Ashley Freetman.
Deseaba tocarlo, estimularlo también. Su boca, se apoderó de mi otro pezón y su mano ya libre comenzó un descenso.
Rodee su cabello con mis dedos, sabía lo que buscaba, sus mordidas y el barrido de sus dientes por mi vientre, me sofocaba más, despertando una sensación en mi vagina de ser atendida, para poder calmar los latidos que me hacían desear cerrar mis piernas, y poder controlarlo.
Sus dedos, se colaron por los costados de mi pantalón pijama, dejándome con la tanga de algodón con costados de encaje, no eran muy pequeña, ni sexy, pero si bonita y agradable a la vista.
Noah, metió los dedos de ambas manos por los costados de la panty, acariciando mis labios vaginales.
Su boca, se fue a mis muslos internos, besándolos mientras sus dedos seguían jugando. Jadee, abriendo más las piernas cuando él, bajó la panty sacándola de mis piernas, observó mi sexo humedeciendo su labio inferior.
Con sus manos, abrió mis piernas y hundió su cabeza en mi sexo. Su lengua, saboreó mi interior y solo pude retorcerme por la sensación.
Definitivamente, este hombre me estaba volviendo adicta a él.
─ ¡Noahhh! ─ susurré, cuando llevó su pulgar a mi clítoris, masajeándolo y dándome un placer delicioso, que llamó más el movimiento de mis caderas.
Ni siquiera, me había penetrado y ya yo, me sentía delirante del placer, ahora, mucho más notable que las veces anteriores.
─ ¡Noahhh! ─ mencioné cuando el calor fogoso, invadió mi vientre, pero él, no se detuvo, su lengua exploraba habilidosa y sus dedos tocaban con demasiada experiencia, consiguiendo que mi cuerpo se hundiera en un placer infinito en su boca.
Todo era tan caliente, tan sexual y tan delicioso, que deseaba sentir siempre esta sensación.
Noah, se levantó con una sonrisa, me observó todavía con la respiración entrecortada, bajó su pantalón y su bóxer, mostrándome su gran erección, se acercó a la mesa de noche y tomó un sobrecito plateado con morado entregándomelo.
─ Colócamelo, ─ pidió curvando una de sus cejas y una sonrisilla perversa.
─ ¿Un preservativo? ─ Pregunté sorprendida.
─ Debes acostumbrarte a recibirme con el, cuando tengas tú ciclo menstrual, ─ mencionó.
─ ¿Primero, no deberías enseñarme? ─ Musité observando el empaque.
─ ¿No sabe colocar un condón, doctora Ashley? ─ Preguntó curvando nuevamente su ceja.
─ En teoría sí, en práctica no, ─ le dije con toda la sinceridad.
─ Entonces a practicar, ─ sonrió otra vez con perversidad.Tomé el envoltorio destapándolo y sacando el preservativo, con manos un poco temblorosa que no pude ocultar, tomé su pene, colocando el preservativo en la punta, desenrollándolo mientras iba envolviendo su pene caliente y demasiado erecto.
─ Creo que quedó bien, ─ pronuncié.
─ Quedó perfecto, ─ sonrió acomodándose sobre la cama, extendió sus manos apoderándose de mis caderas, acomodándolas sobre las suyas.
─ Acomódame en tú entrada, ─ siseó, tomé su pene, envuelto por el látex y lo llevé a mi vagina, deslizándome poco a poco, la sensación del látex era diferente. Noah, movió sus caderas y yo, hice lo mismo formando círculos.
─ ¡Ohh¡ ─ Siseó y eso me agradó infinitamente, haciéndome mover más rápido mis caderas.
─ Me tienes muy caliente desde esta tarde, ─ mencionó presionando mis glúteos.
─ También deseo estar aquí, ─ pronunció y los apretó más duro, ayudándome a mover, formando ahora ochos sobre su pelvis, me sostuve de su tórax.
─ Hazlo de los muslos, deseo ver tus pechos moviéndose, ─ musitó saboreando sus labios y comencé un subí y baja que le dio más movimiento a mis senos.
─ ¡Oh mierda¡ así te ves tan hermosa, ─ musitó sin despegar su mirada de mi cuerpo, el látex se calentó con la fricción del movimiento, rozando mi clítoris cuando salía de mi vagina, con el sinuoso movimiento que poco a poco aumentó de intensidad.
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¿ERES MI TENTACION PROHIBIDA?
De TodoEn el texto se narra una historia de drama, amor y romance erótico; Ashley Freetman una chica joven, universitaria, sencilla y enamorada desde que tiene uso de razón de Noah Hanks, él fue su amor de adolescencia y ahora su juventud, cuando a ella...