CAPITULO 121 ALTAS TEMPORALES.

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Ashley Freetman


─ ¿Podemos pasar aquí la noche? ─ Pregunté minutos después, levantando mi rostro de su pecho.

─ Pasaremos aquí la noche y podemos quedarnos hasta el mediodía, ─ mencionó Noah, levantándose conmigo enrollada en su cuerpo.

Ingresó a una puerta, que era un baño muy bonito. Encendió el jacuzzi, ingresando conmigo  en el.

─ En tres semanas es tú graduación. Caleb, ha reaccionado bien al tratamiento, pienso darle altas temporales, a ver como va reaccionando, ─ mencionó.

─ ¿Altas temporales? ─ Pregunté observándolo.

─ Saldrá con nosotros cuando estemos libres, e ingresará al hospital cuando estemos de guardia. Necesitamos ver como se comportará, cuando se sienta libre y en otros ambientes, ─ explicó.

─ ¿Piensas que pueda salir a buscar drogas? ─ Pregunté con un poco de pesar,  porque esa era una gran posibilidad.

─ Temo más que no tolere el ambiente, que contraiga alguna infección y sufra una recaída. Hemos avanzado bastante y deseo que continuemos así, si tolera bien el medio ambiente en su entorno, podemos ir sumando más días en su estadía en la casa; hasta conseguir solo los ingresos cada veintiún días al hospital, que serán en las sesiones de sus quimios, ─ expresó y sonreí, porque Caleb, deseaba salir del hospital y conocer la casa.

─ Mañana decidimos, esta noche es nuestra y hasta mañana al mediodía, ─ musitó acercándome a su pecho.

─ No podemos quedarnos hasta el mediodía, necesito buscar ropa para llegar al hospital, no llegaré a la guardia con ese vestido ─ le informé.

─ El bolso que ahora está en el piso, tiene ropa para ambos, ─ mencionó y yo,  levanté mi cabeza de su cuello.

─ Tú tía Valerie, me ayudó, ─ pronunció.

─ ¿Ella decoró la habitación? ─ Pregunté y él asintió.

─ Yo, le dije lo que deseaba y ella, solo cumplió mi deseo, ─ pronunció.

Ahora entendía la insistencia de tía Valerie, por cambiar mi guardarropa de lencería íntima.

Mi espalda se rozaba contra su tórax, me arqueaba y removía presa del placer. Llevé mi mano a mi pecho derecho, estrujándolo como él, lo hacía con mi pecho izquierdo. Me removía, mi ano se sentaba con fuerza sobre su pene; me retorcía jadeando y gimiendo como una gata, mientras sus dedos se movían apresurados en mi clítoris.

─ Noahh, mi amorrr, ─ jadee y sus dientes de clavaron en mi cuello, moviendo sus caderas con fuerza.

─ Mi amorrr, teeee amoooo, ─ gemí desesperada retorciéndome aún más.

─ Dime que te gusta, ─ musitó volviendo a morderme.

─ Me gusta muchooo, me encantaaaa, ─ jadee moviéndome más de prisa.

─ Me voy a correr en tú delicioso culo, ─ jadeó.

─ Mis caderas cobraron mas vida, con sus palabras subidas de tono. Mis pechos, se hincharon aún más, me gustaba cuando me hablaba así, me encendía más.

Bajé mi mano para ayudarlo en mi clítoris.

─ ¡Que rico coño tienes, mi amor! ─  gimió.

─ Si, así ─ musité acelerando los movimientos, mis sentones en su pene eran más violentos, ya no me molestaba y me gustaba.

─ Te amo tanto, Ashley.  ─ Pronunció y junto a sus palabras, pellizcó mi clítoris. Lo haló y sus dedos, se volvieron más furiosos masturbándome.

Me retorcía como una culebra, el pudor se había desaparecido completamente, los instintos eran más fuertes que cualquier pena o vergüenza.

Mi cuerpo respondía, se expresaba más rápido que mi mente, sentía un calor tan intenso que me quemaba por dentro y sabía que tenía que dejarlo salir o me incendiaría.

─ ¡Por Dios, Noahhh! ─  gemí sin poder contenerme. d

Desde anoche, me desbordaba con abundancia, sorprendiéndome por la cantidad de líquidos que fluían y a Noah, parecían tenerlo perdido de placer;  porque cuando sucedía, aceleraba más los movimientos de sus caderas.

Su mano, apretó con fuerza mi pecho y sus dedos no abandonaron mi clítoris, llevándome a un extremo de placer exhorbitante.

Su cuerpo se estremeció de placer cuando se liberó,  llenando completamente mi ano, de una extraña sensación de calor placentero. Sus dedos en mi clítoris, aceleraron sus movimientos, consiguiendo un nuevo orgasmo de mi parte.

─ ¡Dios!  ─ jadee agotada, apoyando completamente mi cuerpo al de Noah,  sintiendo los fuertes músculos de su tórax, en mi espalda.

Estaba sentada sobre su polla, abierta de piernas de par en par, mi sexo todavía palpitaba, sus brazos rodearon mi cintura y mi tórax, acomodándonos sobre la cama.

Sus besos recorrieron mi cuello, su abrazo se hizo más firme sobre mi cuerpo, sus besos pasaron de mi cuello, a mis hombros y a mi espalda.

Nunca me había sentido tan relajada como en este momento.

Quince minutos después, salió de mi trasero, girando mi cuerpo. Su mirada se unió a la mía.

─ Te amo, ─ musitó  besándome, sonreí correspondiéndole.

Toda la noche habíamos estado entre besos y mimos, nos despertamos dos veces, hacer el amor y luego volvíamos a caer en un sueño profundo.

En la mañana desayunamos con frutas, galletas y jugos y luego estábamos nuevamente metidos en la cama. No habíamos salido a la playa y tampoco deseábamos  hacerlo, ninguno de los dos, deseaba romper la burbuja de la pasión.

─ Todavía tenemos hasta mediodía, para ingresar al hospital, ─ musitó, me moví para retirar su condón, él sonrió complacido, lo besé abrazándolo, nos quedamos nuevamente dormidos, cuando despertamos  nos duchamos, hicimos el amor, nos vestimos abandonando la cabaña, donde habíamos desbordado nuestra pasión, fuimos almorzar en un restaurante.

─ Necesito prepararle algo a Caleb, ─ musité.

─ Valerie, ya se encargó de eso, ─ mencionó, yo sonreí porque habían pensado en todo.

Cuando llegamos al hospital, pasé por el consultorio de mi padre, pero él y tía Ivanna,  estaban atendiendo un parto.

Subí a recibir la guardia, pero antes, debía ir a la oficina de personal a firmar el papeleo, ya la universidad me había dado la carta de culminación de la carrera y especialización en pediatría, ya me había inscrito en la especialización de oncología, me presentaron la carpeta que me hacía ahora una más de las médicos del hospital, firmé orgullosa y solo faltaba recibir mis títulos  para anexar una copia certificada a mi expediente laboral en el hospital.

De este hecho solo tenían conocimiento mi abuelo Andrew y Noah, ya que para los demás, sería una sorpresa. Llegué al ascensor y subí sonriendo al piso de oncología Pediátrica.

─ Vamos para la oficina de personal, para que firmes, ─ mencionó Noah, cuando llegué al Star de médicos.

─ Ya firmé, ─ sonreí y él, hizo lo mismo besando mis labios delante de la doctora Rosario. Ella, se levantó para felicitarme.

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