Mi esposa toma una copa y volvemos a la pista de baile.

Ashley, tiene a Noah bailando, mi sobrina se desarma en la pista.  Me río porque eso es de familia, mi sobrina Samantha,  es la peor de todos los bailarines, está bailando en medio de una rueda de chicos, pero Jaime,  su hermano y sus primos, no dejan que se le acerquen otros adolescentes.  Por lo menos estoy tranquilo,  porque sé que hay hombres para defender a nuestras hijas.

Observo a Sebastián,  que está bailando con la española, ella lo besa ligeramente en los labios y él profundiza el beso. El grupo donde están los chicos se cansan de bailar y salen hacia el jardín. Noah y Ashley,  salen tras ellos, los mesoneros no paran con aperitivos y bebidas. Sebastián, sale con la española hacia el jardín, al parecer a todos nos gusta.

─ Quiero ir a los rosales donde estabas está mañana, ─ le susurro a mi esposa.

─ El jardín está tan lleno de gente como este salón, ─ murmura Abigail, ella sabe lo que deseo.

─ Estaremos unos días más, ─ sonrío, tomando la mano de mi esposa y sacándola al jardín. Ella, tenía razón, nunca pensé que hubiesen tantos invitados.

El teléfono de Abigail, repica. Ella, lo saca y yo,  observo la pantalla, aprieto la mandíbula al leer el nombre del arqueólogo, por lo visto mi deseo no se va cumplir, respiro profundo, ya el cuento del ex aparecido no me agrada.

─ ¿Por qué coño no se quedó en el culo del mundo perdido? ─ Mascullo rabioso.

─ Por lo menos, no tengo una foto de él, en la sala de mi casa. ─ Responde rabiosa mi esposa, alejándose de mi lado.

Ella, responde el teléfono y a mí me parece que me agarraran de las pelotas y me colgaran del techo.  Observo a Ashley,  sentada en las piernas de su esposo besándose, giro mi cabeza y observo a Ethan, que tiene abrazada a su esposa Samantha, y Andrew tiene abrazada a mi madre. Bill, está hablando con mi padre adoptivo y la que él,  asegura que será mi madrastra, pero cuando, no sé, porque mi padre no tiene quince años. 

Tomo a Abigail, de la mano sin importarme que está hablando por teléfono y me adentro en el bosque con ella, busco los rosales de esta mañana, pero no los consigo.

Tomo el teléfono y lo apago.

─  No quiero que ese hombre siga jodiendo Abigail,  o de verdad tendremos problemas, ─ le informo.

─ Jordan, tú y yo,  ya teníamos problemas hasta antes de que Michael,  apareciera. Él, no tiene nada que ver con mi decisión de separarnos. ─ Expresa y...

─ Sus palabras me estremecieron, no pude evitar mirarla fijamente.

─ ¿Separarnos? ─ Le pregunto confundido.

─ Lo siento Jordan, pero es lo mejor, ─ murmura.

─ ¿Me dejas por él? ─ Pregunto apretando la mandíbula.

─ No, nunca te dejé por él, yo siempre he tenido conocimiento de como dar con Michael, te dejo por Lissie. ─ Musita girando su cuerpo, para alejarse de mi lado.

─ ¡Abigail! ─ camino apresurado rodeándola desde su espalda.

─ Hemos sido felices, a pesar de mi amor por Lissie. ─ Menciono acomodando su espalda en mi pecho. Ella, gira quedando de frente.

─ No, Jordan. Yo he sido feliz,  porque así lo he decidido, soy feliz viendo a mis hijos, a mi familia, pero como tú mujer, como tú esposa,  nunca me he sentido completamente feliz. ─ Expresó y yo, expandí mis ojos por la sorpresa.

─ Debo ver a los niños, ─ murmuró mi esposa, caminando nuevamente hacia uno de los grupos de personas, dejándome solo en esa parte solitaria del jardín. Hasta las ganas que tenía de follar, se me quitaron.

Me quedo observando a lo lejos a mi esposa y noto su decisión. Vuelvo a la fiesta.

─ ¿Qué tienes tío? ─ Me pregunta Ashley,  cuando nota que llevo tres tragos seguidos.

─ Nada, ─ trato de sonreír.  Dirijo mi visión hacia mi esposa, que está bailando con mi padrastro.

─ ¿Complaces a tú hermana? ─ Llega Valerie y me abraza por la espalda.

Me voy a la pista con ella, se ve feliz, beso su frente, elevo mi visión. Lumbardi, está bailando con su hermana. Andrew, me pide bailar con su hija, devolviéndome  a mi esposa.  La abrazo, busco sus labios, nos dejamos envolver por el beso.

─ Te amo, y no te voy a perder. ─ Le aseguro.

Abigail, me ha escuchado tantas veces decir eso,  que ni siquiera se inmuta, así que esta vez debo demostrárselo,  aunque me duela en el alma, despedirme de Lissie. Ha llegado el momento de hacerlo.

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