Valerie Ghill.
─ Pienso que te estás olvidando de todo lo que hemos hablado, ─ mencioné retirando su Tablet.
─ Te prometo intentarlo cuando llegue al condado, ─ musitó extendiendo su mano, para que le devolviera su Tablet.
Me levanté de la cama, necesitaba una ducha. Franchesco, nos había invitado a cenar, sus regalos costosos y sus abrazos habían vuelto, también mis rechazos, pero esta vez él, no había pasado la línea; esta vez solo se limitaba aceptar el rechazo y no era que no me agradara, estaba claro que entre nosotros había una atracción extraña, pero eso no significaba que por estarme divorciando, yo tenía que estarme regalando al primer postor.
Reconozco que gracias al abogado que él, me recomendó para el divorcio, todo marchaba bien. Bueno, también era porque Samuel, no era un hombre de pleitos y conflictos, no estaba interesado en pelear bienes y tampoco estaba interesado en divorciarse. Según él, no perdería a Sebastián, pero igual el procedimiento de divorcio continuaría.
─ ¿La Nana de Sebastián solo funciona cuando está mi sobrina cerca? ─ Preguntó burlescamente Lumbardi, cuando vio a mi hijo bostezar.
─ ¿Estás aburrido? ─ Le preguntó Lumbardi, a Sebastián.
─ Un poco, ─ respondió mi hijo, lo observé, hacia media hora habíamos culminado de cenar y Lumbardi, había pedido una botella de vino para acordar los próximos eventos.─ ¿Prefieres estar chateando con Aleska? ─ Preguntó Lumbardi, con una sonrisa picarona.
Yo, también pensaba que mi hijo prefería estar chateando con la sobrina de Franchesco.
Mi jefe, hizo una seña a una de las empleadas del hotel, pidiéndole que llevaran a Sebastián, para el salón virtual.
A mi hijo, se le notó inmediatamente el cambio en su rostro y para mí sorpresa, hasta el sueño se le quitó.
Lumbardi, soltó una risa, al notarlo también.
─ Por la chaperona que le colocas cuando aparece mamá brujilda y mini brujilda. Supongo que no le has dado la charla de como cuidarse. ─ Pronunció sonriéndose.
─ No, pienso que todavía puede esperar un poco más, ─ pronuncié haciéndome esa idea.
Lumbardi, se carcajeó.
─ Pues, creo que ya es hora, sus hormonas de adolescentes han comenzado aparecer. ─ Mencionó, respiré profundo, haciéndolo reír nuevamente
─ ¿Cómo va lo del divorcio? ─ Preguntó observándome.
─ Creo que bien, solo hay que esperar que se cumplan las tres audiencias conciliatorias, ─ mencioné.
─ ¿Ya hicieron la primera? ─ Preguntó.
─ Sí, ya la hicieron y se dieron cuenta que no hay reconciliación, ─ respondí.
¿Por qué te divorciaste? ─ Le pregunté, recibiendo el sobre que me entregó.
─ Son las fechas y lugares de los próximos eventos, ─ informó, saqué las hojas revisándolos.
─ Recuerda mi viaje al condado, te pedí unos días, mi cuñada tiene fecha de parto para la próxima semana, ─ le recordé.
─ Ya te había dicho que me fue infiel y sé los días que me pediste, ─ pronunció levantándose de la silla y extendiendo su brazo, para que tomara su mano.
Lo hice y él, me guió hacia un apartado totalmente privado. Allí había una pantalla con varias imágenes pequeñas.
Lumbardi, tocó la del área donde estaba Sebastián y la amplió. Mi hijo, era el único que estaba en ese lugar con la persona que lo había llevado hasta allí y lo estaba cuidando. Lo detallé y se veía feliz, chateando con la adolescente Lumbardi.
─ ¿Todavía piensas que no necesita la Charla? ─ Preguntó.
Yo, giré mi cuerpo él, se había sentado en un sofá, palmeó a su lado invitándome a sentarme a su lado. Caminé el poco espacio, acomodándome en el mueble junto a él, nos sirvieron una copa y volvimos a quedar solos.
─ ¿Por qué Sebastián es hijo único? Es decir, te vi con los niños del hospital y se que te gustan los niños, ─ indagó con curiosidad.─ Antes de Sebastián, lo intentamos varias veces, siempre me sentía mal, no podía ni caminar cuando ya estaba sangrando y no llegábamos al primer trimestre. Me sometí a varios tratamientos, hasta que dejamos de intentarlo y un día sin darme cuenta, quedé embarazada nuevamente. Me vi muy grave, pero logramos llevar a término el embarazo y allí está Sebas. ─ Sonreí.
─ Ya sabes por todo lo que he pasado para llegar al divorcio, pero, ¿Tú cómo descubriste que tú esposa te era infiel? ─ No pude evitar preguntarle.
─ Perdón si soy impertinente, ─ me retracté.
─ No, se carcajeó, no eres impertinente. Ella, me dijo que estaba embarazada, ─ mencionó observándome.
─ No entiendo, ─ le dije levantando mi ceja izquierda, él tomó mis manos besándolas.
─ No puedo tener hijos, ─ siseó serio. Expandí mis ojos, él acarició mis mejillas.
─ Después de esa noticia comencé a investigarla, para saber con quién me había sido infiel, pero para mí sorpresa, su lista era muy larga. Mis continuos viajes tenían un candidato diferente, ─ expresó y levanté mi vista hacia él, dándome cuenta que en sus ojos no había dolor.
─ Todo pasa Valerie, el dolor, el pesar, la desdicha; todo se supera en la vida. ─ Pronunció buscando mis labios, moví el rostro y su beso llegó a mi mejilla.
─ No tengas miedo a volver a sentir, ─ pronunció en mi oído, mordiendo el lóbulo de mi oreja y besando mi cuello.─ Me gustas mucho y te deseo, volvió a pronunciar las palabras que creí se le habían olvidado, ─ me levanté del mueble.
─ Ya es tarde, mañana hay trabajo que hacer antes de abordar tú jet, ─ mencioné.
─ Prometo esta vez no agobiarte como la primera vez, también te pido que me comprendas, ya que eres la primera mujer recatada que conozco y me gusta tanto, ─ mencionó rodeando mi cintura y saliendo del privado donde habíamos ingresado.
─ ¿Recatada? ¿Con eso te refieres a anticuada? ─ Pregunté realmente confundida, porque una cosa era sentirme vieja y otra, que me lo dijesen educadamente. Él, se carcajeó.─ No, de anticuada no tienes nada, me refiero a que no te has dejado deslumbrar por los lujos que me rodean, ni por mi posición social y económica. Otra mujer, no hubiese perdido la oportunidad que yo te brindé a ti, aclaró, yo elevé mi visión hacia él.
─ Prometo no estafarte, ─ bromeé sonriendo.
─ Me gusta cuando sonríes, ─ pronunció aprovechando mi sonrisa para besarme.─ Estáfame, Valerie. ─ Siseó en mis labios.
─ No me motives, ─ bromee, siguiendo sus pasos hasta donde estaba Sebastián.
Me sorprendió notar que mi hijo, estaba demasiado entusiasmado chateando con la adolescente española, su sueño y aburrimiento parecían haberse ido de vacaciones.
Lumbardi, sonrió y luego nos acompañó hasta nuestras habitaciones, dándose cuenta que Sebastián, estaba compartiendo la mía.
─ Espero que cuando Aleska, este cerca eso también suceda, ─ masculló con una sonrisa.
Mi hijo, ingresó a la habitación y Lumbardi, se despidió con otro beso ligero, pero en mis labios.
Al día siguiente su jet privado, nos esperaba para nuestro viaje a Boston.
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¿ERES MI TENTACION PROHIBIDA?
RastgeleEn el texto se narra una historia de drama, amor y romance erótico; Ashley Freetman una chica joven, universitaria, sencilla y enamorada desde que tiene uso de razón de Noah Hanks, él fue su amor de adolescencia y ahora su juventud, cuando a ella...