CAPITULO 35 MIENTRAS MAS PROHIBIDA, MAS TENTADORA E IRRESISTIBLE ES.

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Noah Hanks.

─ Noah, ¿Cómo estás? ─  Sonrió Valerie al verme, un poco extrañada con mi presencia, acomodó la bebé hacia un lado de su cuerpo y se levantó  un poco  besando mi mejilla.
─ Hola, Valerie. Muy bien y tú ¿Cómo estás? ─ Saludé  devolviendo el beso en su mejilla. 
─ Practicando nuevamente para mamá, ─ sonrió mostrando la bebé entre sus brazos
─  Tía, que bueno verte bien, ─  mencionó Ashley, abrazando a Valerie. Samantha, llegó a nuestro lado, besando a su nieta en la mejilla.
─ Noah, hijo que bueno verte, ─  musitó  Samantha, con cariño  besando también mi mejilla.

Ashley, observó la interacción y sonrió, estaba seguro que esto le hacía pensar que ellos no harían oposición a lo nuestro, yo esperaba lo mismo, pero lo dudo.

─ Mira lo que te traemos, pequeña. ─  Mencionó Ashley, a la bebé levantando los regalos y quitándole a Valerie, la bebé, caminó hasta mi lado.
─ ¿Está preciosa, verdad? ─  Preguntó enseñándome a la pequeña.
─ Es muy hermosa, ─  mencioné observando a las dos, preguntándome lo hermosa que se vería Ashley, con una bebita nuestra.
─  Tú, te ves hermosa con la bebé en los brazos, ─  sisee casi en su oído. Ella, me observó con una sonrisa y tuve que contener mis ganas de besarla en ese momento.

Abigail, llegó con Jordan, a la sala. Ambos parecían recién levantados de la cama, me saludaron y Valerie, le entregó los tres regalos a Abigail.

─  Ábrelos, tía. ─  Le pidió Ashley.
─ No se hubiesen molestado, ─  expresó la pelinegra.
─ ¿Llevaste a Noah de Shopping? ─ indagó Valerie, observándonos. Me pregunté si sospechaba algo.
─ Sí, aunque creo que se aburrió, ─ Soltó una risilla mi novia.
─  Me quito el sombrero ante ti, ─  se burló Jordan.
─ Tío, no lo asustes ─ lo reprendió Ashley, haciendo un puchero, él se acercó a ella besando su frente y haciéndole una mueca cariñosa a su hija, en los brazos de mi novia.
─ A ver qué compraron, ─  mencionó Valerie, tomando uno de los regalos, del cual sacó los vestiditos.
─ ¡Oh que hermosos¡ ─  expresó Samantha, Valerie y Abigail, expresaron lo mismo.
─ Ese es el regalo de Noah, ─  mencionó Ashley.
─ ¿De cuándo acá hay tanta confianza entre ustedes? ─  Preguntó Valerie, y otra vez me pregunté si ella sospecha algo. Ashley, me observó con sus mejillas coloradas.
─ Desde hace poco más de un año, ─  le informé a Valerie.
─ ¿Te provoca una copa de vino? ─  preguntó Jordan, el ambiente se congeló por unos minutos.
─  Está bien, ─  le respondí a Jordan, todos piensan que soy de los que quedaron clausurados para siempre con el alcohol, porque si lo prueba se vuelve loco y no puede parar de consumir, pero ese no es mi caso. Valerie,  destapó el otro regalo tratando de descongelar el ambiente.
─ Ese es el de la prima, Ashley. ─  Le mencionó mi novia, a la regordeta beba en sus brazos, cuando las mujeres chillaron con lo que yo pensaba que eran braguitas de bebé. Nos acomodamos en el sofá y Jordan, me entregó la copa de vino y tomó otra para él, sonrió cuando las mujeres volvieron a chillar con el tercer regalo.
─ Ese es para el pequeño Jean Carlos, que por cierto ¿Dónde está? ─  Preguntó mi novia
─  Gracias a Dios, duerme. Sabes que en el día hay que atender a los dos niños, ─ mencionó Samantha, la cual se notaba bastante cansada. La recién nacida comenzó a llorar, llamando la atención de todos.
─  Ya debe tener hambre, ─  espetó la pelinegra, levantándose de las piernas de su esposo.
─ Eres una glotona, ─  sonrió Ashley, hablándole con pucheros a la bebé, para después colocarla en los brazos de su madre.
─ Buscaré mis cosas, ─  informó mi novia. 
─  ¿Cuándo es tú viaje, pequeña? ─  Le preguntó su tío a mi novia.
─ La próxima semana, tío. ─  Le respondió ella, él asintió, ella besó su mejilla y se retiró siguiendo a la pelinegra y a Valerie.
─ ¿Cómo va todo? ─  Preguntó Jordan, y no sabía sobre que exactamente me estaba preguntando.
─ Bien, ─  le dije a lo que sea que fuese.
─  Bill y Jaime ¿Cómo están? ─  Preguntó Samantha, Ethan y ella, siempre se han llevado bien con mi padre.
─ Ambos están bien, ─ le dije a la que un día consideré mi suegra.
─  Ethan ¿Cómo está? ─  Pregunté.
─  Está bien, pero luchando con él por las comidas chatarras, ─   mencionó y yo, sonreí ya que desde niño cuando visitábamos  su casa sabía que esas serían tardes de pizzas, hamburguesas y gaseosas y todos éramos felices.

Ashley, llegó con una pequeña maleta, tenía sus ojos un poco enrojecidos.

─ Tío, ─  siseó e hizo un puchero abrazando a Jordan.
─ Sabes que esta es tú casa, pequeña ─ mencionó Jordan, besando su frente.
─ Me cuesta dejar a la beba, ─  siseó con los ojos humedecidos y me sorprendía lo sensible que era.
─ Te puedes quedar cuando quieras, ─  mencionó Jordan.
─ Lo sé, tío. ─ Respondió abrazándolo.
─ Me voy contigo, pequeña ─  mencionó Samantha.
─ Iré a despedirme, ─  pronunció levantándose del mueble y dirigiéndose por el pasillo donde había salido Ashley.

Minutos después llegó Samantha, con un pequeño bolso colgando en su hombro. Me despedí de Jordan, tomé la maleta de mi novia y caminamos hacia su vehículo, colocamos todo en el asiento trasero.

─ Nos vemos, ─ le dije observando a Samantha, en el puesto de copiloto y este tipo de escondites era lo que me disgustaba, desear besarla, abrazarla, tratarla como novios y no poder, era lo que me frustraba.
─ Noah, ─ pronunció cuando me giré, di media vuelta quedando otra vez frente a ella.
─ Te espero en la casa, ─  pronunció con una sonrisa encantadora.
─ Está bien, ─ le respondí deseando besarla nuevamente, mientras más prohibida está, más tentadora e irresistible es.

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