CAPITULO 117 LA FIESTA EN EL PISO DE ONCOLOGÍA.

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Valerie Ghill

─ Yo, puedo hacer el primer viaje, podría cuadrar con Hailey, a ver si nos acompaña, de seguro ella, podrá ayudarnos en eso de aves volando, ─ propuso Abigail.

─ Sabes bien, que yo debo observar para que mi imaginación se expanda, ─ pronuncié.

─ ¿Yo puedo ir para España? ─ intervino mi hijo.

─ No queda de otra, ─ le respondí.

─ Puedes quedarte en la casa, ─ refirió Ashley.

─ También en la mía, ─ refirió Abigail.

─ Prefiero conocer España, ─ se animó Sebastián.

─ Para observar el lugar pueden ir tía Abigail y tú, que ese sería el viaje más corto, en los otros cuadramos fechas y yo te acompaño, ─ musitó Ashley, y creo que sería lo mejor.

─ Hablaré con el señor Lumbardi, para partir después del evento de los niños del hospital.

─ Lo podemos hacer simultáneo, yo me quedaría aquí cumpliendo con los eventos, propuso Ashley, y también era una buena idea. Continuamos revisando todo, pero no se me salía de la cabeza, que necesitaba una lluvia de ideas. Abigail, se retiró y Ashley y yo, continuamos trabajando.

─ Buenas tardes, Diosas. ─ Ingresó Lumbardi, a la gran oficina que nos habían asignado.

─ Sebastián,  ¿Cómo estás? ─ saludó a mi hijo, todos correspondimos el saludo, más por educación, que por cualquier otra cosa.

Lumbardi, se acercó a Ashley, dándole carta libre, para todos los eventos. También le solicitó la dirección del hospital, el piso de oncología y otros datos más, como por ejemplo, los horarios  de Ashley, de pasantías. También, incluyó en el evento la decoración de todo el piso y regalos para todos los niños.

─ Debo hablar eso con el director de Oncología, no deseo ser sancionada nuevamente ─ refirió Ashley.

─ ¿Has sido sancionada? ─ Le pregunté frunciendo el entrecejo.

─ Sí, Noah, lo hizo antes de hacernos novios, ─ informó mi sobrina.

─ Definitivamente Ashley, no nos ha contado muchas cosas ─ pensé enseguida.

─ ¿Podrías decirme porque no debo colgar a Noah, de sus granos? ─ Pronuncié haciéndolos reír.

Ella narró un suceso del pequeño evento, que hizo en la víspera de año nuevo pasada, pero más que contrariarnos,  Lumbardi, soltó fue una carcajada.

─ Y, ¿Cuál fue la sanción? ─ Preguntó Lumbardi, interesado.

─ Una semana en el piso de pediatría, y no es que no me agrade, pero mi sueño es oncología pediátrica, ─ pronunció con un rostro lleno de ilusiones.

─ Ese novio tuyo se las trae, si hubiese sido yo, te la hubiese dejado pasar, ─ pronunció observando risueño a mi sobrina.

Minutos después Lumbardi, se retiró besando la frente de Ashley, dándole la mano a Sebastián y a mí, solo una mirada con una solicitud, de las fechas de viaje para España; le indiqué que se las hacía llegar esta noche.

─ Mejor nos vamos ya, porque tú, debes descansar  antes de volver a ir al hospital, tienes unas ojeras y un cansancio horrible, ─ le dije a mi sobrina.

Ella asintió, las pasantías la tenían muchas horas en el hospital y no entendía por qué y,  de paso tiene más semanas de pasantía que otros pasantes.

Los tres salimos de la oficina, que estaba en la misma empresa  Lumbardi.  Ashley,  se  dirigió  a  su  vehículo y Sebastián y yo,  al mío.

Cuando mi hijo y yo, llegamos a la casa, el auto de Samuel, ya estaba en el garaje. En esta semana todo parecía ir calmándose, ya hasta sentía que todo estaba volviendo a su cauce.

Cenamos juntos entre charlas con los acontecimientos del día, le di a conocer a Samuel, sobre el viaje a España. También le informé que me llevaría a Sebastián, mi esposo no estaba muy agradado con el contrato, pero por los últimos acontecimientos en nuestra vida, ambos tratamos de no buscar ningún tipo de conflicto, a pesar que la desconfianza a veces surgía, yo tampoco solicitaba información de nada. Es como si nos hubiésemos dado un momento de paz para ambos.

Juntos arreglamos la cocina y luego subimos a la habitación, nos duchamos juntos, tomé una toalla para secarlo, él solo me observaba complacido.  Salimos del baño y...

─  No te vistas ─ me pidió, toda esta semana hemos dormido desnudos y abrazados.

Lo complací en su petición, él se acomodó en la cama, yo tomé la mota y el refrescante en polvo, comencé a besar su cuerpo y esparcir el talco refrescante.

Samuel, sonrío cuando deposité besos mariposa por todo su miembro, antes de esparcir el polvo. Sus erecciones habían cambiado bastante, ahora eran fuertes y muy gratificantes. Sonriendo me llevó a su cuerpo, poco a poco, estábamos recuperando nuestra relación.

─ ¿Me sentía nuevamente feliz? ─ Sí. 
─ ¿Me sentía segura de mi esposo?
─ No, la desconfianza me había marcado.

Esa noche hicimos el amor y dormimos nuevamente abrazados y completamente desnudos.

En la fiesta del piso de Oncología infantil, me sorprendió cuando Noah, concedió el permiso para la decoración del piso, también para los regalos, pero no para que los niños salieran de sus habitaciones.

Habían niños que se les habían hecho las quimios y a esas habitaciones no logramos ingresar, pero les dejamos sus regalos con los padres o familiares presentes.

Nos dirigimos hacia las habitaciones de los dos cumpleañeros, por quienes en realidad era el evento. Mas adelante nos conseguimos, con otra habitación, me sorprendió conseguir a Lumbardi, allí. Su mirada estaba fija y preocupada hacia una de las camillas.

La voz de Noah y Ashley, llamaron mi atención, algo había sucedido. Observé a los alrededores e ingresé a la habitación, donde estaba Lumbardi.

Los cuerpos de mi sobrina y su novio, junto a una enfermera no me permitían ver al niño, que estaba en la camilla hospitalaria, pero luego los espasmos del pequeño se hicieron más profundo.

Noah, solicitó un medicamento a la enfermera y Ashley,  se movió apresurada levantando entre sus brazos al pequeño, que temblaba desesperado. Estaba en un cuadro convulsivo, de esos que le daban a mi sobrina cuando estaba pequeña, pero este era mucho más fuerte y hasta bastante agresivo.

El niño gritaba, movía sus bracitos desesperado, como si un dolor muy fuerte lo acobijara. Ashley, corrió al baño y Noah,  tras ella tratando de que el niño, no se lastimara. Una de sus piernas estaba bastante lesionada y con los movimientos de su cuerpo, parecían arreciar mucho más la lesión y el dolor.

Lumbardi y yo,  nos observamos,  la enfermera ingresó con una pequeña bandeja con inyectadoras, pero Ashley, se la retiró apresurada, aplicando ella misma el tratamiento.  Lumbardi y yo,  cruzamos las miradas nuevamente.
  
─ ¿Te sientes mejor? ─ Le preguntó Ashley, al niño. Pero a él, le temblaban todavía sus pequeños labios. Mi sobrina, acarició su cabello y besó su frente, a pesar de que tenía un tapaboca, observé a mi sobrina, sus ojos denotaban preocupación.

Ashley y Noah,  estaban completamente mojados, cambiaron al niño y yo,  no sabía como ayudar y si podía acercarme sin causar algún cuadro infeccioso. Así que preferí salir a buscarle ropa  a mi sobrina y su novio. 

Una media hora después, parecía que el episodio ya había pasado.  Me acerqué al niño preguntándole como se llamaba, me sorprendió la respuesta de varios nombres. Observé  a mi jefe, luego a mi sobrina y por último a su novio, tratando de comprender. 

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