CAPITULO 79 LA PUBLICACIÓN.

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Ashley Freetman

Noah, saludó besando mi mejilla, al igual que su padre, quien se notaba preocupado, al igual que mi tía Ivanna.

Bill, respiró  profundo, culminando de ingresar a la casa.

Jaime, no estaba con ellos, pues había llegado más temprano y se había reunido con los chicos, nuevamente en el jardín, que al parecer, habían dejado sus juegos en pause para arreglarse.

─ Recuerda  tú promesa, ─ mencionó Noah, en mi oído.

─ Después que hables con tú padre e Ivanna, hablamos los dos, ─ siseó y ambos nos observamos.

Yo, asentí besando ligeramente sus labios, él sonrió y de allí culminamos de ingresar y pasamos a la sala, luego caminamos hasta el mueble dónde estaban tía Valerie y Samuel.

Mis abuelas, bajaron junto a tía Abigail y sus dos pequeños. El tío Jordan, se levantó ayudarla acomodar los niños en las carriolas de cada uno.

La pequeña Jordana, ya estaba aprendiendo a comportarse, la tomé entre mis brazos antes que la llevaran a su carriola. Noah, acarició su cabello, mientras yo le hice pucheros.

─ Te ves hermosa con la bebé en tus brazos, ─ siseó Noah, para nosotros dos.

Ambos nos observamos, sonreímos y volvimos la vista a la bebé.
 
─ ¡Por Dios! que hermosa quedaste cuñada, pareces una modelo de pasarela, ─ murmura tía Abigail, con un periódico en las manos sorprendida.

Periódico que no sé de dónde lo sacó. Todos levantamos la visión hacia ella, tía Valerie y tío Samuel,  fruncen el entrecejo y los demás, dejan sus conversaciones a un lado.

─ Lumbardi,  es todo un bombón del mundo empresarial, ─ vuelve a decir tía Abigail,  todavía con la mirada perdida en el periódico.

La curiosidad me llena y creo que a todos por igual, tío Jordan, sigue la mirada de su esposa y expande los ojos, levantando una de sus cejas.

─ Te la comistes en ese evento, ─ menciona tío Jordan,  dirigiendo su visión orgullosa, hacia su hermana.

─ ¿Lo publicaron? ─ Preguntó tía Valerie, con cara de preocupación, más bien tragedia.

Abigail, se levantó de las piernas de tío Jordan, para entregarle el periódico a tía Valerie, pero fue tío Samuel, quien lo tomó y a los segundos arrugó más su entrecejo.

─ ¡Maldición! ─ musitó  mi tía Valerie, tomando su teléfono y marcando furiosa. Luego observó a tío Samuel, que había endurecido sus labios en una línea recta, enrojeciendo totalmente su piel y apretando la mandíbula con fuerza.

Tía Valerie, estaba peleando por el contrato de confidencialidad y allí entendí su furia.

─ ¡Mierda¡  ¿Había un contrato de confidencialidad? ─ Preguntó tía Abigail.

Le pasé la beba a Noah y tomé el periódico entre mis manos, observando una sección completa de fotos.

─ El famoso empresario, en una de sus exóticas fiestas, se desconoce el motivo, pero se sabe que ahora, está soltero después de un largo y muy conflictivo Divorcio  ¿Será que está buscando nueva compañía? ─  Era el gran membrete de la publicación y con ella, varias fotos de la fiesta, donde aparecía el señor Lumbardi, con varias mujeres sonriéndole, mientras bailaban.

Seguí revisando y eran como cortes de diferentes mujeres, que estuviesen dispuestas para él, pero la sorpresa fue la página siguiente, que cubría una gran foto de mi tía Valerie,  con un hermoso vestido y con su cintura siendo rodeada, por este hermoso y despampanante hombre, que no solo desplegaba clase y poder, sino millones y millones, que se notaban hasta en su ropa y lo más llamativo de la imagen,  fue como observaba a mi tía Valerie.

El periódico, fue pasando de mano en mano y cada quien guardaba su opinión.

El timbre volvió a sonar, mi padre, respiró profundo. Yo sonreí y Noah, me observó.

Tía Ivanna, abrió la puerta y a los segundos, ingresó Mariluz y su novio. Esperé unos segundos más, pero mi tía Ivanna, llegó con los recién llegados.

Dirigí mi visión a Mariluz y me hizo una seña con cara de disculpa, entendiendo que Alex, no se presentaría.

Entendí su disculpa y me levanté, presentando el novio de mi amiga, pero lo presenté como mi amigo. Mi padre, lo detalló de pies a cabeza. A mi amiga, no tenía por qué presentarla, todos la conocían.

─ Pasemos al comedor, ─ invitó tía Ivanna.

─ Le avisaré a los chicos, ─ musitó  tío Jordan, levantándose y dirigiéndose al jardín.

Mi hermana Samantha, llegó un poco frustrada, observándonos a Noah y a mí. Sonreí y le guiñé un ojo, sabía de su incomodidad,  pensando en cuando los chicos se enteren, que había perdido la apuesta, de seguro habrá una propuesta entre ellos.

Aunque debo reconocer, que mi pequeña hermana, fue capaz de guardar el secreto de mí noviazgo, hasta que Noah y yo, diéramos la noticia y esto era algo novedoso en ella, ya que casi siempre se deja ganar de sus emociones.

Cuando los chicos llegaron nos dirigimos a la mesa, estas eran dos unidas, por la numerosa familia que teníamos.

Todos observaron con extrañeza, el asiento de Noah, a mi lado. Supuestamente era para mi novio.

Mi teléfono repicó, lo tomé observando la pantalla, era Alexander, respondí en el momento que tía Abigail, tomó a Jordana, de los brazos de Noah y la acomodo en su carriola.

Nos sentamos y Alexander, se disculpó, según él, tenía otro compromiso, pero yo sabía que era solo una excusa. Le respondí que no había problema y que luego hablaríamos.

Mi padre, dio las gracias. Mi abuelo Ethan, lo primero que hizo fue tomar de su copa entablando una conversación con Bill, que todavía se notaba preocupado. Conversación que se incluyó mi abuelo Andrew.

La cena inició y tía Valerie, cortó sus llamadas, se notaba fatigada.

─ ¿Lograste solucionarlo? ─ Le preguntó tío Samuel, a su esposa ahora con cara de preocupación, él sabía lo que podía significar que se hubiese escapado la información, de la agencia de mis tías Valerie y Abigail. Eso podía culminar en una demanda.

─ Más o menos, ─ respondió tía Valerie.

Todos fuimos sirviendo en nuestros platos, pasándonos los tazones de porcelana.

Noah,  posó una de sus manos sobre mis piernas deteniéndolas, estaba nerviosa y moviéndolas, así como lo había hecho en la cena anterior, dónde nuestra noticia quedó frustrada  por el trabajo de parto de tía Abigail.

Mariluz, sonrío a mi otro lado,  dándose cuenta de mi nerviosismo.

─ Debes tranquilizarte o presentarás a mi novio como el tuyo, ─ siseó Mariluz, con una sonrisa a mi otro lado.

─ Mi padre y  casi todos piensan que haré eso, ─ le respondí muy bajito. Ella, soltó una risilla contagiándome.

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