CAPITULO 116 ¿LO HAS PERDONADO?

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Valerie Ghill

─ ¿España? ─ Le pregunté  a Franchesco, frunciendo el entrecejo. Abigail, es la que más había insistido en la firma del contrato y es la que no podía viajar todavía por la beba.

─ Sí, les dije que teníamos un evento programado, hay  un  contrato con el Hotel Lumbardi de España, para un gran evento, se casa una personalidad artística.

─ ¿Para cuándo es el matrimonio y a quien debo contactar para conocer sus gustos?  ─ Pregunté un poco nerviosa. Una cosa era planificar eventos sencillos y otra cosa era planificar eventos de mayor magnitud.

─ En cuarenta y nueve días  será el evento y en quince días podemos viajar para que conozcan el lugar, aunque si desean hacerlo antes me informas y reprogramamos el viaje. ─ Pronunció y a mí, casi se me salen los ojos.

─ ¡Queeee! ─ casi grité.

─ ¿Cómo que en cuarenta y nueve días?  ─ Le pregunté y de verdad, me estaba arrepintiendo de haber firmado el contrato hacía solo una semana.

─ Te pedimos un mes y medio, para cumplir con nuestros compromisos. Hablamos de que en ese tiempo solo podíamos contratar eventos nacionales, no internacionales, ─ me quejé.

─ Pero, tú hiciste caso omiso a eso, no nos has dejado ni respirar y no he hecho planes, para contratar una persona que cuide a Sebastián. ─ Seguí quejándome.

─ Valerie, recuerda que quedamos en cumplir con los compromisos que teníamos ambos ya firmados,  no hemos acordados más compromisos hasta cumplir con todos estos. Además, no tengo problemas en que Sebastián, viaje contigo y la beba con Abigail, el Jet va estar a nuestra disposición cada vez que lo necesitemos. Con respecto a los otros compromisos, contrata personal para cumplirlos,  ─ sonrió expresando todo como si fuese un chiste, acercándose y besando mi frente, me retiré de su contacto. Este hombre no entendía que no deseaba nada con él.

─ Los eventos que nosotras adquirimos no son para personas adineradas, así que no puedo contratar mucho personal, ─ le recordé.

─ No me hagas arrepentir de haber firmado este contrato, ─ me quejé un poco furiosa por su desfachatez, él sonrió acercándose nuevamente.

─ Contrata todo el personal que necesitas, para cumplir que yo lo cubriré. Te quiero libre para mí, sin ningún otro compromiso, ─ pronunció rodeando mi cintura, sus palabras sonaron como si no hiciera referencia a un asunto laboral. Con educación salí del encierro de sus brazos.

─ ¿Qué sucede Valerie? Cada vez que me acerco me rechazas, ─ mencionó y yo, respiré profundo.

─ ¿Es por lo que sucedió la noche de la fiesta? ─ Preguntó observándome, yo negué.

─ Recuerda que soy una mujer casada, ─ respondí, llamando su atención y observándome fijamente.

─ ¿Lo has perdonado? ─ Preguntó sin desprender su mirada de la mía. Yo, guardé silencio, moviendo mi cabeza afirmativamente.

─ Espero que no te arrepientas, Valerie. ─ Musitó acariciando mi mejilla. Luego aflojó sus brazos de mi cintura, saliendo de la agencia.

Observé todo recogido en cajas, ahora tenemos una oficina en la empresa Lumbardi y debíamos cerrar la agencia, ya que no podíamos firmar contratos fuera de la cadena hotelera Lumbardi. Respiré profundo, llamé por teléfono a mi sobrina Ashley, y a mi cuñada  Abigail. Debíamos conseguirnos en la empresa para planificar todo, observé  los chocolates, perfumes y arreglos florales; después seguiría con esto, llamé a Samuel, indicándole que no llegaría almorzar.

Me dirigí a la empresa, recibí una notificación en mi teléfono, era un correo con las imágenes del salón de fiesta de España y algunos números telefónicos de contacto. No podía tener ideas si no veía con mis propios ojos el lugar, por lo tanto emití todo a los correos de Abigail y Ashley, con la esperanza de que esta última, si me acompañe en los viajes, pensé un poco disgustada con Abigail.

Pasé por Sebastián, el pobre colocó mala cara cuando nos dirigimos a la empresa, donde estaba ubicada la nueva oficina de la agencia, que pronto tendría solo un cliente.

─ Nuevamente aquí, mamá. ─ Protestó Sebastián, con cara de aburrimiento.

─ Lo siento, cariño. Pero, creo que voy a tener que buscar de verdad, un  transporte que te lleve y traiga de la institución educativa. ─ Le hice saber a mi hijo. El pobre, ya era la segunda vez de esta semana, que le ha tocado acompañarme.

Abigail,  fue la primera en llegar con comida china para los tres.

─ Cuando salgamos de  los eventos que teníamos pendientes, antes del contrato todo será más fácil. ─ Le dijo Abigail, a su sobrino.

Los tres almorzamos, recogimos todos los platos y cubiertos desechables y lanzamos al cesto de basura.

Abigail, sacó  un ambientador y roció para eliminar el olor a comida. Después del almuerzo, nos enfrascamos en revisar primero los eventos pendientes, en dos días era la celebración del cumpleaños de los dos niños del hospital. Este evento era el que menos tiempo nos llevaba organizar.

También teníamos los eventos suscritos en la empresa Lumbardi,  tanto para los hoteles nacionales y ahora el evento internacional en España.

Ashley, llegó y parecía recién levantada.

─ Lo siento, tuvimos una noche dura en el hospital, ─ se disculpó mi sobrina.

─ No te preocupes, cariño. ─ Le sonrió Abigail.

─ ¿Y los niños? ─ Le preguntó Ashley, a su tía.

─ Con la abuela Hailey y Jordan, ─ respondió Abigail.

─ Con esas ojeras, supongo que fue una dura noche en el hospital, ─ referí observando a mi sobrina. La pobre, estaba más nostálgica todavía y no solo por el problema de descubrir que su madre, era la amante de Noah, sino por unos niños que estaban hospitalizados y le estaban afectando demasiado.

─ Debo aprender  a controlar estos sentimientos, sino hasta Noah,  me reprobará las pasantías, ─ siseó mi sobrina con tristeza.

─ Que se atreva, para colgarlo de sus granos. ─ Refutó Abigail, haciéndonos reír a todos, hasta al pequeño amargado de mi hijo, lo hizo reír.

─ Vamos a trabajar, tengo esta tarde y mañana en el día, antes que tenga que volver al hospital, ─ refirió Ashley. De allí en adelante pasamos dos horas seguidas, revisando cada evento y acordando detalles.

─ Me preocupa el evento de España, sin ver el lugar es difícil darle rienda suelta a la imaginación, ─ formuló Abigail.

Contactamos a las personas, en los números telefónicos que nos habían pasados. Por un momento pensé que estaba comunicada con una persona fantasiosa, luego nos dimos cuenta que era demasiado romántica y nos estaba solicitando, una decoración que tuviese aves como volando en el aire.

─ ¿Cómo mierda podemos colocar aves volando? ─ Preguntó Abigail, y me quedé pensando en eso.

─ ¿Para cuándo viajaríamos a España y Quiénes? ─ Preguntó Ashley.

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