pucheros |taekook omegaverse|

#46.

Tras salir de mi ducha y secar mi cuerpo, me pongo mi ropa interior, una camisa blanca —probablemente tres tallas más grande que la que uso— y unos shorts de licra.

Me estoy secando el cabello cuando un mensaje ilumina la pantalla bloqueada de mi celular.

Tae<<33: abre la puerta ya
Rápdio
Vengocorriendo

Parpadeo.

No cuestiono la razón. Rápidamente bajo las escaleras de la casa hasta que me paro frente la puerta principal y giro el pomo de esta.

Mi mejor amigo aparece en mi campo de visión en un pestañear. Corre y detrás de él están un par de perros siguiendo sus apresuradas pisadas.

Su rostro parece de puro terror.

Y yo me quiero reír.

—Mierda. —le escucho exclamar audiblemente.

Me hago a un lado una vez que está apunto de cruzar por el umbral de la casa. Los ladridos de los perros son amortiguados una vez que cierro la puerta y que el Alfa se desploma sobre el suelo intentando recobrar su aliento.

Me recargo en la puerta mirándole.

—¿Qué pasó, bobo hyung? —aprieto los labios para reprimir una risa.

Taehyung me mira a los ojos desde su lugar mientras su pecho sube y baja.

No sé si alucino o no, pero creo que sus ojos bajan para observar mis piernas por una milésima de segundo.

—Odio tu vecindario. —dice aún cansado.

—¿O sea que ya no volverás a visitarme nunca? —un puchero se instala en mis labios.

—No... —suelta una risa ronca. —Al menos no caminando.

Me acerco hacia su cuerpo extendido en el suelo. Le ofrezco mi mano para que pueda ponerse de pie, —¿Y tu auto?

—Decidi ayudar al medio ambiente y venir caminando. —dice ya a mi lado, su altura sobre pasando la mía. —En fin, ¿Que vamos a ver?

Teníamos mucho tiempo sin pasar un rato en la casa del otro, así que hoy quedamos con el plan de ver una película en la mía.

Mi parte humana estaba emocionada, pero vamos... Mi lobo interior lo estaba aún más, estaba moviendo su colita de felicidad.

—Lo que sea, pero tenemos que comer palomitas. —le apunté con el dedo indice. —Y helado tambien. 

Tae comienza a caminar hacia la cocina justamente como si fuese su propia. Me gusta la familiaridad de la acción. 

—Alguien tiene antojo. —menciona en tono burlón. —Bueno, comencemos con los preparativos.