pucheros |taekook omegaverse|

#17.

🍃Usualmente actualizo dos veces seguidas. Asegúrate de estar leyendo la parte correcta.🍃

—hyung, ¡vamos por tragos! —grito lo suficientemente alto para que me escuche a través de la música.

—¿Dónde?

—¡La cocina?

El Alfa frunce el ceño. No entiende a pesar de que esté gritando.

Me pongo de puntitas y acerco mi boca hacia su oído.

—¡La cocina!

—¡Me vas a dejar sordo!

—¡Ya lo estás, bobo hyung!

Procedemos a irnos hacha la cocina, la cual nos toma minutos encontrar. En el recorrido, Tae y yo mantenemos entrelazadas nuestras manos.

Y me gusta porque me hace sentir protegido.

—¿Vodka, whiskey, ron o tequila? —pregunto observando la variedad de botellas en la mesa del comedor.

—¡Soju! —dice agarrando una. —Hay que quedarnos tradicionales.

Uno, cuatro...¿siete shots nos tomamos?

—¿Como te sientes? —grito cuando le veo parpadear con fuerza.

Tae procede a sonreírme.

—¡Quiero bailar!

Bailando de intermedio hacia la pista de baile —o sea la sala de estar de la casa—, soltamos risas.

Es como si ambos tuviésemos la misma personalidad.

La música va desde disco, latina, reguetón hasta Kpop.

—Ya no soy esa niña pequeña que solías conocer. —guiño mi ojo derecho hacia el Alfa mientras canto. —Soy una mujer ahora.

Taehyung agarra una de mis manos y me hace girar.

—Dame veinte tallos de rosas, así puedo sentir tu amor. —canta junto a mi. —Cerraré mis ojos mientras espero por ti.

Bailamos hasta el punto que el cabello se me pega en la frente.

Estoy sediento y se me antoja un cigarrillo.

—¿Puedo fumar? —no sé porque le pregunto al Alfa, pero lo hago.

Tae frunce el ceño.

—No.

—¡Aburrido! Al menos vamos por más tragos.

—¿Estás loco? Estoy viendo a dos Jungkooks ahora mismo. —alza dos dedos. —¡Mi mayor pesadilla!

Alguien interrumpe nuestra conversación de borrachos.

Es un chico.

Se le queda viendo a Tae con ojos brillantes, —¿Podemos bailar?

Niego con la cabeza.

—¡No! ¡Viene conmigo! —me exalto bastante. Es el alcohol. —¡Fuera, chu!

Cuando el intruso se aleja, el Alfa me mira con los ojos bien abiertos.

—¡Lo asustaste!

—¿Y qué? ¡No me iba a quedar aquí solo mientras te miraba bailar con alguien! ¿Querías o qué?

Tae arruga la nariz, —No realmente.